El tema energético es de alta sensibilidad para los mexicanos y el pretexto perfecto para la izquierda y sus ramificaciones para sacar a las calles a las masas a fin de protestar e inclusive tomar el Zócalo por largos meses con sus casas de campaña en contra de la privatización.
Lo cierto es que detrás de esas movilizaciones, de sexenio tras sexenio, existen tropelías legales para interpretar la Constitución a juicio del presidente de turno.
Por ejemplo, durante el mandato de Ernesto Zedillo surgieron los contratos de servicios múltiples (contratación de empresas privadas inclusive extranjeras); PEMEX inició un proceso de desregulación y una auditoria de las reservas de la petrolera.
Para refrescar la memoria: el presidente Zedillo contrató a Netherland y Sewell International para llevar a cabo un proceso de auditoria y reordenamiento en las reservas de crudo mexicano”porque se lo recomendaron tanto a México como a Argentina”.
Casualmente el resultado en ambos fue similar, basado en una severa caída en sus reservas.
Así, poner”al día” en criterios contables internacionales las reservas probadas de la paraestatal implicó que de 58 mil 200 millones de barriles de reservas reconocidas por PEMEX en sus informes, el volumen fuera menor a los 30 mil millones de barriles.
Entonces se nos dijo que México no tendría más petróleo para afrontar los retos después del 2015, prácticamente una condena eterna a la era del carbón.
En Argentina, la respuesta vino de la mano de la extranjerización y venta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) a la española Repsol en el año de 1999.
Repsol pagó entonces 14 mil 300 millones de dólares siendo el nuevo dueño del subsuelo argentino disputándose el control de América del Sur con otros gigantes como Petrobras de Brasil y PDVSA de Venezuela.
No fue sino hasta abril de 2012, que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, anunció la expropiación de Repsol-YPF y regresó nuevamente al Estado la propiedad de la empresa y del subsuelo ante el pánico de los dueños y accionistas de Repsol que exigen el cumplimiento del Derecho Internacional.
Repsol demanda una indemnización de 18 mil 500 millones de dólares, empero, la señora presidenta no pagará ni un duro. Pero, ¿qué hay detrás?
La respuesta es sencilla: petróleo y mucho petróleo. En noviembre del año pasado, Repsol encontró en Vaca Muerta un potencial estimado en 927 millones barriles de petróleo. De allí el expolio.
A COLACIÓN
En lo personal, como economista, sostengo que en la región México debe mirar con mucha cautela el proceso de excesiva privatización y extranjerización experimentado por Argentina en los últimos veinte años.
En cambio, he subrayado, Brasil lleva a cabo diversas acciones tanto en lo social como en lo energético que podrían servir de referencia.
En México, es siempre lo energético lo que ronronea en el ambiente. Por algo será que Enrique Peña Nieto, como presidente electo, manifestó tanto interés en España por conocer los negocios de la petrolera mexicana pactados por el gobierno del presidente Felipe Calderón.
Hay acuerdos que involucran a PEMEX en negocios e inversiones en España. Por tanto, él deberá informarse lo mejor posible para saber qué heredará al respecto porque es dinero comprometido que no debería desconocerse a menos que le dé”el síndrome de la Kirchner”, lo que es poco probable.
Si Zedillo metió a las petroleras estadounidenses en el Golfo de México y en Cantarell y nosotros ni nos enteramos de cuánto petróleo se llevan del otro lado; con Calderón, la administración decantó por lo español, de preferencia todo lo que sea gallego por aquello de honrar la memoria del amigo que nunca llegó a ser presidente.
Que PEMEX sea aliado de una constructora española Sacyr, para comprar acciones de Repsol (tiene el 9.49%) no tiene ni pies, ni cabeza.
A fuerza de insistencia fue el preludio del acuerdo de colaboración mutua por diez años con una empresa como Repsol que tiene toda la tecnología que le falta a PEMEX y ganas de comerse el bocado del hidrocarburo y gas de México.
Siempre me he preguntado qué esconde ese contrato lleno de recovecos y sorprende que la petrolera mexicana encuentre un mega yacimiento en aguas limítrofes a Tamaulipas con un potencial de entre 4 mil a 10 mil millones de barriles de crudo.
Después de que la auditoria de Zedillo nos dejó en cerillas nuevamente volvemos a ser ricos en petróleo. La intención real, en uno y otro caso, es recurrir a la venta de una parte de la petrolera porque o no hay suficiente crudo o carecemos de la tecnología para extraerlo.