La crisis de la seguridad en el País, ha llevado adelante la decisión de crear el mando único, a través de 32 mandos en las entidades federativas -31 estatales y la del DF-, ante la evidente crisis de las policías municipales. Quienes somos partidarios de la descentralización, tenemos que aceptar que en este caso, se ha llegado a extremos de ingobernabilidad, penetración y control por parte de la delincuencia, de las policías municipales, llegando a los extremos que hemos visto en Guerrero y Michoacán, pero en otras entidades con mayor nivel de ingreso y cultural, como Tamaulipas o Jalisco, no han sucedido cosas mejores. Por ello la decisión es correcta, pero ojo, varias policías estatales están en las mismas condiciones, por lo que el proceso deberá ser gradual.
Desde luego son pocos los municipios donde sucede lo contrario, lo cierto es que la debilidad económica de los ayuntamientos, las grandes asimetrías entre ellos, hacen una realidad la ausencia de policías municipales preparados y bien pagados; en muchos ni siquiera hay policía.
Tiene mucho que ver por supuesto la estructura nacional de la desigualdad que cubre las haciendas municipales, las cuales la recaudación del predial y de los otros ingresos que la Ley les faculta, no lo hacen con eficiencia y responsabilidad -excepciones hay por supuesto-, lo cual se ha convertido en un obstáculo para mejorar la competitividad y atraer inversión.
Con la crisis que se ha dado en los ingresos de las entidades federativas y municipios, de tener ingresos rezagados casi cinco años en términos reales, con el impacto de medidas como el deterioro de la base del impuesto a la tenencia, que es participable al municipio, así como una insuficiente colaboración administrativa, y posibilidades recaudatorias limitadas por la pobreza y la informalidad. Es evidente que sus policías, además de ser insuficientes, tienen una preparación inadecuada, sin nivel académico suficiente y educados en una cultura de la corrupción.
Alguna una época en el municipio de Juchitán, al cambiar los gobiernos, cambiaban todos los empleados, incluidos los policías, “porque ahora les tocaba a otros” tener empleo, aunque fueran del mismo partido.
Por supuesto que pensar ahí en un servicio profesional de carrera o una fuerza de seguridad eficiente y honrada, así es casi imposible.
Oaxaca tiene más de 400 municipios de Usos y Costumbres, que parecería una figura interesante, sin embargo ha servido para fortalecer cacicazgos, corrupción e intolerancia. La pobreza por supuesto que influye, por ello, pensar en reelección en los de usos y costumbres es algo totalmente inviable, dado que sus periodos en los hechos, son de un año.
No es casual, el dato oficial de que más del 90 por ciento de los policías de Michoacán a Chiapas, no hayan pasados los exámenes presentados.
Creo en este caso es atinado pensar en un mando único estatal, pero para mantener la autonomía municipal, se tendrán que celebrar convenios y mantener una estrecha colaboración, creando quizás sistemas estatales de coordinación en materia de seguridad y aquí entran los congresos locales. Es claro que sólo el hecho que el mando sea estatal, no es garantía de eficiencia, transparencia y honradez. Se debe aprovechar la creación de la CONAMM y la voluntad de sus líderes, así la CONAGO.
Queda claro que este proceso costará recursos fiscales, pero que valdrá la pena, si los resultados son positivos. [email protected]