Hace poco os hablé de los 4 libros con los que más había aprendido en 2014, hoy quiero profundizar en uno de ellos porque creo que nos puede ayudar a todos a vivir mejor, se trata de: Sobre el diálogo de David Bohm
Ser capaz de escuchar el entorno con voluntad de ser permeado es una de las habilidades imprescindibles para el siglo XXI
Comunicar es poner algo en común, pero la dificultad surge porque todos tenemos asunciones y opiniones diferentes sobre el sentido de la vida y sobre lo que de verdad importa.
Cada ser humano es un “sistema de creencias andante”. Hemos recibido de la humanidad un enorme volumen de conocimiento, del que hemos sido capaces de asimilar un pedacito, tan pequeño como un granito de arena en la playa; a ese poco de conocimiento, lo hemos aderezado con nuestras opiniones y voilà, ya tenemos nuestro sistema de creencias que determina nuestra verdad y ¡pobre del que nos contradiga!
La dificultad radica en que asumimos que nuestra representación ES la realidad y cuando alguien cuestiona esas asunciones, nos sentimos “forzados” a defenderlas. Es como si uno mismo fuera atacado. Sentimos las opiniones como verdades, cuando en realidad las hemos tomado de un profesor, alguien de la familia, una lectura, un amigo… Nada es realmente nuestro, todo viene del conocimiento anterior. ¿Por qué identificarse entonces con nuestra concepción de la verdad?
El diálogo debería darse detrás de nuestras opiniones y asunciones, no sobre ellas.
El mayor enemigo del diálogo es la necesidad del ser humano de tener razón
Si defendemos nuestras opiniones, no seremos capaces de mantener un diálogo.
Esa actitud nos lleva a tener unos hábitos de percepción mecánicos, “encasillamos” en un patrón cualquier idea o forma de pensar con la que entramos en contacto, automáticamente opinamos sobre ella, nos posicionamos y defendemos, como si nos fuera la vida en ello, y no consideramos que esa postura la hemos adoptado con solo una puntita de conocimiento.
“Para cooperar es necesario ser capaz de crear algo en común, que tome forma en la puesta en común, no una imposición de alguien que actúa como autoridad a otros que son instrumentos pasivos de esa autoridad.” (D.Bohm)
Cuando de verdad ponemos un tema en común, pueden surgir nuevos entendimientos. Nadie gana si todos no ganan. Cuando se descubre un error o una vía que no funciona, también ganan todos.
En una era en la que es necesario escuchar a los hijos, a los padres, a los amigos, a los clientes, a los colaboradores… en el que todos emiten pero pocos interiorizan lo que dice el otro, la capacidad de escucha es lo que va a marcar la diferencia.
Cuando nos agarramos a nuestras asunciones, el espacio para una mirada inteligente es muy limitado
“Nuestra capacidad de comprensión se acrecienta, no cuando acumulamos datos, sino cuando los asimilamos de forma creativa.” – Filosofía maestra de vida – M. Cavallé
No se trata de salir de dudas, sino de salir de certezas – Malraux
Es urgente que nos comuniquemos de verdad si no queremos acabar con el mundo, deberíamos ser capaces de pensar juntos, de encontrar una forma común para proceder y eso pasa por ver al otro: de acuerdo, veo tu punto de vista y lo que es importante para ti. Vamos a indagar y a encontrar una fórmula que tenga en cuenta ambas miradas.
El objeto del diálogo es suspender tu opinión y mirar de verdad la opinión de los demás
Las opiniones no son muy importantes, se trataría de sobrepasar esas opiniones y hablar en un terreno de creación, no de defensa. La verdad no surge de las opiniones, sino de la corriente, del movimiento de pensamiento, de la búsqueda de un sentido compartido