Compártelo | Porque se trata del patrimonio colectivo de todos los ciudadanos, el erario obliga ejercerse con altas dosis de prudencia y responsabilidad, como para lucirse con “sombrero ajeno” y abusar del endeudamiento gubernamental (sobre todo en Estados y Municipios), asumiendo compromisos a muy largo plazo, con acciones públicas cortas de miras y limitado impacto social.

Es así como celebro que los legisladores panistas adscritos al Senado de la República, emprendan esfuerzos contundentes para evitar que alcaldes y gobernadores comprometan el alcance de los presupuestos de sus predecesores, a través de la adquisición de ofensivos créditos con los que pretenden financiar obras de relumbrón sin gran trascendencia, únicamente para garantizar su inmediato futuro político, cuando en realidad imponen severos acicates que colocan en riesgo la prestación de elementales servicios públicos.

Se trata de “atar de manos” (así tal cual) a ese tipo de gobernantes “chapulines” que mediante engaños a sus representados, pretenden convencer la “oportuna” adquisición de créditos e incluso asegurar la “ganga” en algunos casos de reestructuraciones de deudas, cuando en realidad detrás de tales operaciones, muchas veces carentes de transparencia y rendición de cuentas, se encuentran “rentables” utilidades para eventuales “gastos de campaña”. E insisto, todo “con el sombrero ajeno” de los contribuyentes.

Sin duda alguna que los ciudadanos requerimos y necesitamos de más obras y mejores servicios públicos, así como también que no hay presupuesto suficiente que alcance, pero es fundamental ser responsable y ecuánime con el alcance en tiempo presente que permite el erario de cada una de las jurisdicciones gubernamentales.

La pertinencia en la adquisición de un crédito, con la garantía del presupuesto público, se advierte en la necesaria urgencia de la obra o el servicio, con alto impacto positivo a la ciudadanía y en condiciones ventajosas en términos de financiamiento y la correspondiente honra en capital e intereses.

Adicionalmente se debe tomar en cuenta que el costo del crédito y su respectiva liquidación, no comprometa la eficiencia en la prestación de los servicios públicos y mucho menos arriesgue la oportuna honra en el pago de la nómina de los trabajadores; ciertamente en algunas entidades y ayuntamientos existen normatividades al respecto para que las deudas no superen proporcionalmente los balances presupuestales, sin embargo, miles de argucias se anteponen al efectivo cumplimiento de las reglas presupuestales.

Es por eso que ante la creciente tentación por abusar de las contribuciones públicas, que reitero el llamado del México que tiene Prisa por gobernantes responsables y prudentes en el manejo presupuestal, en donde sólo la intervención ciudadana en la transparencia y rendición de cuentas, nos brinda la certidumbre de que lo mejor está por venir.

P.D. Vale la pena que reflexionemos profundamente, si lo que queremos es el bien común, ya que sujetos iguales con dinámicas iguales, siempre darán los mismos resultados. Entonces, la pregunta es ¿estamos contentos? Sigamos igual. No estamos satisfechos, entonces tengamos la virilidad y la congruencia de hacer las cosas diferentes, con visión a futuro…

Miembro del Partido Acción Nacional (PAN). Es Contador Público y tiene una Maestría en Alta Dirección. Fue Presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara de 2001 a 2003 y de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO-SERVYTUR) de 2003 a 2006. Fue miembro de los Consejos de Administración del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores y de Nacional Financiera. Fue Diputado Federal Plurinominal en la LX Legislatura, y Presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública.