El domingo 18 del presente mes en los estados de Hidalgo y Coahuila se efectuaron elecciones locales y eligieron presidencias municipales y representantes populares a los H. Congresos locales y los resultados registrados fueron sorprendentes, inesperados, pero consistentes.
Todos esperaban que como efecto del tsunami del 2018 – efecto López Obrador – el resultado fuera otro, pero fue todo lo contrario: el partido que fue ampliamente derrotado en el 2018, fue el completo, total y absoluto ganador en Coahuila: de los 16 distritos electorales en disputa, el partido revolucionario institucional los jonroneó todos y se quedó con las 16 diputaciones, de hecho, con la mayoría de las presidencias municipales de los H. Ayuntamientos constitucionales…la expresión es ya inusual para él: Carro Completo.
En Hidalgo, prácticamente son suyas el 66% de las posiciones políticas en distritos electorales y presidencias de los H. Ayuntamientos y, más específicamente, en las ciudades bastante importantes como Pachuca – la capital -, Ixmiquilpan y Tulancingo.
Trascendió que la indicación del titular del Ejecutivo federal, al aun presidente interino=provisional de MoReNa fue que rechazara todo y que no reconociera ningún resultado en bloque y preparara todo lo que jurídica, electoral y políticamente debe hacer para impugnar todos y cada uno de los triunfos logrados por el partido revolucionario institucional; además se subió al cyberespacio juicios de varios líderes campesinos, obreros y militancia MoReNista que el resultado es muestra indicadora del descuido y alejamiento de los protagonistas nacionales y del propio presidente de la República, del incumplimiento de sus promesas, así como de la ineficacia de sus diversos programas que no aterrizan ni llegan al campo o a los grupos sociales más sensibles.
En estas elecciones se mostraron dos perdedores: Movimiento de Regeneración Nacional y el Partido Acción Nacional y, en contra de todas las encuestas, augurios y pronósticos, el gran vencedor fue el partido revolucionario institucional, de quien nadie daba dos centavos.
Estos resultados indican que, aunque no se crea, vivimos, en una democracia, que la mayoría manda, que los votos sí cuentan; que ese fue el día de los ciudadanos, que el ciudadano electoral se cobra, castiga y premia, que nadie, pero nadie gana para siempre y que nadie, pero nadie, pierde siempre.
Y, finalmente, se muestra que el poder desgasta, que MoReNa no es invencible y que, como complemento, lo que se vivió en 2018 fue muestra del hartazgo, del resentimiento, del coraje y que ahora se evidenció la decepción, la frustración, que la Ley del Péndulo está actuando y que a toda acción corresponde una reacción, de la misma magnitud, pero en sentido contrario.
¡Bienvenidos los resultados democráticos!