La fibromialgia provoca dolores musculares y articulares generalizados, adormecimiento de manos y pies, fatiga, dolores de cabeza y dificultad para dormir. No se conoce una causa orgánica asociada al padecimiento, pero se sabe que tiene relación muy directa con factores estresantes o traumáticos. El diagnóstico puede ser difícil debido a que se hace por descarte de otras afecciones con sintomatología similar.

La enfermedad es más común a partir de los 18 años de edad y entre el 80 o 90 por ciento de las personas afectadas son mujeres, aunque también puede presentarse en niños y hombres. En la vida cotidiana, estos pacientes pueden sentirse incomprendidos porque, al retardarse el diagnóstico, no cuentan con un tratamiento específico que mejore sus condiciones. “¿Por qué te quejas, si no tienes nada?”, es el tipo de expresiones que escuchan con frecuencia, y como consecuencia pueden desarrollar depresión, ansiedad y angustia ya que no encuentran comprensión en su círculo de afecto, ni una explicación médica sobre su condición.

No obstante que este padecimiento no pone en riesgo la vida, puede generar una alteración sensible e importante sobre el estado de ánimo del paciente debido a que no se ha encontrado la razón de sus dolores y malestar, por lo que es fundamental evitar la automedicación de analgésicos y acudir a una valoración con el médico internista.

El diagnóstico
Ricardo de los Reyes García, especialista en Medicina Integral del Adulto en el Hospital General José Vicente Villada, de la Secretaría de Salud, explica que “el médico tratante debe tener la sensibilidad para descubrir que un paciente cae en la posibilidad de tener fibromialgia cuando hay un dolor musculo-articular que no mejora con la medicación, que no tiene una causa aparente y no existe una sospecha sistémica u orgánica”.

Y agrega que las personas que la padecen tienen puntos muy sensibles que duelen al presionarlos y que pueden ubicarse en la zona del cuello, los hombros, la espalda, la cadera, los brazos y las piernas. “Se trata de una enfermedad de atención multidisciplinaria, donde el reumatólogo sería el titular del equipo. Él puede dar un seguimiento adecuado a las lesiones musculares y articulares, así como encargarse de descartar enfermedades enmascaradas, como la artritis reumatoide”.

Ricardo de los Reyes García explica que para acceder a una valoración completa e integral es necesario el apoyo de un médico internista, así como de un especialista psiquiatra debido a que hay dolores de origen somático, que en estos casos es necesario detectar. Además, es fundamental la participación de un fisioterapeuta, para que en conjunto, establezcan el tratamiento farmacológico e higiénico más indicado para mejorar la calidad de vida del paciente.

El camino para vencer a la fibromialgia puede ser largo, pero cuando el tratamiento integral empieza a funcionar, la calidad de vida mejora de modo notable. En este punto, los dolores disminuyen, el paciente empieza a renovar su energía y va retomar sus actividades cotidianas. Este trastorno tiene solución, pero hay que hacer hincapié en que el apoyo y la comprensión de los familiares, amigos y conocidos del paciente son imprescindibles para alcanzar el bienestar tan anhelado.
Para leer:
Fibromialgia: la verdad desnuda, Víctor Claudín, Editorial La esfera de los libros.

Colaboración de Fundación Teletón
“Como te tratas, te ven”
[email protected]