Un nuevo trastorno psicológico se hace cada vez más recurrente en México: la ludopatía, una creciente afición por el juego y las apuestas. Aunque en el país no existen estadísticas oficiales sobre el número de personas afectadas por el juego compulsivo, se estima que hay entre 2 y 3.5 millones de ludópatas y se calcula que los estados donde es más frecuente este trastorno son: Quintana Roo, Yucatán, Nuevo León y Chihuahua.
La ludopatía lo mismo afecta a hombres que a mujeres, en su mayoría de nivel socioeconómico medio alto y alto, así como a adultos entre los 25 y los 35 años de edad y personas mayores de 50 años, viudas o que ya reciben una pensión, aunque también prevalecen las amas de casa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define este trastorno como una enfermedad progresiva, incurable y mortal, pues a nivel mundial se posiciona como la adicción número uno en índice de suicidio debido a todas las consecuencias que acarrea, ya que el daño no sólo es para quien padece el trastorno; de acuerdo con dicho organismo, por cada jugador compulsivo hay en promedio 20 personas a su alrededor que también sufren daños, y al menos 90 por ciento de los ludópatas acaban con su patrimonio, roban, estafan o se prostituyen.
Ganar… o perderlo todo
El psicólogo Juan David González Sánchez, subdirector de Consulta Externa de Centros de Integración Juvenil (CIJ), explica que muchos de los ludópatas se sumergen en esta adicción para olvidar las preocupaciones, la soledad o alguna depresión.
Entre las consecuencias más frecuentes de la adicción a los juegos de azar, el especialista destacó la desintegración familiar, los divorcios, el estrés, la fatiga, los trastornos del sueño, los ataques de pánico, la ansiedad, la depresión, la pérdida del empleo y el bajo rendimiento laboral y escolar.
Por ello, con el objetivo de prevenir la ludopatía y atender a quienes sufren a causa del juego patológico, el Centro de Integración Juvenil (CIJ), desarrolló los proyectos Adicción a los juegos de azar. Una intervención preventiva, y Tratamiento cognitivo conductual para la adicción al juego, este último podría ser aplicado en el corto plazo en las 113 unidades con las que cuenta CIJ en todo el país.
Gerardo, víctima del juego compulsivo afirma que no siempre se apuesta por dinero, “una de las motivaciones para jugar es la ambición, tener el reconocimiento social, ser el mejor y ganar”. Narra que la mayoría va a jugar con amuletos, algunos llevan ranas, porque dicen que son de buena suerte y atraen el dinero; mucha gente va con muñecos de peluche, hay quienes no dejan que toquen sus cartas o incluso eligen las máquinas nuevas porque son de buena suerte y llegan a creer que los aparatos tienen sensaciones propias y que se mostrarán en favor de ellos para ganar.
De acuerdo con Marco Antonio Hernández Delgado y Lydia Gaona Márquez, especialistas de CIJ, las reacciones físicas y psicológicas que presenta un ludópata, tanto en el momento en el que se encuentra jugando, como cuando no lo hace, son semejantes a las que presenta un adicto a sustancias psicoactivas, incluso afirman que al menos 85 por ciento de quienes acuden a casinos son usuarios de alcohol y tabaco; asimismo, señalan que los jugadores patológicos tienen cuatro veces más posibilidades de abusar del alcohol o sufrir un trastorno de ansiedad y hasta cinco o seis veces más posibilidades de abusar de otras drogas.
Ante este panorama, los especialistas de CIJ recomendaron tener diversas opciones de esparcimiento en el ámbito familiar, comunicación entre sus miembros, así como estar alerta del tiempo que pasan los menores de edad en los juegos de video o en Internet, ya que estas son las principales fuentes de entretenimiento que conllevan a adentrarse a las máquinas tragamonedas o a las apuestas en establecimientos como los casinos y que podrían desarrollar conductas patológicas relacionadas con el juego.
Para saber más
www.cij.gob.mx
Colaboración de Fundación Teletón México.
“El inicio de la paciencia empieza por uno mismo”.
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