Hoy es miércoles 5 de febrero y en el calendario de nuestra Historia Nacional, este día es el aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, votada por el Congreso constituyente en Querétaro y autorizada su impresión, el 5 febrero de 1917, hace 103 años.
No está de más señalarlo e incluso repetirlo, esa constitución política es el producto legislativo del movimiento social, llamado Revolución Mexicana, iniciado el 20 de noviembre de 1910 y que, finalmente, después de una cruenta lucha interna, la facción triunfante, la que concentró y mantuvo los ideales de quienes participaron en ese movimiento social, le dio forma legal al movimiento triunfante y, faltándole únicamente la promulgación de los trabajos del poder Legislativo – el congreso constituyente, propuesto y convocado por el titular del Ejecutivo Federal, Venustiano Carranza – todo – leyes y reglamentos para y de los tres poderes republicanos, se configuraron en ese código de leyes y se le dio forma al nuevo Estado nacionalista, democrático, representativo y popular.
Igualmente, tampoco está de más citarlo, en ese momento, fin de la segunda década del siglo XX, por su enorme contenido socialmente positivo de sobreguardar establecer derechos sociales, garantías individuales y obligaciones del Estado, varios de los artículos de nuestra constitución fueron luz, faro y sendero para otros países-naciones y sociedades. Entre ellos, el 2°, 3°, el 27°, el 28°, el 39°, el 123°.
Hoy, todo el país, todo el territorio nacional se engalana y como cantó el poeta jerezano, el mutilado territorio se viste de percal y abalorio…y el barro suena a plata y en su puño su sonora miseria es alcancía.
Nuestra Constitución Política Federal actual es un documento vivo y como ejemplo de esa vida política se ha ajustado, enmendado, para estar en consonancia y congruencia con los tiempos y aunque la realidad impone otras formas de soberanía y de nacionalismo, en lo fundamental, el federalismo, el municipio libre, las garantías individuales, el amparo de la justicia Federal, el laicismo, la división de poderes soberanos, las instituciones que definen a nuestra nación – presidencia de la República, Congreso de la Unión, Suprema Corte de Justicia de la Nación – mantienen su soberanía, autonomía, independencia y actúan en el concierto social equilibrando la actuación de los poderes soberanos, la rectoría del Estado en la educación nacional, su gratuidad y obligatoriedad, el respeto a las culturas y etnias primigenias, el derecho de huelga, la jornada laboral, el derecho al salario mínimo, en lo fundamental ,se conservan, se mantienen y le conceden a nuestro máximo código de leyes un lugar en el concierto de los códigos nacionales difícil de equiparar por su alto contenido socialmente positivo.
Por segunda ocasión esta administración federal, ya adentro de su segunda anualidad, le corresponderá llevar a efecto el acto oficial, y si respeta la tradición, será en Querétaro o en el palacio nacional y muy a su estilo personal de gobernar se centrará en la 4ª. Transformación, literalmente, saltándose un siglo de valiosos hechos histórico-sociales que definieron a nuestra nación, a nuestro Estado modelándolo en su forma actual.
Felicidades México.