Parece que muchos gobernantes (no me refiero al caso Michoacán evidentemente) en nuestro país piensan en inglés, veamos: cuando se les pregunta que es lo contrario de “in” responden “out”; dice Mario Benedetti que no es obligatorio pensar así, en español lo contrario de “in” como prefijo privativo claro suele ser esa misma palabra pero sin esa silaba: “insensato” y “sensato”, “indócil” y “dócil”; sin embargo lo contrario del “invierno” no es el “vierno” sino el verano…
De tal manera que dichos representantes populares, en su “coherente” discurso diario, intentan transmitir una realidad distinta de lo que muchos vivimos; siguiendo al poeta uruguayo, sus frases despojadas del prefijo “in” tratan de despojar la ortodoxia gramatical pareciendo sonar así: “aquel dividuo memorizó sus cognitas, se sintió dulgente pero domito, hizo ventario de las famias con que tanto lo habían cordiado, se resignó a mantenerse colume, así todo en las noches padecía de somnio, ya que le preocupaban la flación y su cremento”. Los gobernantes siguiendo el padrón de los políticos podríamos en ese mismo sentido responder: “sulso pero tachable”.
Las declaraciones (ahora sí me refiero al caso Michoacán) de la ya no existencia de grupos de civiles armados (autodefensas) en la entidad, levantados vs. otros civiles frente a la omisión del Estado para preservar la seguridad pública; la ausencia de los grupos delincuenciales; la disminución de secuestros, la existencia de “hechos aislados” de grupos no delincuenciales; contrastan con la solicitud realizada por el titular del poder ejecutivo estatal hace unos días a la federación, de que intervenga tanto las fuerzas federales como el ejército mexicano a ciertas zonas de la tierra caliente. Desde que el actual gobernante asumió el poder, no se pronunciaba sobre el tema de la “in”seguridad, dejando todo ello en manos del Comisionado Federal, y hoy esta petición parece ser solo parte de una historieta que no tendrá un buen fin.
Dejemos atrás todo esto, volvamos a nuestra realidad: una época donde el consumismo y los buenos deseos nos invaden, solo deseo ver en nuestro prójimo a una persona como cada uno de nosotros deseándole lo mejor desde el centro mismo del ser, es esta una práctica que ennoblece y gratifica, dignificando al otro; y tanto mejor día por día cada día. Felicidad a todos…