Como en el juego de Juan Pirulero, en las cuestiones de las revisiones, negociaciones y acuerdos entre Canadá, Estados Unidos y nuestro país, México, para conformar el nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte – TLC=NAFTA, según sea el idioma en que se trate-hable -_, cada quien tiene su juego y el juego de la economía predominante, Estados Unidos, chantajear, acosar y blofear para en posición de fuerza obtener las mejores posiciones de comercialización y venta de todos los productos que se comercializan entre los tres países.

El juego de Estados Unidos es amenazar con salirse del tratado si no se cede en determinadas acciones comerciales.

En realidad, hace 25 años, cuando, originalmente, se negoció y hace 24 años y fracción que entró en operación no estaban las economías – local, regional e internacional – tan abiertas como lo está ahora y con la apertura de casi todas las fronteras y los tratados binacionales existentes en casi todo el mundo globalizado, ahora quien más pierde son los Estados Unidos, porque, por pura lógica, si Estados Unidos está en una guerra comercial con la llamada eurozona y con China, el segundo mercado más grande del mundo, ¿a quién le venderá su producción industrial y sus acciones comerciales, a quiénes estarán dirigidas?

A los mercado regionales y con quienes tenga tratados binacionales y como Trump sacó a Estados Unidos del Acuerdo Comercial Transpacífico – ATPP -, comercialmente se está aislando y el proteccionismo no es recomendable en esta época de fronteras abiertas y de la aldeanización globalizada del mundo.

Desde las negociaciones para conformar el TLC original se pensaba idílicamente en una Zona de Libre Comercio de América Latina con una condición de igualdad de desarrollo económico entre los tres países, pero la visión hegemónica, política y comercial de nuestros primos del norte lo propusieron pero no lo aceptaron y entre los tres países dejaron un diferencial salarial de casi el 90% a favor de los socios del norte y en nuestra contra.

Como ejemplo: los trabajadores mexicanos de la industria automotriz – una de las mayores de nuestro país – reciben 2.3 dólares por hora, en tanto los trabajadores de la misma rama industrial – automotriz – reciben 27 dólares promedio por hora y así por el estilo y formato en todas las ramas, divisiones y aspectos laborales- salariales que no se difunden

Los trabajadores de México, junto con los chinos, indonesios son el grupo laboral más barato del mundo.

Regresando al TLC, el más perjudicado, en estos momentos y por los próximos 25 años, serán los Estados Unidos y su economía. Allá ellos si no lo firman.