Hay algunos besos que han alcanzado la fama por haber tenido la virtud de ser dignos representantes del romanticismo, como el que protagonizaron Ryan Gosling y Rachel McAdams en la cinta El diario de Noah, o bien, haberse convertido en inolvidables como el que fue fotografiado para la portada de una revista estadounidense entre Yoko Ono y John Lennon, justo unas horas antes de que él fuera asesinado, y en el que el cantante expresaba lo que sentía por ella.
Esta conexión íntima entre dos personas es un poderoso mensaje de lenguaje corporal que, no sólo nos ayuda a tener proximidad, demostrar afecto, pasión o ternura, también nos brinda valiosos beneficios a nuestra salud. Sheril Kirshenbaum, autora de La ciencia detrás del beso (The Science of Kissing), y científica investigadora en la Universidad de Texas, afirma que en el ámbito de la pareja, un beso apasionado provoca notables cambios químicos en el cuerpo.
La investigadora señala que, hay sustancias que se liberan o incrementan su presencia en nuestro organismo cuando recibimos este arrumaco, como son la oxitocina, también llamada la hormona del amor, la cual está vinculada a las respuestas sexuales y vínculos de afecto, así como la serotonina, un neurotransmisor que ejerce influencia en los estados de ánimo y por ende, si se incrementa su presencia, puede ayudarnos a mejorarlo de modo sensible.
Además, explica que si nos damos un beso con nuestra pareja, que ambos disfrutemos, hay reacciones notables como son que el pulso se acelera, las pupilas se dilatan – aunque tengamos los ojitos cerrados-, al mismo tiempo que generamos una sustancia llamada dopamina, la cual está asociada al apego, es decir al deseo de estar con esa persona.
Como en muchos otros temas, en el concerniente a los arrumacos existen diferencias entre el modo en el que las mujeres y los hombres abordamos esta muestra de cercanía. Sheril Kirshenbaum afirma que las féminas lo describen como un elemento importante en el ámbito de la pareja, que incluso, les puede indicar hacia dónde va una relación o si tendrá futuro, mientras que los hombres no lo pensamos así, y no le damos demasiada importancia.
Quizá, por esta razón a muchas representantes del sexo femenino les puede parecer tremendamente romántico que una película termine con un beso de amor, o que sea este gesto sea el que señale, como en el cuento mundialmente conocido de Blancanieves, que el hombre indicado ha llegado.
Por más que quieran ponerle nombres o clasificarlo en tipos, lo cierto es que existen modalidades como personas en el mundo. Este espléndido acto de proximidad, activa nuestros sentidos y ayuda a disminuir el estrés, por lo que vale la pena tomar el consejo de la experta de hacerlo de modo frecuente y disfrutarlo como un valioso elemento que nos ayuda a construir intimidad.
Para leer:
Por qué amamos, Helen Fisher, Editorial Taurus.
Colaboración de Fundación Teletón México
“Los sueños se cristalizan con esfuerzo”
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