En el año 2011, Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, tuvo la gran puntada de enviar las reservas en Oro que se encontraban en la bóveda del Banco de México, a las bóvedas del Banco de Inglaterra, en Londres.

Las razones aducidas por el Dr. Carstens, eran en el sentido de que fueron depositadas allí porque, cito textualmente: ”El Banco de Inglaterra es uno de los custodios más importantes de oro en el mundo, motivo por el cual mantener nuestra posición en oro en dicha Institución, minimiza los costos de almacenamiento y traslado de dicho metal”.

Cabe señalar que la información proporcionada y que sistemáticamente fue negada por la institución bancaria nacional, fue debido a una resolución basada en la Ley Federal de Transparencia” en el año de 2012. A la fecha, no ha habido noticias de lo que ha pasado con el oro depositado, ni mucho menos lo que se ha pagado por el almacenamiento. No ha habido, reitero, una información más precisa sobre los movimientos que ha tenido esa reserva de oro y solamente se conoció por la difusión periodística y debido a la denuncia que se hizo pública. La respuesta pues, fue obligada..

Antes del trágico envío (para el país), El Banco de México había comprado 93 toneladas del mismo metal y con esa compra se situaba como uno de los principales poseedores del áureo metal mismo que finales del mes de abril de 2011, se contabilizaba en 4 millones treinta y cuatro mil ochocientas onzas (de oro) independientes de las 194, 539 que se encontraban depositadas en Fort Knox, en los Espantados Unidos. En fin, para esos días, el BdeM mantenía en Inglaterra el 94.23 % de su oro; en los EE. UU el 4.82 % y en México el resto (0.5%) supuestamente en la bóveda del Banxico.

Pero cuál es específicamente la razón nacional de ese trasiego de oro ¿a cuánto ascienden en total las reservas nacionales? ¿Estos depósitos le dan alguna fortaleza al peso mexicano? En realidad no lo sé, pero de lo que sí estoy cierto es que la devaluación de nuestra moneda nos indica lo contrario, pues aun cuando sabemos de su existencia, el país o el gobierno nacional ¡sic! no está en nuestra propiedad; es decir, no está en territorio nacional y nadie asegura que los filibusteros, corsarios o bucaneros, etc., cualquiera que estos sean, cambien de conducta y un día a petición nuestra, lo devolverán. Así pues, ¡mientras esas reservas de oro no estén en la bóveda del Banco Nacional, no serán nuestras!

En la actualidad, una onza de oro tiene un precio que fluctúa alrededor de $ 1, 400 dólares. En abril de 2211 alcanzó un valor de 1850.00 pesos M.N. el kilogramo actualmente tiene un valor aproximado de 600, 000 dólares y las cien toneladas que se supone están en Inglaterra, ciento cincuenta mil millones de dólares, que difícilmente volveremos a verlos en nuestro país.

Para Agustín Carstens, gobernador del BdeM y presidente del Comité Financiero del Fondo Monetario Internacional, nuestro país ha sorteado bien

y afirma que México –o las las finanzas nacionales- están bien y asegura que se debe continuar con las reformas estructurales emprendidas “pero debe aplicar de manera ordenada y eficiente las reformas”.

Desafortunadamente, la economía de la mayoría de los mexicanos es una verdadera desgracia, salvo para los que controlan los grandes capitales, que cada día como Carstens “están más y más gordos”.

Como una curiosidad pero como muestra del malestar nacional por la conducta económica que Carstens, damos cuenta del intento en un pequeña comunidad (El Espinal) en el Estado de Veracruz, emitió su propia moneda denominada “Túmin”, que despertó “el miedo”, ¡no en los pobladores! sino en el Banco de México y en la PGR, que rápidamente mandaron investigar este singular caso.