Cuando se habla de todos los caminos que existen para alcanzar ese estado de plenitud y satisfacción que conocemos como felicidad, se pueden enlistar diversas teorías y útiles prácticas para lograrlo, pero poco sabemos acerca de la influencia de la comida que desde su preparación puede influir en el ánimo y como consecuencia en la salud de quien la consume.

Si alguna vez te ha tocado comer un alimento que es especialmente picoso y dejarte salir el comentario de que seguramente la cocinera estaba enojada y su mal humor se reflejó en lo irritante de ese platillo, puedes estar seguro de que tus palabras están llenas de razón y es que como se explica en el libro Manual de la cocina para la felicidad, escrito por monjes budistas, Editorial Alamah, quienes afirman que al momento de preparar un alimento tus emociones impactan en el modo de la preparación, es decir, si asumes esta tarea con el gusto y deseo de honrar a tus comensales, tendrás una buena actitud y tu empeño estará canalizado en hacer lo mejor posible, caso contrario si lo ves como una carga así, sólo querrás salir del paso.

Un momento para la meditación

Tanto el acto de preparar los alimentos como el consumirlos son instantes que permiten disponer de un momento para contigo mismo y de acuerdo a los autores lo que podría considerarse un acto cotidiano y necesario, se puede transformar en una actividad de meditación profunda que te mantendrá lejos de pensamientos que te atormenten.

“Pocas prácticas pueden ayudar tanto a entrenar la mente para conseguir la atención plena (base de la meditación) como la preparación de los alimentos. Porque no es lo mismo encender los fogones con la mente descontrolada que controlada. Así pues, realizar esta acción con un comportamiento positivo nos lleva a tener resultados deseables”, afirman los autores.

Para llegar a este punto se recomienda preparar el ambiente para una práctica agradable y tranquila. Si te toca ser anfitrión o incluso si prepararás algo para ti, considera los siguientes puntos:

  • La cocina tiene que ser un lugar limpio y ordenado, para agilizar los procesos.
  • Mantén el espacio en silencio o bien, si lo prefieren acompáñate con música que ayude a la meditación y a un volumen medio.
  • Ten cerca de ti tanto los instrumentos como los condimentos que utilizarás en tu preparación.
  • Adopta una actitud positiva y de disposición para agasajar a los comensales.
  • Procura que tus recetas contengan todos los grupos alimenticios y si son ensaladas, mezcla verduras y/o frutas del mayor número de colores posible, esto se traduce en equilibrio vitamínico.

Al momento de disfrutar de los platillos se abre otro espacio para buscar la felicidad de una manera distinta a la que comúnmente se podría suponer, y para la que los autores proponen considerar los puntos a continuación:

  • El hambre y el apetito son alarmas del organismo para advertir sobre las necesidades de reponer energías. Se debe estar atento a sus llamadas, pero evitar convertirse en esclavos de los propios impulsos.
  • Antes de empezar a comer se debe detenerse un momento a contactar con el organismo para detectar si realmente se siente hambre o no. También hay que intuir cuánta comida necesitamos, qué tipo de alimentos convienen más y cuánta compañía se requiere en la mesa.
  • Para que la digestión sea excelente, el estómago no debe estar totalmente lleno.
  • Se tienen que generar gratitud hacia todos los seres que han hecho posible que se disfrute de la comida. También se debe mandar un mensaje positivo para quienes padecen hambre en el mundo.

Comer o preparar los alimentos, no se traduce simplemente en cubrir una necesidad o cumplir con una obligación, son actos que forman parte de lo que eres, desde cómo te nutren hasta la manera en que te relacionas con ambos actos e impactan en tu salud, a nivel emocional y hasta socialmente. Procura que las artes culinarias se transformen en una oportunidad para agasajar y armonizar contigo y el mundo que te rodea.

Estados Unidos-Alemania, 2007

Colaboración de Fundación Teletón México.

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