Dos astronautas rusos salieron el lunes de la estación espacial internacional para completar una instalación de cámaras exteriores que quedó inconclusa el mes pasado, pero se toparon con nuevos problemas.
El comandante Oleg Kotov y el ingeniero de vuelo Sergey Ryazanskiy instalaron con éxito una de las dos cámaras provistas por una empresa canadiense para hacer observaciones de la Tierra, una tarea que requirió de múltiples conexiones de alimentación fuera de la base orbital.
Todo salió bien con esta cámara de alta definición, a diferencia de una caminata espacial posterior a la Navidad pasada, cuando no hubo flujo de datos.
Sin embargo, la segunda cámara, de resolución media, no ofreció buenas imágenes a los controladores en tierra después de que quedó conectada el lunes.
Ryazanskiy reconectó los cables electrónicos, pero todo fue en vano. No detectó daño alguno.
Los astronautas trabajaron tan duro -decididos a terminar el trabajo esta vez- que el Control de Misión ruso, en las afueras de Moscú, les instó a principios de la caminata que “recuperan el aliento”.
“Nos obligaremos a descansar”, respondió en ruso uno de los astronautas.
Durante la caminata posterior a Navidad, los astronautas conectaron las cámaras, apuntadas a la Tierra, pero los controladores no recibieron imágenes de ninguna de ellas y los caminantes espaciales tuvieron que desconectarlo todo y regresar el equipo a la estación. Luego se concluyó que el problema tenía que ver con el cableado interno y se pensaba que todo haba quedado reparado.
El Control de Misión ruso ordenó el fin de la caminata espacial del lunes cuando se cumplió la marca de las seis horas, como estaba previsto originalmente. No quedó claro qué se hará ahora con respecto a la cámara fallida, pero se les aseguró a Kotov y Ryazanskiy que no habrá más caminatas espaciales para resolver el problema.
“Bueno, al menos una está funcionando”, dijo uno de ellos.