El antepasado viernes 1 de junio, políticamente España – cuarta economía de la eurozona – se cimbró: Mariano Rajoy, por un tecnicismo político, dejó de ser presidente del gobierno, dado que España es una República parlamentaria, un régimen parlamentario y el presidente del gobierno es el resultante de la dirigencia-presidencia del partido con mayor número de escaños,-sillones-espacio-curules, en el poder Legislativo.
Y eso le pasó a Mariano Rajoy.
Desde la crisis de Cataluña, que según varios analistas políticos, fue mal manejada y mal resuelta, las fracciones minoritarias representadas en el poder Legislativo, prepararon este momento.
Y la gota que derramó el vaso fue el esquema de corrupción – caso Güertel – identificado por la Corte, en el que el Partido Popular – de Mariano Rajoy – fue señalado como beneficiario de un esquema de corrupción – sobornos por contratos, cuyo destino inicial, intermedio y final, fue el Partido Popular, en la presidencia del gobierno y en manos de Mariano Rajoy.
Pedro Sánchez, presidente del Partido Socialista Obrero español – PSOE – llega al poder tras una reversión y resurrección-generación política de su figura política: en el 2016 fue destituido por la cúpula del PSOE – su partido – tras derrotas consecutivas en las elecciones generales y luego trató de bloquear la gestión de Mariano Rajoy para formar-configurar un gobierno, tratando de construir una mayoría con las minorías partidistas representadas en el poder legislativo.
Ese viernes primero de junio Pedro Sánchez presentó en el Parlamento una moción de desconfianza, que llevó a la caída del gobierno del conservador Mariano Rajoy al no tener la mayoría de los escaños del Legislativo.
La designación de Pedro Sánchez fue publicada en la gaceta oficial y prestó juramento ante el rey Felipe VI y el pasado lunes 4 del presente mes presentó a España su gabinete cuya nota distintiva es que es un 66% está conformado por mujeres.
Mariano Rajoy estuvo en la presidencia de España y este hecho político marcó la primera caída de un presidente por una votación parlamentaria en casi 40 años de democracia. Al despedirse Rajo afirmó: Ha sido un honor ser presidente del gobierno de España. Ha sido un honor dejar una España mejor de la que encontré. Ojalá mi sustituto puede decir lo mismo en su día. Se lo deseo por el bien de España.
Pedro Sánchez, por su parte, dijo: soy consciente de la responsabilidad que asumo y del momento político tan complejo que vive nuestro país.