Para una persona lo peor es que la desahucien por no cubrir su crédito hipotecario principalmente porque perdió la fuente o fuentes de su ingreso.
La situación magnifica cuando las leyes que protegen a los bancos en su condición de acreedores, obligan al desahuciado a seguir siendo deudor –aunque definitivamente haya perdido su casa-, convirtiéndose así en un desahuciado social, un moroso tachado y señalado que además pierde todo control sobre de sus cuentas personales.
En España, tener una hipoteca es vivir únicamente para pagarle al banco que utiliza todos los elementos a su alcance para asegurase que la persona terminará finiquitando su deuda al costo que sea.
Recuerdo que la primera vez que llegué a vivir a Madrid fue en el año de 1999, con el precio de los alquileres, en determinado momento pensé en un crédito, entonces le exterioricé la idea a mi ejecutivo de cuenta quien me habló de las facilidades.
Por supuesto que antes debería demostrarle toda mi fidelidad al banco al llevar mi cuenta-nómina más mi fondo de pensiones; y para cuando hubiera tomado una decisión acerca del crédito hipotecario añadir documentos de un aval.
Honestamente no necesité mucho tiempo para darme cuenta que la institución financiera quería tener todo el control del presente y futuro de los pagos, saber que mi deuda sería cubierta, con crisis o sin ésta; con empleo estable o sin éste; con una nómina, dos o sin ninguna.
Todavía no comprendo cómo es que millones de españoles en su afán de ser dueños cayeron en la trampa de los bancos que ofrecían hipotecas fáciles, sin embargo, a plazos poco razonables: préstamos por el 100% del valor de la vivienda a pagar a 30, 40 o 50 años.
En todo caso mucha gente se lanzó al vacío por ser dueño del ladrillo, mi decisión fue contraria después de hacer cuentas y sopesar que la economía no es plana, es cíclica.
También recordé la famosa pirámide del crédito hipotecario, es inversa, la parte más gruesa figura al principio: es decir, el deudor cada año pagará mensualidades más y más elevadas sucederá de esta forma durante el 80% del crédito porque primero cubrirá intereses de intereses; luego, reducirá hasta que la base sea pequeña y entonces el deudor cubrirá finalmente el dinero del crédito.
Cuando se comprende esta estructura de funcionamiento el razonamiento es esclarecedor, hipotecarse se convierte en el mayor de los desafíos económicos de personas y familias porque el futuro es incierto, se juega con la relación de la edad versus ingreso y estabilidad laboral. Por ello, no todos los casos concluyen con un patrimonio propio.
Para prueba, los desahucios en España con unas leyes que protegen a los bancos por encima de los deudores y no permiten la dación en pago. C
Casi medio millón de familias han perdido sus hogares, viven en la calle, con vecinos o familiares y de todos modos deben al banco que además se apropió de lo poco que queda en la cuenta-nómina, del fondo de pensiones y ejecutó los avales. Todo un verdadero drama familiar porque muchos padres avalaron a sus hijos para que éstos pudieran hipotecarse. Hoy están en la calle.
A COLACIÓN
Si comparamos el modelo hipotecario de España respecto de México existen diferencias significativas, primero, porque funciona la dación en pago; segundo, porque los planes hipotecarios son a veinte años y la mayor parte de las instituciones financieras ofrecen planes a tasas fijas mensuales, bajo el entendido, de que desde 1976 México ha pasado diversas crisis, y por eso la idea de “blindar” los créditos hipotecarios de devaluaciones, espirales en las tasas de interés o etapas de elevada inflación.
El único problema real tiene que ver con la gente que renegoció sus adeudos durante la crisis de 1994-1995 y lo hizo cambiando sus contratos en Udis porque además fueron presionados por los propios bancos para hacerlo.
Esas familias confiaron en estar protegidos de un rebote inflacionario por pagar en Udis que signifca pagar en pesos reales, creyeron en esta fórmula inventada por técnicos de Hacienda y Banco de México.
Nada más falso, dado que cada mes rebota el pago de la hipoteca y al final del año, las familias observan con preocupación la carrera alcista sin fin en un modelo en el que la pirámide inversa es inédita.
Desde mi punto de vista resultó peor el remedio que la enfermedad, quienes renegociaron duplicaron su adeudo. Las Udis deben desaparecer de los créditos hipotecarios en México.