Diariamente, en todo momento, enviamos mensajes a nuestra mente, se instalan en el subconsciente en el cual crecen. De igual forma, recibimos información del exterior, se suma; esta combinación es la que echa raíces en nuestro interior.
A diferencia de estos hechos, de recibir constantemente más de lo mismo, debemos de hacerle caso a la Ley de Atracción, cosechar lo que sembramos. Ampliar los horizontes, suprimir la pereza optando por lo de siempre; darnos el tiempo de podar y limpiar, hacerlo con semillas nuevas.
En esta fecha del 21 de marzo, coloquial, donde recibimos al Sol, su equinoccio, a veces con meditación y atuendos blancos, provistos de pasión y emoción; uniéndonos con la fecha en donde muchos deciden iniciar un cambio, transformarse, es aquí donde debemos darnos cuenta de que es tiempo de sembrar.
El secreto es asumir la actitud de jardinero, de agricultor que conoce los tiempos exactos, los que la naturaleza dicta, los que disminuyen los equívocos. La sabiduría ancestral que nunca ha dejado de ser fresca, la que permite sembrar lo nuevo y fuerza a podar primero, a deshacernos de aquello que cumplió su ciclo.
La habilidad de construir se vincula a la capacidad de crear, la que enorgullece; en ambas se cuenta con la gran posibilidad de elegir entre opciones infinitas, lo que nos sitúa en una posición que engrandece y empodera; se edifica positivamente, también se hace para destruir.
Hemos pasado quizás algunas primaveras sembrando, nos hemos dado cuenta de que la cosecha ha sido menor a la que hemos querido; a toda acción corresponde una reacción dicen las leyes de la física, ese es el karma que lleva un potencial de carga energética fuerte.
Sirva este día entonces para recordarnos nuevamente la responsabilidad que tenemos sobre aquello que permitimos usualmente, que queda impreso en nuestra mente a sabiendas de que crecerá en ella generando excusas que son parte de nuestra cotidianeidad. Hoy estas son inválidas, ha llegado el tiempo de dejar a la víctima en el cajón y de retomar las riendas de nuestra vida.
Asumamos de una vez por todas que precisamos sembrar nuevas creencias, esas que metafóricamente llevan el fresco olor de la hierba, permitamos que ellas lleven su propio curso, su camino. Cuidar de ellas con esmero y amor, podando la planta, permitiéndole crecer, guiándola es el compromiso que tenemos para con nosotros mismos.
Entender que cada mañana somos un nuevo ser, que cada día somos distintos, somos una nueva persona, transformarnos día a día, eligiendo nuevos caminos.
Un nuevo amanecer, un nuevo día, el que hemos convertido en algo diferente desde su raíz; la pasión de vivir.
Cambiar requiere estar dispuesto a ello, expresarnos y comunicarnos con un hilo conductor equivalente, mágico, este es la palabra.
Twitter@TerryGuindi