Miguel Hidalgo no quiere que los soldados que van a dispararle se vean mal, así que con sus brazos simula tener un rifle y les muestra cuál es la posición exacta.

El pelotón lo observa atento, menos uno de sus miembros, quien decide ver cómo un hombre pinta una pared a lo lejos.

Bueno, en realidad no es el Padre de la Patria, sino el actor mexicano Demián Bichir quien lo interpreta.

Y se trata de un ensayo de la nuevapelícula Hidalgo: la historia jamás contada, que finalmente se estrena este jueves en la pantalla grande mexicana.

Es el nuevo proyecto del director Antonio Serrano, el mismo de la taquillera cinta Sexo, pudor y lágrimas.

Bichir luce con la frente sangrante, las muñecas de las manos amoratadas por supuestos grilletes, lo mismo que las piernas. Su ropa está harapienta.

“Siempre me tocan una madrizas increíbles (en el cine)”, exclama entre risas este actor de 45 años. (La caracterización) Se llevaba un rato, había que tapar mi pelona, rasurar bien todas las mañanas para que no se viera la mata que queda.

La primera vez que me decoloraron el cabello para encanecerlo fueron 10 horas”, recuerda. Hidalgo: la historia jamás contada, tiene como fin mostrar al cura como un ser humano normal, bajándolo del pedestal.

De entrada el personaje tiene hijos, sostiene relaciones sexuales, le gusta el juego (incluso derrotando en la mesa a un joven José María Morelos y Pavón), así como el baile y la música.

Nada es inventado. Todo fue una exhaustiva investigación realizada por el guionista de la historia, Leo Mendoza. Comienza la noche previa a su fusilamiento y va recordando en la celda su vida.

Y se verán que a 200 años de la gesta independentista, las cosas no han cambiado mucho. En una secuencia, explica Bichir, le dice a sus captores que los muertos eran necesarios.

“Le dice al español: claro que ha habido muertos, que murieron españoles, así es la guerra. Básicamente durante siglos han saquedo el país y nos han dejado migajas.

¡Y yo dije, caray, me suena familiar!”, cuenta un carcajeante Demián.

La amante

Ana de la Reguera encarna a Josefina Quintana, la mujer con quien Miguel Hidalgo procreó dos hijos.

Hay escenas en la cama de ambos, pero están cuidadas. Nada de escándalo, ni generador de chismes como tratan de establecer algunos medios.

“¡Me gusta ser la causante de hacerlo más humano!”, exclama Ana. “Me gusta mucho demostrar que era un hombre como cualquier otro, que tenía sus debilidades y le gustaban las mujeres”.

La actriz, igual que el resto del elenco femenino, debía vestir a la época. Así que había corset de por medio, lo cual las hacía caminar y sentarse como en aquellos albores del siglo XIX en la Nueva España.

“Nos teníamos que poner unas cosas que se llamaban tontillos, como una llanta de algodón alrededor de la cintura, y venía la ropa interior que parecían shorts, y la falda.

Eran cosas que no se verían jamás, pero sí te ayudaba a la actuación”, recuerda Ana.

Un día ese vestuario le jugó una mala pasada, pues no se dio cuenta que se paró junto a un hormiguero.

“Imagínense mi desesperación, estaban las hormigas entre mi ropa, salí corriendo para que me ayudaran”, narra divertida.

Hidalgo: la historia jamás contada se filmó en locaciones de los estados de Guanajuato, San Luis Potosí y Michoacán.

En esta última ciudad, el gobierno los apoyó quitando postes de luz y cerrando calles para poder representar mejor una comunidad del siglo XIX.

En la catedral se dejó de dar misa durante dos días para filmar.

Hidalgo: la historia jamás contada tuvo como responsable de arte a Brigitte Broch, ganadora del Oscar por su trabajo en la película Mouline rouge.

La producción corrió a cargo de Astillero Films y es el proyecto ganador del Bicentenario de Conaculta.

“No sé si sea un parteaguas (la película), lo que está increíble es que no es la historia que cumple la expectativa de un héroe como nos han enseñado”, concluye Antonio Serrano, el realizador del filme.(El Universal)