Vamos a compartir con usted un secreto para motivar, que ha formado parte de nuestra experiencia trabajando con empresas de pequeño y mediano tamaño, es una estrategia para motivar lo desmotivado, en lugares donde no hay recursos económicos o no se puede competir con un buen salario.

Al desarrollar ésta estrategia hemos mezclado la teoría motivacional que bien explica nuestras necesidades superiores humanas, aquellas que van más allá de lo material junto al déficit de muchas organizaciones en no poder o no estar interesadas en competir mediante buenos salarios, incentivos atractivos, actividades sociales, responsabilidad social, festejos, teambuildings, premios, etc.

Cuando no tenemos mucho que ofrecer.

Aún cuando los líderes piensan que en su lugar de trabajo por la naturaleza de la tarea o estructura jerárquica las personas no encontrarán motivación alguna, la verdad es que sí la hay y revelaremos el secreto con el cual hemos logrado cambiar el compromiso en algunos grupos de trabajo.

La primer pregunta “intensa” que lanzamos a los integrantes de grupos desmotivados es:

¿Para quién trabaja usted?

Las respuestas van desde el nombre del jefe inmediato, nombre de la empresa, nombres de ministerios, etc. Y la verdad es que nuestra reacción a estas respuestas es “lástima, porque su felicidad dependerá entonces de otros”. Con esto creamos una controversia para la atención del siguiente discurso:

“Cuando lo que hacemos es para otros, nuestro desarrollo y empeño siempre dependerá de lo que nos den o dejen de darnos. Cuando usted trabaja para sí mismo a pesar de que las condiciones sean escasas, su desarrollo y profesionalismo dependerá siempre de usted”

Generalmente son las circunstancias de crisis las que exigen más de nosotros; en otras palabras, donde más tenemos que buscar alternativas, conocimientos que no tenemos, habilidades que no dominábamos; donde llegamos incluso a conocer lo capaces que somos en nuestra totalidad. Pero si por resentimiento a la escasez comenzamos a dar el mínimo esfuerzo, es porque no estamos trabajando para nosotros, sino para los demás.

Algunas veces en donde menos hay o cuando menos tenemos, es donde descubrimos nuestro potencial; es decir, es una bella oportunidad para nuestra fortaleza interna.

Lo que deben aprender los jefes, líderes, gerentes, recursos humanos.

Jamás olvidaremos el caso de un gerente que escondía en sus entrevistas laborales que la empresa no tenía mucho que ofrecer económicamente, ni siquiera estabilidad. Pero esto es porque muchos líderes organizacionales se quedan en las necesidades básicas del ser humano, olvidando que también y en gran proporción también buscamos satisfacer nuestras necesidades superiores humanas (autorrealización, logro, progreso, etc.)

Por ello es que también enseñamos a los líderes organizacionales que pueden mantener durante más tiempo a sus empleados si en lugar de callar cosas que tarde o temprano el empleado las sabrá, ofrecen:

El desarrollo de la empleabilidad.

Esto quiere decir que sabrá con certeza y explicará cómo este trabajo le ayudará a la persona a convertirse en más competitivo, cuáles fortalezas le permitirá desarrollar y qué habilidades indispensables para su carrera se le exigirá.

Listo! esa es nuestra estrategia que aplicamos para motivar lo desmotivado en lugares donde a primeras instancias parecieran no tener nada que ofrecer, basta ordenar las ideas, ser sinceros y jamás olvidar que somos más que una “máquina de hacer dinero”.