POR LA ESPIRAL
-Gerardo de Prevoisin, como si nada
-Quebrar una empresa, no todos pierden

Si un servidor  o funcionario público comete actos irregulares y delictivos en el ejercicio de sus funciones además de entrar en un proceso legal-judicial   aplica la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos para inhabilitarlo. Con los empresarios debería suceder lo mismo.

A pesar de que en México muchos empresarios han engrosado las listas de la corrupción, gracias a la protección del gobierno, continúan vigentes en el sector empresarial con todo y su déficit de calidad moral.

Recordemos a la generación más reciente de corruptos: Ángel Isidoro Rodríguez, Carlos Cabal Peniche (tantas veces ensalzado por su tocayo el presidente Salinas de Gortari), Gerardo de Prevoisin, entre otros más.

¿A dónde están? Además de su historia de prófugos,  un par de años tras las rejas con muchos privilegios, el picaporte del dinero y los amigos coludidos desde el poder, hacen negocios como si fueran “unas blancas palomitas”.

¿Alguien les señala por saquear sus propias empresas a costa de la explotación de los  trabajadores? ¿Alguien tiene en la memoria el daño fiscal que nos provocaron debido al Fobraproa y la herencia generacional a nuestros hijos y sus futuros hijos?

Tal parece que no. Al menos no hay memoria ni en el gobierno y sus autoridades que venden las empresas rescatadas o conceden delicadas licitaciones, ni siquiera dentro del mismo círculo de hombres de negocios.

No hay mayor paradoja que ver a Ángel Isidoro Rodríguez (quebró Banpaís y Banco Capital) comiendo en el Club de Banqueros como si nada hubiera pasado. A Carlos Cabal Peniche (arruinó Banco Unión y Banco Cremi) departiendo en los mejores restaurantes y llenando de inversiones  Tabasco, Chiapas, Campeche y Yucatán.

Pero lo más repugnante, un reflejo de lo qué es México está  concentrado en la figura de Gerardo de Prevoisin.

¿Puede entenderse que un hombre señalado directamente de quebrar en 1994 a Aeroméxico, provocarle un hoyo por 232 millones de pesos, funja como subdirector de planeación del Grupo Posadas, dueño de Compañía Mexicana de Aviación?

SERPIENTES Y ESCALERAS

En la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cotiza Grupo Posadas S.A.B de C.V. dueño de Compañía Mexicana de Aviación. Posadas tiene la obligación ante sus inversionistas de transparentar sus reportes financieros, presentarlos  cada trimestre y año; en cambio, Mexicana no cotiza por lo que su información  es nebulosa.

Con Mexicana todo ha sucedido tan rápido quizá por ello tanta suspicacia y  no basta con lamentarse que en pleno verano de 2010 nos almorzáramos su inviabilidad.

Ha sido una quiebra fast track, a tal grado, el viernes 21 de agosto Posadas anunció a sus inversionistas en un escueto comunicado en la BMV que “ha surtido sus efectos el contrato de enajenación de su participación accionaria en nuevo Grupo Aeronáutico S.A de C.V. la cual representaba el 30.4% del capital social de dicha entidad. El precio de la enajenación  fue por un valor simbólico debido a que desde diciembre de 2008, la referida inversión se encuentra registrada en cero, esta transacción no tiene efecto contable negativo en el balance de Posadas”.

Increíble, ni a quién, ni cómo, ni por cuánto, el comunicado teje muchas dudas. El movimiento es frío y sospechosamente calculado para poner a salvo a Link y Click, las dos líneas de bajo costo formadas a expensas de las finanzas de Mexicana.

Finalmente ante las interrogantes, la prensa difundió que los compradores son Tenedora K, junto con el Grupo Industrial Omega y el Grupo Arizan.

El negocio es redondo para Gastón Azcárraga Andrade, presidente del Consejo de Administración de Grupo Posadas desde 1989 y Compañía Mexicana de Aviación desde 2005.

Veamos: el gobierno le vende Mexicana por 165 millones de dólares, la empresa tiene activos entre 11 mil a 18 mil millones de dólares; Azcárraga compró a precio de regalo e inclusive llegó a dilucidar recibiría dinero público para sanear las finanzas de la empresa y contaría con el apoyo suficiente para deshacerse  del sindicato.

Ni lo uno, ni lo otro. En menos de un año evaluó que el negocio con Mexicana no provendría de hacerla rentable sino de terminar de saquearla y beneficiarse de su flota, así creó las dos aerolíneas de bajo costo en las que además por ser nuevas puso sus condiciones de contratación de personal a precios ínfimamente castigados y obteniendo del outsourcing las máximas ventajas.  Un piloto contratado para Link y Click gana en promedio hasta 60% menos que uno de Mexicana, su contrato tiene muchos menos privilegios y está sujeto a constantes revisiones. Por ser nuevo, le ahorra a Azcárraga pagar por jubilaciones o derechos de antigüedad en comparación con Mexicana.

Otra tetra es que al evitar sanear Mexicana y mantenerla en números rojos tiene varias justificaciones que le dan ahorros fiscales, primero no hace reparto de utilidades entre sus trabajadores;  no paga más en sueldos y salarios, todo lo contrario demanda sacrificios a sus trabajadores;  finalmente no puede cumplir fiscalmente con Hacienda.

Azcárraga operó todos estos años con la esperanza de que el gobierno lo rescatara. Inclusive en octubre de 2007, reunió  200 millones de dólares para comprar Aeroméxico.

De hecho dijo entonces (ya lo tenía en mente) que si el gobierno no hacía algo por favorecer la fusión entre las dos aerolíneas y las ayudaba a capitalizarse una de las dos quebraría en tres años.

Muy bien, sucedió con Mexicana, la pregunta es quién es el cerebro detrás de la jugada ¿de Prevoisin? ¿Dejarán las autoridades que Azcárraga deje el negocito en ceros para luego meterse a invertir en otro sector y hacer lo mismo?

¿Cuánto dinero  y activos de Mexicana fueron usados estos cuatro años para crear Link y Click y principalmente fortalecer a Grupo Posadas empresa con una severa pérdida de calidad, afectada por la caída en  turismo,  que mágicamente reportó un incremento de hasta 8 veces en utilidades para ubicarse en 150 millones de pesos durante el primer trimestre de 2010?

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