El 21 de octubre de 1988, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, indicaba que la desviación de los principios constitucionales y la falta de respeto al Sufragio Efectivo, habían colocado arbitrariamente a Carlos Salinas de Gortari en la presidencia de México.
Con esa despótica y deshonesta actitud impulsada por Miguel de la Madrid y validada por las autoridades oficiales encargadas de mal contar los votos en las urnas, se provocó un gran movimiento ciudadano de millones de mexicanos que fueron encabezados por el ex gobernador de Michoacán.
Han pasado veinticinco años de esa fecha, en la que el hijo del Gran Presidente encabezara una difícil tarea, la de movilizar a las masas que acudieron a su “Llamamiento al Pueblo de México” precisamente en la fecha señalada líneas arriba y que diera nacimiento al Partido de la Revolución Democrática.
El logo del PRD, y como símbolo esperanzador para los mexicanos, sería un sol azteca con los colores del arcoíris, mismo que identificaba la interculturalidad de todos. El alegre Sol que nos representó en un principio, provocó miedo y descontento en el poder político corrompido, quien comenzó por prohibir los colores representativos del nuevo partido, dejándonos solo el amarillo y el negro, argumentando que el símbolo del PRD podría confundirse con los colores del Partido Revolucionario Institucional.
Fundado el partido, no tardarían en llegar las defecciones de quienes militantes fundadores de la Corriente Democrática, electos como Diputados Federales en la LIV Legislatura renunciaran al nuevo partido para volver al PRI, e inmediatamente ser nombrados como embajador de México en Ecuador y en Filipinas, como pago por los nombramientos recibidos, o tal vez por su traición.
No fueron los únicos, pero si los primeros en cambiar de chaqueta, pues muchos más que llegaron vía PRD a legisladores, y a otros puestos de elección popular, tanto estatales como federales, cambiaron pronto de “ideología” por así convenir a sus particulares intereses y lentamente a lo largo de los años, intereses particulares hicieron que se fuera perdiendo la esencia en los principios del nuevo partido.
Se llegó al colmo de tener representantes populares que habiendo “nacido” en el PRI, dieron un sesgo de 180 grados y fueron a parar en el PAN, partido (indicaban) “con el que siempre se habían identificado”. Rápidamente salieron del PAN cuando sus ambiciones no fueron satisfechas y así fueron pasando muchos sin pena ni gloria por el Partido de la Revolución Democrática.
En sus primeros años el PRD logró ser la segunda fracción parlamentaria en importancia en el Congreso de la Unión. Las dificultades, las ambiciones internas crecieron cuando los intereses personales y tribales se veían disminuidas.
Al iniciarse la degradación partidista, el Ing. Cárdenas hizo señalamientos oportunos y varias advertencias pero sistemáticamente se hizo caso omiso a las mismas; predicaba en el limbo, lo oían pero no lo escuchaban. Era obvia la conducta inadecuada de los dirigentes, que poco a poco se fueron alejando de las masas, de los principios para cuidar intereses meramente personales. Andaban siempre sobre las posiciones personales y buscando para sí, las posiciones plurinominales.
Una y otra vez, Cárdenas hacía señalamientos respectivos y presentaba alternativas diversas para la recuperación de principios y la solución de la problemática interna sin que se tuviera respuesta alguna.
Desde la fundación del PRD a la fecha han pasado pues, muchos años, y en los últimos, el líder moral buscó repetidamente ser escuchado pero las diferentes directivas pusieron oídos sordos a sus planeamientos y, finalmente, debido a la sordera de los mismos, optó por renunciar al que una vez fue llamado “El partido de la Esperanza”.
Me tocó ser miembro fundador, acompañando al Ing. en todo el periplo seguido por toda la República. Vivimos momentos intensos en la construcción del Partido; buscamos siempre y, cito a Porfirio Muñoz Ledo, “La formación de un gobierno de mayoría, con capacidad suficiente de convocatoria para sortear la catástrofe, enderezar el rumbo y garantizar, mediante elecciones libres y pacíficas, la devolución del poder a su legítimo titular: el pueblo de México”. pero no se ha podido lograr
En los últimos años la alerta por la desviación de los principios era aun grito insistente de quien fuera Jefe del Gobierno del D.F. , una y otra vez insistía en anteriores y actuales dirigentes de la necesidad de retomar los principios, sin que se hiciera caso de sus llamados, pues las tribus se han rendido ante las baratijas presidenciales y hecho cómplices de una tragedia nacional.
Con el Ing. Cárdenas llegamos al PRD, ¡CON ÉL NOS VAMOS!.