El aumento de la temperatura de las aguas del Atlántico, concentrado sobre todo en la zona norte y tropical de ese océano, es la principal causa de una aceleración del deshielo en la Antártida y una consecuente crecida del nivel del agua, según una investigación publicada en la última edición de la revista Nature.
Los investigadores han descubierto que ese calentamiento en zonas polares está influenciado por la diferencia entre la energía recibida por la tierra y la energía irradiada de vuelta al espacio en la zona del Atlántico, así como por la variabilidad en el clima del océano Pacífico, como habían ya mostrado estudios anteriores.
“Estos cambios son considerados componentes importantes del cambio climático global. Aceleran el derretimiento del hielo de la Tierra, aumentan el nivel del de Marzo y alteran asimismo las corrientes en el océano profundo”, dijo Xichen Li, de la Universidad de Nueva York, autor principal del estudio.
El efecto más notable es una reducción de más del 30% en la medida del hielo del Ártico desde finales de la década de los 70, aunque según los autores del estudio se ha producido de forma desigual dependiendo de la zona.
Durante el verano austral, el deshielo en la Antártida se ha atribuido al aumento de los gases de efecto invernadero y a la pérdida de ozono estratosférico.
Por contra, en invierno el deshielo “se entiende menos”, aseguró Li, aunque estudios anteriores ya habían atribuido ese cambio al fenómeno de El Niño, que consiste en un cambio en el movimiento de las corrientes marinas en la zona intertropical y también está detrás de los recientes temporales en Europa.
“Nuestro trabajo proporciona una explicación física al reciente cambio climático en la Antártida observado por su vinculación con el calentamiento del Atlántico norte-tropical y demuestra que esta es un área importante para su vigilancia ante un futuro incremento del nivel del agua del mar”, concluyó el investigador de la Universidad de Nueva York.
El estudio, en el que ha colaborado el centro de Investigación Antártica Británica (BAS, siglas en inglés), recomienda que las proyecciones que se hagan en el futuro sobre cambio climático en la Antártida tengan en cuenta la influencia del clima en el Atlántico”.