Sin lugar a dudas la atención del PRI este año se concentrará en el Estado de México, independientemente de que en la elección de dicho estado el riesgo de perder sea bajo por varios motivos: la población mexiquense tiene una buena percepción del desempeño del actual Gobernador; el apoyo de los presidentes municipales priÃstas; y la ausencia de un contrincante poderoso en la oposición. Es por eso que esta elección, quizá, sea más significativa por lo que representa al interior del PRI que por los resultados que pueda anticipar de la elección de 2012.
Para el PRI, la elección del Estado de México representa una importante prueba de la capacidad polÃtica de Enrique Peña Nieto para demostrar su fuerza al interior del partido. Y es por eso que más allá de la oposición en el estado, un riesgo para Peña Nieto sean los grupos polÃticos de su partido que, al igual que él, buscan la candidatura a la Presidencia y tendrÃan claros incentivos a ponerle obstáculos para debilitar su posición como precandidato y emparejar asà la competencia rumbo a 2012, o bien, venderle más caro el costo de no pelearle la candidatura.
Otro reto en 2011 para el PRI será la resolución de conflictos internos derivados de los procesos de nombramiento de candidatos a las gubernaturas que se disputarán este año –condición necesaria para alinear las distintas fuerzas polÃticas en torno a una candidatura a la Presidencia que deberá ser definida en otoño. En resumen,en 2011 la prueba para el PRI se llama disciplina interna.
El Ejecutivo ante 2011: dos opciones.
Dos años de gobierno le quedan al Presidente Calderón, tiempo suficiente para que un lÃder pragmático con capacidad de decisión impulsara cambios positivos en un entorno de instituciones débiles, particularmente en el ámbito económico. Si bien la inseguridad continúa creciendo en las preocupaciones de la sociedad, los asuntos económicos que determinan el dÃa a dÃa de las personas continúan siendo una prioridad. Además, si bien es cierto que será difÃcil avanzar reformas en el Congreso, el Ejecutivo tienen la oportunidad de promover acciones en áreas tan distintas como infraestructura, telecomunicaciones, competencia, seguridad social e incluso educación.
El impedimento a que esto ocurriera serÃa un Presidente inmerso en el ciclo electoral y concentrado en la promoción de polÃticas de corto plazo cuyo principal objetivo fuese no entregar la Presidencia a otro partido. De darse este escenario, el paÃs podrÃa estar a la puerta de dos años de deterioro y de conflicto constante entre las distintas fuerzas polÃticas, donde todo se someterÃa a la lógica electoral.
Las opciones están sobre la mesa. En juego está, además del legado de un Presidente, el futuro de un paÃs que no está para permitirse perder dos años.
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