En verdad es lamentable lo que está sucediendo en nuestro estado: bajo la cubierta de la desobediencia civil de grupos bien sean de la delincuencia organizada o de los precaristas o de los grupos de presión anarquista o de los grupos de autovigilancia comunitaria, que presentan crecientes acciones de confrontación social, de movilización, de agitación para resolver sus objetivos particulares, está encubierto un planteamiento de disputa del poder contra la autoridad legítimamente constituida; lejos de ser actos y hechos vandálicos los realizados contra instalaciones del Estado-gobierno-autoridad personificados en las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad, llevan otros fines y entre ellos sabotear, destruir, sembrar el terror y parar el estado, introducir el miedo y el pánico y detener al estado y a su sociedad. Todos estos hechos están sumándose a la figura de desaparición de poderes, que, en realidad no vendría a resolver nada, pero sí la complicaría aun más.
Por otro lado, la llegada incorporación de cinco mil o más elementos castrenses, confirma que los hechos se toman tal como son: un reto y disputa por el poder y autoridad política; si fuera acción de vándalos habrían llegado otro tipo-perfil de elementos castrenses. Así, como una fuerza subversiva, desde hace tiempo, quince años o más, lo toman las agencias de seguridad y los cuerpos militares y el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica
No hay otra explicación.
Tratar de dar otra explicación – con cualquier justificación – es atentar contra la realidad y el conocimiento y la inteligencia populares: únicamente grupos con organización superior a las fuerzas de movilización, pueden plantear un reto de esta naturaleza y eso solamente los grupos subversivos, que cuentan con equipo, elementos, organización, dinero e ideología. Los hechos, todos, fueron muestra de organización, sincronización y realización.
Por otro lado es muestra del fracaso de las políticas públicas aplicadas contra el desempleo, para estimular la creación de fuentes de trabajo, de combate a la pobreza y del descuido en la aplicación y seguimiento de las acciones de seguridad nacional y social. Estamos ante una emergencia estatal, y nacional. Es muy posible que la cabeza ideológica de quienes planearon, organizaron y realizaron estos hechos estén vinculados con las FARC, Sendero Luminoso o los propios grupos subversivos nacionales como el EPR, el de los pobres o las viejas, pero evolucionadas células de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, de hace una generación.
Ahora bien, esas declaraciones como la de “prohibir especular”, “” No ha fallado la política de seguridad pública”, “Michoacán ya valió chetos y la violencia en Michoacán se debe a que desde hace 30 años se dejaron de hacer cosas en materia de seguridad” y “La violencia en Michoacán es porque en mi ausencia dejaron de hacer cosas”, son torpezas, gazapos que no deben darse ni mostrarse en personalidades de primer nivel.
Señor secretario de gobierno, señor senador Aureoles, señor gobernador, con todo respeto: Los atentados – hechos de violencia en estaciones y subestaciones de la CFE y el incendio a las gasolinerías – son hechos certeros, evidentes, del fracaso de la política pública de seguridad social y, lo más grave, de seguridad nacional interna”. Ahí está la realidad.
Afirmar que son actos de vándalos es querer tapar el sol con un dedo. ¿Por qué no decir la verdad? ¿Por qué ocultarla?
Señor secretario de gobierno: La libertad de pensar y escribir es derecho constitucional, y no es posible que se puede evitar, menos limitar el hecho de pensar y escribir en, y con, libertad, ante la pasividad, inoperancia, incompetencia, falta de información y ausencia de resultados socialmente positivos de ustedes, las autoridades.
Michoacán vale mucho más que sus problemas y es un error fijar fecha fatal del inicio del descuido, mas, señor senador, debe recordar que casi la mitad de esos años – 12, para ser exactos – nuestro estado fue gobernado por su partido, el PRD, que dejó a nuestro estado en bancarrota, totalmente pestilente de corrupción, quebranto-fraude y desfalco de tal magnitud, que en este momento no se sabe qué hacer, y con innumerable cantidad nudos administrativos en todas las áreas de la administración, que es un caos terrible la administración estatal.
Por otro, es significativo que por lo menos poco más del 15% de las autoridades constitucionales municipales no despachen en sus oficinas naturales… ¡por miedo! Y varios más ya desean renunciar.
Finalmente, en política sí se tienen enemigos, también adversarios y muchos contrarios y deslealtades – que duran toda la vida – y afirmar que la violencia en Michoacán es porque en su ausencia se dejaron de hacer cosas, aunque lo haya expresado el titular del Ejecutivo estatal, es una perversidad y una enorme mentira.
Es echarle la culpa de estos hechos y del descuido al que se fue y eso es agrandar y ampliar aun más la distancia entre los grupos que conformaron la alianza que gobierna y es monumental error político.
Parece ser que la única voz congruente es la del arzobispo de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez, quien luego de afirmar que el estado de Michoacán tiene todas las características de un Estado fallido, donde hay ausencia de ley y de justicia, provocando inseguridad, miedo, tristeza, ira, desconfianza, rivalidades, indiferencia, muerte y opresión, afirmó. “TOOS TENEMOS EL COMPROMISO DE HACER DE NUESTRA ENTIDAD UN Estado de Derecho, y no es un asunto del gobierno sino también de la sociedad, pues SI EL ESTADO ESTÁ FALLIDO ES PORQUE TODAS LAS PERSONAS EN GENERAL ESTAMOS FALLANDO”.
Y eso es cierto, pero si nosotros la sociedad hemos fallado es por las siguientes razones: 1°.-Cotidianamente estamos inmersos en la actividad que nos proporciona la sobrevivencia y subsistencia diaria y, 2°.-aun se tiene confianza en el Estado, pues su responsabilidad es ofrecer márgenes de paz, tranquilidad, seguridad y confianza.
Quien ha fallado es el gobierno, porque los distintos grupos políticos actúan y trabajan disputándose al Estado y sociedad como botín, afianzando sus cotos de poder. ES el gobierno, lo que ha fallado y SI NO TENEMOS UN GOBIERNO FALLIDO, ESTAMOS MUY CERCA DE SERLO.
El reto y disputa a la autoridad política ahí está planteado y se está obligado a enfrentarse y resolverse, porque más allá, derrotado el Estado, está el barranco social, el voladero, el precipicio de la historia.
Ciertamente este tipo de asuntos es cuestión federal, pero la autoridad estatal, el gobierno, debe coordinarse con el Estado mexicano para presentar un solo frente y una sola política pública y NO TRATAR DE OCULTAR EL SOL CON UNA DEDO. TIENE PREVALENCIA LA FRASE DE WILL CLINTON: ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO.