Confiésome que soy asiduo lector de sólo dos o tres diarios de circulación nacional y a veces de dos locales y, como una constante, he observado que en los mismos encuentra uno casi siempre las fotografías de gobernadores, secretarios de Estado, miembros del Poder Legislativo Federal y estatales, funcionarios de primer nivel, el propio representante del Ejecutivo Federal, etc., y como una constante de las fotos, todos aparecen siempre muy sonrientes, como si el país estuviera en Jauja, lo que me provoca profunda preocupación porque lo que muchos vemos en todo en todo el territorio nacional, es una suma de problemas nada fácil de resolver, que se confirma con los datos que son presentados, tanto en materia económica como laboral, política y otros muchos campos, por el propio Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), que es sabido de todos depende del gobierno nacional. La tendencia de los muchos datos no son nada satisfactorios y creo que su tendencia es agravarse aun más.
El presupuesto del gobierno de la República, estados y municipios, es en términos generales de muchos ceros después de varios números y pudiera parecer ridícula la suma que las autoridades indicadas pagan por darse publicidad. Lo triste de lo que señalamos, no es lo que se paga, sino que habiendo tantas necesidades, tantos problemas sociales y políticos, aparezcan sonrientes y que se ríen de nuestra ingenuidad. ¡Esas fotografías publicitarias ocultan la verdad de lo que sucede en la República!
Desde luego que las autoridades superiores deben dar confianza a la población, mostrar “buena cara al mal tiempo” ¡informar para no alarmar! a la ciudadanía, pues de no hacerlo sería contraproducente. Sin embargo, con tantas necesidades por resolver, con los millones de pobres existentes en el país, con la entrega sistemática de los recursos naturales renovables y no al capital criollo y extranjero, con tantos crímenes de lesa humanidad a diario prácticamente (vg. los niños muertos por el incendio de la guardería ABC, en Hermosillo, Sonora, hace cinco años, en los que no se ha castigado absolutamente a nadie de los involucrados en ese triste episodio), me parece que esa publicidad, es solo un juego macabro adicional a lo que todos los días ocurre en México.
Seguro que a los analistas de la vida económica nacional, no les debe interesar la pérdida de unos cuantos pesos pagados por la publicidad personal, comparado con el Budget or financial plannacional; pero para otro sector, el que tiene la facilidad de leer los periódicos y de saber cuánto le cuesta a los mexicanos la publicidad, esas fotografías sonrientes, lastiman la inteligencia.
Estoy cierto que existe la necesidad ¡y es obligación! de informar a la opinión pública del acontecer nacional, de las obras y servicios realizados, de la situación que prevalece en las comunidades en lo general, de las obras y sus costos y del porque no se inician o se concluyen las grandes obras programadas y compro-metidas; o bien, del porqué no se castiga a delincuentes tanto de cuello blanco que fraudulentamente operan en el país o la razón de sacar de servicio grandes centrales hidroeléctricas, que costaron miles de millones de pesos y porque permiten la generación de centrales de ciclo combinado y porqué les compramos la energía a la centrales privadas. Hasta hoy, por ejemplo, no sabemos porque cancelaron la construcción en Tula, Hgo. de la proyectada refinería de Pemex. En cambio, suponemos que, después de tanta publicidad, esta obra se reserva para que capitalistas extranjeros la construya.
Por otra parte, entiendo, que se publiciten los caminos realizados, los hospitales en proceso de construcción o terminados, las visitas de trabajo a las comunidades marginales y lleven un mensaje de aliento a su pobladores y que a su vez le indiquen al gobernante de sus tantas necesidades y urgencias que requieren los pueblos.
Estoy de acuerdo que los resultados de sus actividades políticas deben pues, darse a conocer con profusión, mostrando las escuelas, hospitales, caminos, refinerías construidas, centrales hidroeléctricas, en fin, el sinnúmero de obras en proceso, para que la ciudadanía se de cuenta de que están trabajando para su servicio, pero de eso a aparecer en las fotos siempre sonrientes cuando en sus estados prolifera la miseria, el hurto, las obras inconclusas de años anteriores, el crimen organizado, me parece indigno y un insulto mayor a la inteligencia del mexicano.