las nuevas autoridades municipales estatales y el titular del Ejecutivo estatal han recibido críticas por pobres resultados de su gestión; las opiniones son como los ombligos: cada quien tiene uno; esperaré los llamados 100 Días Napoleónicos, para emitir mi juicio, pero qué pueden dar los que no tienen nada qué dar.
Amigo cercano afirmó que un longevo no tiene nada que obsequiar a dama joven, salvo dinero, asco y lástima; La mestiza Morelia y Michoacán son, relativamente, jóvenes y no existiendo dinero en cajas, sólo es viable el asco al valorar el cómo dejaron a los municipios y lástima al ver la carencia total de ideas, de acciones que coadyuven a ofrecer imagen de lo que se desea y se debe enfrentar y resolver las situaciones de inseguridad, emergencia sanitaria, parar los eslabones de contagios, inercia administrativa, desigualdades, feminicidios, presencia delictiva en todos los sectores de la vida social, carestía, desempleo, etc. Esperaremos, porque a su tiempo maduran las brevas y no se pueden pedir peras al olmo.
Sin embargo, el electorado –mexicano nacional, estatal y municipal – está desconcertado; no haya a quien irle, por quién votar: Tratando de encontrar la solución a sus deseos de aceptable convivencia, que ofrezcan gobernabilidad, tranquilidad, seguridad, satisfacción de sus necesidades de infraestructura urbana y rural, servicios educativos en todos los niveles, de salud y asistencia social, que no se inmiscuyan en conflictos y trabajen con transparencia y honestidad – tal como lo expresó el Dr. Salvador nava a Manuel Camacho Solís, quien lo registra en su obra Cambio sin Ruptura: no pienso que nuestro país no necesite tantos cambios. La gente no pide tanto. Lo que la gente pide es que haya honestidad en el gobierno, y que se hagan las cosas bien. Quiere un buen gobierno, que se cumpla con las leyes. Quiere que quienes ocupen los cargos públicos sirvan al pueblo y no se sirvan de los puestos; que los que gobiernen no se enloden con delitos y complicidades. Pienso que se debe gobernar y no mandar…ha depositado su confianza en los partidos de oposición…y los defraudaron; salieron peor que el anterior partido; después creyó en los candidatos independientes y le fallaron: aceptó, concluyentemente que los partidos políticos de un único militante no son recomendables: necesitan un partido con fuerza, representación y poder político social, así como legitimidad que le conceda protección y respaldo político. A continuación, confió en las alianzas y coaliciones electorales.
Ya que los partidos, los candidatos independientes y las alianzas le fallaron, depositó su voto a los personales de la sociedad, artistas, deportistas, sin experiencia política, ni administrativa y, la mayoría, le volvió a fallar; está tan desesperado que, finalmente, volvió a confiar en personalidades diferentes como maleantes, prostitutas, ladrones, cuasi delincuentes, líderes corruptos, la parte oscura=opaca, de la sociedad y que fueron arropados por un movimiento-corriente- alianza que los llevó al poder y están encontrando que no son confiables, que al amparo del combate a la corrupción y a la impunidad tienen peores resultados que todos los protagonistas anteriores, sean del partido y modalidad que sea, lo que sean, que, incluso mienten y defraudan mucho más, salvo contadas excepciones.Todo lo anterior demuestra que nuestro problema socio=político ya no es la democracia y sí la honestidad y la gobernabilidad; la democracia no es seguridad de gobiernos eficientes; tampoco es cuestión de leyes y sí de responsabilidad y congruencia.