En las últimas 48 horas, la cotización del dólar respecto al euro, se ha ido fortaleciendo; lo mismo ha sucedido con el tipo de cambio del  peso y el billete verde.  Sí, los mercados financieros también votan.

Los europeos saben que en este resultado electoral, en buena medida, está en juego el futuro entendimiento con la Casa Blanca en temas sensibles como: la relación económica, comercial y estratégica entre Estados Unidos  y la Unión Europea (UE); la defensa de Europa y la prevalencia de la OTAN; y, el escenario, de las guerras regionales.

Europa que vive acechada por el fortalecimiento de la ideología de extrema derecha teme que un nuevo gobierno trumpista dé alas a los grupos euroescépticos.

En todo caso, un gobierno de Kamala Harris sería más comprensivo y menos agresivo  con la UE y apoyaría las relaciones transatlánticas  aunque cada uno tendería a proteger su base industrial.

También es cierto que los dos candidatos tienen políticas opuestas  en relación con la energía y el cambio climático. La UE sigue sus políticas de descarbonización y emisiones cero.

Los propios asesores de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, advierten que una administración bajo el sello de Trump aumentaría la producción a partir de los combustibles fósiles, lo que tendría un impacto significativo en el mercado energético europeo.

Por esa misma razón, que la candidata demócrata Harris pudiera llegar a   la Casa Blanca, es visto como parte de los intereses del Gobierno de la UE en su lucha contra el cambio climático y la producción de energía baja en carbono. Es decir, Washington estaría estrechamente alineado con Bruselas en la diplomacia climática.

Y luego están otros temas de enorme calado geoestratégico  y la UE quiere ir de la mano con su histórico aliado, por ejemplo, ante los casi tres años de invasión de las tropas rusas a Ucrania; los roces con China en el Indo-Pacífico; la situación en los Balcanes occidentales; y, por supuesto, la tensión bélica en Medio Oriente con Israel confrontado con Hamás en Gaza; con Hezbolá en Líbano, con los Hutíes en Yemen y  primordialmente sus roces bélicos con Irán.

 A COLACIÓN

El Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea (IESSUE) llama la atención del ríspido clima electoral interno que prevalece  en la Unión Americana.

De allí que la preocupación inmediata pase por el propio contexto de la jornada electoral y el resultado de las mismas: “Un resultado impugnado podría desencadenar una ola de violencia política en todo el país y la campaña de Trump está insistiendo en cuestionar la validez del proceso electoral”.

Esta Agencia de la UE encargada  de analizar la política exterior advierte de la enorme posibilidad de que se repita el asalto al Capitolio como ya sucedió el 6 de enero de 2021 y del impacto nocivo de la desinformación entre los electores.

“La violencia generalizada en Estados Unidos debilitaría la relación transatlántica y podría alentar la agitación en todo el mundo. ¿Puede la UE desarrollar un enfoque coordinado entre los estados miembros para hacer frente a los resultados electorales impugnados y a la posible violencia en Estados Unidos?”,  cuestiona un análisis del IESSUE.

          Las elecciones presidenciales norteamericanas tendrán consecuencias de gran alcance para la propia política exterior de la UE. Su resultado afectará el curso de la guerra de Rusia contra Ucrania; el conflicto en Oriente Medio; las tensiones en el Indo-Pacífico y la fortaleza de los lazos transatlánticos. Bruselas debe estar preparada para lo que esté por venir.

¿Cómo una presidencia de Trump o Harris afectaría los puntos críticos en todo el mundo? De acuerdo con un análisis del IESSUE,  el viejo continente debe prepararse para una sorpresa más desagradable que agradable.

El punto inmediatamente más sensible es Ucrania y la resistencia que libra contra  la invasión rusa en más de dos años y medio de lucha intestina. Trump está haciendo campaña con la promesa de poner fin al conflicto, casi veinticuatro horas después de que se confirme que ha salido electo.

El segundo punto que para los europeos también es bastante relevante tiene que ver con el derrotero de la guerra en Medio Oriente. Trump que siempre se ha mostrado bastante cercano a Israel y sobre todo al primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha señalado abiertamente que respaldará  la política de defensa que lleve a cabo Netanyahu y no en pocas veces ha señalado que los palestinos son terroristas a los que hay que acabar.

          En este triángulo también figura la tensión reciente con Irán: Trump es más favorable a un ataque directo contra Irán en aras de provocar la caída del régimen de los Ayatolá.  Si el candidato republicano gana las elecciones, la perspectiva en Europa es que habrá una confrontación de Estados Unidos e Israel contra Irán y preocupa  bastante dado que  no se sabe qué papel jugaría la OTAN, como aliado de Washington.