Tengo entendido que la escuela de Economía de la Universidad de Wharton, está catalogada como una de las tres mejores en el campo de los los negocios en el campo de negocios y de mucho prestigio en los Estados Unidos. Su nombre se debe a Joseph Wharton, quien donara en 1881, la cantidad de 100,000 dólares para la fundación de la misma. De esta afamada Escuela de Economía, del vecino país norteño, egresó el actual esquizofrénico residente de la llamada Casa Blanca.
Fue el hijo favorito de su padre, de origen alemán, quien pasó a ser administrador de la empresa familiar dedicada a la rama inmobiliaria, específicamente en rentas de departamentos en los barrios bajos del Brooklyn neoyorkino y de Queen Staten. Donald, que no es ningún patito, ¡feo sí!, nació en New York, en junio de 1946. ¡Sus raíces y su comportamiento parecen más nazistas que el original führer, pero tan loco como el fascista y dictador.
Seguramente sus padres huyeron de Alemania y emigraron al Norte América dejando atrás la terrible situación europea buscando mejores condiciones de vida y huyendo del mesianismo hitleriano! Su conducta amoral sobresale constantemente denotando poca cultura y nulo respeto para sus pares y semejantes. Divorciado varias veces seguramente por su conducta amoral y grosera y sin respeto alguna hacía el sector. ¡Parece ser y se aprecia que és, hombre sin cultura, antiético y amoral. A los pocos días de haber jurado como presidente, ya demuestra un autoritarismo como el de su paisano Adolph.
Ahora se sabe que su fortuna, en principio, se debe al cobro de la rentas de vivienda y a sus inversiones en casinos, en los que no es extraño que se manejen o consuman alcoholes y diversas drogas sin excluir la cocaína, en esos fiestones de la clase empoderada económicamente a la que pertenece. Si consideramos que su juventud la pasó en los barrios bajos neoyorkinos, no nos debiera sorprender su poca educación y cultura más su carácter bélico, brusco y grosero ¡nada diplomático!, ncluso con sus pares. Tal como ya se sabe, amasa una fortuna cercana a los 5000 millones de dólares y se sabe que está ligado a 32 sociedades en paraísos fiscales. Ha hecho pues, una gran fortuna en sus inversiones en casas de juego y no sería extraño que hubiera invertido en lujosos lupanares. Su trato a las mujeres, con frecuencia ha sido la de un verdadero rufián, bribonzuelo o gañan .
A tres semanas de haber protestado como presidente, ya se ha peleado e insultado a varios de sus pares (uno de ellos es Peñita) y con éste ha superado sus majaderías, tal vez por la ingenuidad, poco valor y entendimiento de nuestro presidente.
El Presidente Enrique Peña Nieto, es de profesión abogado y se dice que tiene una Maestría en Administración de Empresas, pero no obstante sus esfuerzos realizados al frente del país, los resultados que se tienen son más que lamentables; prácticamente ha perdido toda autoridad moral y ha debilitado y lastimado todo lo que significa el Poder Ejecutivo de la Nación. De ninguna manera dudamos de su nacionalismo e interés por servir a México, pero ante la amenaza de ese orangután norteño, es necesario y oportuno (y los mexicanos todos le aplaudiríamos) que solicitara unos cuantos meses de licencia para separarse del Poder Ejecutivo, mientras amaina la tormenta huracanada de Trump.
Al Presidente de la República, se le ve demacrado, agotado, débil, ha perdido peso y en consecuencia, a su equipo de trabajo le falta el timonel que los conduzca por el camino que salvaguarde el honor de nuestro país y políticamente se venza al enemigo, que no es solamente de México, sino del mundo en lo general.
Ya Enrique ha soportado los ganchos al hígado proporcionados por el miura de Trump y es prudente un largo descanso, por lo que unas buenas vacaciones, en las que pueda utilizar el avión presidencial, le caerían de perlas y los mexicanos le saludaríamos con agradecimiento.