La cápsula Cassini rozó casi el manto helado de Enceladus, una de las 60 lunas de Saturno, y saboreo los chorros de vapor que emergen de su polo austral y que sugieren la existencia de un océano, según un artículo que publica hoy la revista Science.

Y donde haya agua los científicos sospechan que pueda haber, o haber habido, vida.

Los científicos creen que los datos recogidos por Cassini las veces que ha pasado junto a Enceladus y los estudios del campo de gravedad de esa luna señalan que hay agua debajo de la corteza de hielo del satélite, que tiene unos 500 kilómetros de diámetro.

El análisis de los datos recogidos y transmitidos por Cassini desde más de mil 200 millones de kilómetros lo llevaron a cabo científicos de la Universidad Sapienza en Roma, el Instituto Tecnológico de California, la Universidad Cornell en Nueva York y la Universidad de Bolonia, en Italia.
“Las evidencias de que pueda haber un océano son muy fuertes”, comentó el físico planetario David Stevenson, del Instituto Tecnológico de California y uno de los autores del estudio.
“Es difícil evitar la interpretación de que allí hay agua”, agregó.

Cassini ha estado navegando entre las lunas de Saturno durante los últimos 10 años y sus observaciones y mediciones de gravedad indican, según estos científicos, que puede albergar un océano bajo su manto helado de 30 a 40 kilómetros de espesor.

Los investigadores analizaron, en particular, los datos obtenidos por Cassini en tres pasadas a menos de 100 kilómetros de la superficie de esa luna para determinar los campos de gravedad y explorar la asimetría notable que existe entre los hemisferios norte y sur de Enceladus.

Los datos indican que la región austral de Enceladus no tiene en su superficie una masa suficiente que explique la gravedad del hemisferio, y que algo denso debajo de la superficie, como agua, podría compensar esa deficiencia.

Los científicos creen que puede haber en el hemisferio sur una masa de agua que se extiende hasta los 50 grados de latitud sur.

También indicaron los investigadores que Enceladus es una luna que se distingue por tener un núcleo de baja densidad y un manto y una corteza separados.

Esas conclusiones ayudan a explicar los “chorros” de vapor, ricos en minerales, que se han observado desde 2005 fluyendo de fracturas largas en la región polar sur de Enceladus, que los astrónomos llaman franjas de tigre.