La hermana república sudamericana de Brasil, dependiendo del cristal con el que se mire o de la óptica de quien tome el vaso – o medio lleno o medio vació- presenta una configuración muy sui géneris:

Está a seis días de que los Jugos Olímpicos de Verano sean inaugurados, muy solemnemente en l ciudad sede del encuentro de los deportistas internacionales que acudirán a la cita olímpica de la época moderna para llegar más alto, más lejos y más fuerte: Citius, Altius y Fortius y, ahora, otros tiempos, se disputarán medallas – de oro, plata y bronce, y no correspondiente corona de laurel.

Seguramente, con la asistencia del comité olímpico internacional – el famoso COI -, en pleno – representación de más de 200 países, las autoridades brasileñas, si no las detienen antes o si la sociedad, organizada o no, o los trabajadores, no los impiden, harán la declaratoria inaugural de esos juegos.

Independientemente de la crisis política, que obligó a que los partidos políticos y sus representantes en los niveles de su H. Poder Legislativo, inauguraran en contra de su presidenta Dilma Rousseff, el temido impeachment – suspensión del cargo por seis y enfrentamiento de Juicio Político y asumiera interinamente la vacante su vicepresidente, quien también está señalado por corrupción y obstaculización de la justicia, muestra estancamiento de su economía – la más grande América Latina – que la llevan a la depresión económica o, por lo menos, a una condición de estanflación; además, está sumamente endeudada y su moneda – el Real – está bajo la acción de los especuladores internacionales y se cotiza sumamente bajo, ante el dólar y el euro. Finalmente, como efecto de la fiebre de construcción de las instalaciones olímpicas se tomaron decisiones de políticas públicas que confrontaron a los poderes de la nación, con los sindicatos de los trabajadores y las acciones de estas organizaciones laborales – de entidades públicas y privadas – se han manifestado en contra de sus autoridades y en contra de la realización de estos juegos olímpicos.

Recientemente, en su recorrido nacional por partes del país – Brasil – organizaciones sociales obstaculizaron su viaje, apagaron la antorcha y evitaron su recorrido mediante caminata.

Y están los factores de la insalubridad – contagio de Sika y enfermedades gastrointestinales, entre otros riesgos – y la temida inseguridad pública, sin olvidar la siempre presencia del terrorismo internacional que se puede presentar y darle un matiz muy diferente a una contienda llena de alegría y de esfuerzo.

Es deseable que, pese a todo, estos Juegos Olímpicos se realicen y la finalidad sea alcanzada: la cita de lo mejor de la juventud para competir por el triunfo entre los mejores, llegando más lejos, más alto y más fuerte.