En la antesala del inicio del 2014, es importante referirse a la solidez espiritual requerida para robustecer nuestra actitud y constituir en este breve espacio de tiempo, la raíz de nuestra pretensión de crear círculos concéntricos y de ánimo positivo, con los cuales sobrepasemos los clásicos deseos de cada año para “que haya dinero, total la salud va y viene”.

Por ello debemos visualizar en crecimiento exponencial, a manera de los círculos concéntricos en el agua cuando arrojamos una piedra, iniciando por cada individuo, pasando en tránsito por sus familias y a partir de éstas, extrapolarse a sectores cada vez más amplios hasta configurar el ánimo positivo de una nación.

Así como podemos identificar a personas ejemplares, cercanos a nuestro trato y actividad cotidiana, podemos identificar y considerar a figuras destacadas, quiénes trascienden por sus aportes amplios a la sociedad. En la crónica humanista hoy día estamos insertos en tres personalidades:

Uno, El Papa Francisco, a quién de joven le extirparon un pulmón y hoy cuenta con cabal salud a los 76 años de edad, quien está logrando cambios de actitud al interior de la Iglesia católica y el cual manifiesta sobre los amigos: “la amistad es pensar en voz alta delante del otro”.

Otro, Nelson Mandela quién estuvo preso durante 27 años y afirmó haberse robustecido  con el poema de William Henley, Invictus “invencible”, y cuando fue liberado para posteriormente ocupar la Presidencia en Sudáfrica, planteó como su eje social y político la reconciliación y el perdón, destacando “si quieres hacer la paz con tu enemigo, debes trabajar con él, entonces se convierte en tu compañero”.

El Tercero, el Líder espiritual Dalai Lama, quién nos induce a la reflexión al apuntar, “el hombre occidental pierde la salud para ganar dinero, después pierde el dinero para recuperar la salud”, asimismo  planteándonos, “la amistad solo puede darse con el respeto mutuo y dentro del espíritu de sinceridad”.

Los tres configuran un ánimo de interactuación humana a través del vínculo de la amistad, como nicho para exponenciar un ánimo positivo en beneficio de múltiples congéneres.  Los tres denostan el hecho de privilegiar a los seres humanos por sobre el mundo material.

Existen valores universales como la tolerancia, el perdón, la compasión y el respeto, cuya preservación cultural y social deviene y se consolida desde los círculos conformados por las familias y las amistades, con los cuales se construye un sentido de unidad armónica.

El Papa, Nelson Mandela y el Dalai Lama, sugieren ser la familia el núcleo de bienestar más sólido determinado por el nivel de afecto entre sus miembros y en contraposición al predominante libre comercio y materialismo. La familia debe considerarse ante todo mucho más feliz y con serenidad emocional, por sobre el apetito a los bienes materiales, donde estos últimos generan emociones como los celos, la ira, el odio y el rencor, los cuales son a su vez nocivos para la salud, por alterar la paz mental.

Invito a reflexionar sobre los deseos de año nuevo, para identificar de manera oportuna y clara cada uno de nosotros, las emociones negativas y actitudes que gobiernan imprudencialmente nuestra mente y logremos en la serenidad emocional, elevar nuestras aspiraciones a objetivos de mayor engrandecimiento espiritual, donde la salud, la buena relación con nuestros semejantes y la paz, regresen a ser una prioridad en los decretos de pensamiento y emoción planteados para el 2014.

Logremos desde el corazón, atraer la energía necesaria y generar con nuestros deseos, serenidad y fuerza interna: UN FELIZ AÑO NUEVO.

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