En uso de sus atribuciones otorgadas por el poder legislativo, el presidente de la república emitió un decreto la semana pasada mediante el cual se otorgan incentivos fiscales a contribuyentes de cierto sector empresarial que “recién” se incorporan a la formalidad, mientras que esta semana se anuncia por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que se mantiene un gran compromiso para proteger a los contribuyentes cumplidos, además de orientar a la población en general para que cuente con información que le permita tomar mejores decisiones en la realización de sus actividades diarias con terceros, esto último derivado de dar a conocer que 6,696 contribuyentes se suman a la lista de incumplidos y de señalar a 25 contribuyentes que emitieron comprobantes fiscales cuyas operaciones se consideran como inexistentes.

Por un lado premia a los incumplidos por años, al incorporarlos a un régimen de beneficio en la nueva Ley del Impuesto Sobre la Renta, donde el gravamen (ISR) se reduce de manera significativa y gradual en el espacio de 10 años y ahora se amplía el beneficio del no pago del ISR en el primer año al segundo ejercicio fiscal. Mientras que por otro lado reconoce que de los contribuyentes muchos no cumplen y ahora se les exhibe para el escarnio público; mientras que a los contribuyentes cumplidos, ni siquiera las gracias.

La política fiscal si es que así se le puede llamar en México, es una innovación de “mercado” no de intereses nacionales en beneficio de la colectividad; hay muchos contribuyentes cautivos que no están en la base de motu proprio, pero ahí están sin posibilidad de salir; existen los que no deseando estar, ahí se encuentran por razones de mercado y no por una educación cívica de contribuir con una obligación para todos los mexicanos de contribuir al gasto público. Con este tipo de beneficios a los incumplidos “informales” y de exhibir a los incumplidos “formales”, el contribuyente cumplido seguramente lo menos que espera es una misiva por parte del Estado donde se le agradece por engrandecer con su contribución al país.

La reforma al artículo 28 constitucional en 1917 no deja duda de cual es la política fiscal correcta: la no exención de impuestos; citando a Adam Smith: “los vasallos de cualquier Estado deben contribuir al sostenimiento del gobierno a proporción de sus respectivas facultades, en cuanto sea posible esta regulación, esto es, a proporción de las rentas o haberes de que gozan bajo la protección de aquel Estado; las expensas del gobierno, con respecto a los individuos de una nación, vienen a ser como los gastos del manejo de una gran hacienda, con respecto a sus varios colonos, los cuales sin excepción están obligados a contribuir a proporción de sus respectivos intereses, al cultivo de aquel predio; en la observancia o en la omisión de esta máxima consiste lo que llamamos igualdad o desigualdad de imposición”.

Hoy lo que vivimos en México a todas luces, es en efecto una desigualdad tributaria por lo errado de las políticas fiscales aplicables hoy en día, la reforma que en su momento sufrió al artículo 28 en cita, permite que hoy existan estas diferencias que sin duda nos discriminan a muchos contribuyentes.