Etelberto Cruz Loeza.

El Tigre de Macuspana, Andrés Manuel López Obrador, por molestia, coraje, rencor por la pérdida de la gobernabilidad de la ciudad de México y de la gobernabilidad de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, que coloca en entredicho la viabilidad de su llamada 4T -, sin decir por qué razón político electoral, de palabra propuso reforma electoral para eliminar las Representaciones Plurinominales.

Perdón, sí lo dijo: el San Benito utilizado en todas sus propuestas de fast track: ahorro: la existencia de 200 Representaciones Plurinominales significaría el no gasto del 40% de la H. Cámara de Diputados.

Así de bote pronto, podría ser, para ahorrar, mas es un galimatías sumamente difícil de concretarse en pesos y centavos, salvo en pago, salario, honorarios y/o dieta de esos Representantes populares que se cancelarían, porque en todo lo demás, la estructura administrativa, técnica e insumos es cuestión, toda proporción guardada, de papelería o de cajón en la H. Cámara de Diputados: está todo.  Nada más para empezar, ¿qué harían con el personal técnico administrativo, equipo físico, coches? Todo, todo, todo. Imagínese echar a la calle al 40% de personal humano de soporte jurídico, técnico y administrativo. ¡La de juicios laborales que se tendrían! ¿Y todo por qué? ¡Por un capricho! Esos serían parte de los costos en metálico.

Los costos constitucionales serían de otro costal: tal como lo dijo, sin decir nada más que eso, mas , inicialmente, presentar y  definir en la iniciativa, con cuántos diputados quedaría la H. Cámara de y esa respuesta con llevaría a una serie de reformas constitucionales, a la Ley de Instituciones y Procesos Electorales y, física y territorialmente, acaso una re distritación  y, hablando en plata, ya no puede hacerlo con esta legislatura que ya se va y muy difícilmente podría proponerla y votarla favorablemente como lo podría querer y presentar. Se le fue el avión.

Ahora bien, si desea reformar al Instituto Nacional Electoral, también se le fue el avión. El INE demostró que es garantía del cambio, de la alternancia institucional en tiempo y formas, sin mayores ondulaciones sociales.

Desde mi óptica es la institución civil con el mayor prestigio, aceptación e imagen sociales, a pesar de toda la carga de trabajo que realiza, presupuesto disminuido y de todas las cotidianas diatribas y ataques del Tigre de Macuspana y de todos los mandos morenistas nacionales, estatales y estructuras municipales, si las hay.   

Tal como lo expresó su consejero presidente: el INE está bien, ni le sobra ni le falta nada. Una reforma electoral no es indispensable, pero siempre será pertinente revisar las reglas. Como dicen los anglosajones: si funciona, no lo arregles, porque, a lo mejor, lo descompones. Primero debemos tener claro para qué se quiere una reforma. Los cambios tienen que estar basados en un diagnóstico de los problemas y no en animadversiones personales.

Ahora bien, ¿Cuál serían los beneficios si llegara a ser esa reforma?

El Instituto Nacional Electoral no se beneficiaría en nada: los procesos electorales se harían igual, cierto disminuiría la papelería electoral, pero sería mínimo el ahorro. Nada se ahorraría el INE; acaso el tiempo posterior al día electoral, pues no se harían los cálculos de las Representaciones Plurinominales, pero todo seguiría igual.

Por otros lados: las cúpulas nacionales y estatales de los partidos políticos fueron los culpables de que la Representación de las Minorías tuviera este perfil negativo. Las dirigencias abusaron: propusieron en esos espacios políticos a sus familiares directos – hijos, esposa, hermanas –, relaciones afectivas pasajeras o estables, a sus quelites y compromisos político-comerciales; si gustan muestras, sin ir demasiado lejos, están esta legislatura que se va, y la que llega.

Esto es una de las razones por las cuales la sociedad se distanció de los partidos políticos. Como complemento, que el peso intelectual y perfil profesional del H. Congreso de la Unión, haya sido, y esté, tan bajo, tan carente de sentido común y, además, los partidos políticos nacionales se castraron: no sembraron semillas para favorecer surgimiento y desarrollo de militancia, liderazgos y cuadros.   

¿Qué debe hacerse?

1° Conocer cómo presentarán la iniciativa. Nada más se está especulando. Tal parece que es un buscapié.

2° Definir si realmente, es preocupante, necesario, valioso, útil, imprescindible cancelar esos puestos laborales y, ¿será cierto?, ahorrar.

3° Para este capricho del encamachado Tigre de Macuspana, ¿por qué no se realiza Consulta Pública? Este asunto, de eliminación o reducción de la Representación de las Minorías tiene antecedente históricos, políticos y electorales que vienen desde Mariano Otero – 1847 – y es, sin maquillaje, tema de interés nacional.

 4° Que el INE proponga-sugiera plan piloto para que en la futura elección de 2024 se vote en formato electrónico: será más fácil para todos y técnicamente viable. Sería una revolución y evolución. Y se le asigne el presupuesto necesario para mejorar nuestras prácticas electorales.

5° El INE debe proponer que sea él, el propio INE quien pague la cuenta corriente registrada ante el INE, de todos los partidos políticos nacionales autorizados. Sería un avance revolucionario en materia electoral.