Desde que inició la semana del Super Bowl XLV las ventiscas de nieve y las bajas temperaturas tomaron a la ciudad sede por rehén. Ayer, el descuido y poca previsión de las autoridades provocaron un accidente que pudo tener consecuencias letales.

Ayer se desprendió una porción de hielo del techo del Cowboys Stadium, donde los Empacadores de Green Bay y los Acereros de Pittsburgh disputarán mañana el partido por el campeonato de la NFL. El bloque cayó sobre siete trabajadores que la liga contrató, uno de ellos terminó con lesiones severas y se reporta como grave.

“El hielo y la nieve que se ha ido derritiendo del techo cayó sobre la plaza del estadio”, explicó en un comunicado Brian McCarthy, portavoz de la NFL, luego del incidente que rápidamente le dio la vuelta al mundo.

Las calles se han vuelto un peligro, los accidentes viales se presentan con frecuencia debido a los derrapes, para los conductores resulta imposible frenarse. Las carreteras principales que llegan a Dallas han sido cerradas por precaución. Los 20 centímetros de nieve impidieron el funcionamiento del tren ligero, conocido como DART (Dallas Area Rapid Transit).

Transportarse en esta ciudad resulta un reto aún mayor debido a que el gremio de los taxistas está en huelga, la inconformidad surgió porque se le da preferencia a los vehículos con combustibles no dañinos al medio ambiente en los sitios distribuidos en la metrópoli. De acuerdo con los medios de información locales, existen dos mil taxis registrados en Dallas, de los cuales mil 500 están emplazados a huelga. Los que trabajan aprovechan la situación y llegan a cobrar hasta 80 dólares o más por viaje.

Más de 300 vuelos que llegaban o salían del aeropuerto internacional de Fort Worth fueron suspendidos y los pronósticos climáticos no son favorables para el fin de semana. Muchos aficionados que pretendían llegar a una de las grandes metrópolis de Texas no han podido conseguir su objetivo, a sólo un día del Super Bowl. La industria hotelera y restaurantera está preocupada, pues comienza a notar que la derrama económica no es lo que esperaba según la magnitud del evento.

Las escuelas llevan cuatro días cerradas, en los trabajos la gente tiene permiso para ausentarse y en las calles de Dallas, a unas cuantas horas del Super Bowl, todo sigue como un auténtico desierto blanco.