En Europa no pasó desapercibido el vigésimo aniversario de la irrupción en la escena mexicana del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) movimiento ligado al subcomandante Marcos.
Pocos recordaron que, también aquél 1 de enero de 1994, entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés) también con una vigencia de 20 años.
Amigo lector, ¿qué estaba haciendo dos décadas atrás? Pocos años han sido tan especialmente complicados, al menos en la historia reciente de México. El año de 1994 inició mal y terminó mal, el error de diciembre y la fuga de capitales sembraron la catástrofe económica resentida a lo largo de 1995.
No hubo descanso alguno. El magnicidio de Luis Donaldo Colosio, candidato a la Presidencia por el PRI (acontecido en Lomas Taurinas el 23 de marzo de 1994) anticipa los festejos venideros con un inflamado discurso del presidente Enrique Peña Nieto.
¿Cuánto hemos cambiado México y los mexicanos desde entonces? No existe el hubiera, queda en la imaginación y suposición, Colosio de presidente.
Yo en lo personal lamento los contrastes tan marcados en México, se niegan a desaparecer quizá porque aún no se ha hecho suficiente para mejorar las condiciones socioeconómicas de su población, de la mayoría de ellos, entre los cuales millones de indígenas siguen a la espera de la reivindicación de sus derechos e incluirse en el progreso, desarrollo y bienestar del país. Para ellos el TLCAN les ha pasado de largo.
En 1994, México festejaba una nueva piedra angular para beneficio de su estructura económica, productiva y exportadora con la puesta en vigor del tratado. Se imbuía así en la modernidad económica e internacional de los acuerdos de gran calado, con un potencial propio además de un país contado entre los diez más relevantes por tamaño de su PIB.
Es indudable lo que, a veinte años de distancia ha hecho posible el TLCAN: cambiar la balanza comercial de México, de ser una balanza monoexportadora y dependiente del petróleo, es una balanza comercial donde el 90% descansa en la venta de bienes manufacturados. El valor agregado forma parte de la estructura comercial.
En cuanto a la pirámide sectorial y su contribución al PIB de México es otra más de las evidencias de la transformación del país: las aportaciones que cada sector hace al PIB son sector primario 4%; sector secundario 32% y sector terciario 64 por ciento.
En los años previos al TLCAN el sector primario era el doble que el actual, el sector secundario todavía mayor. El sector terciario de la producción es el que más ha expandido con el tratado de libre comercio mientras que el primario y secundario adelgazaron.
A COLACIÓN
En veinte años hay modificaciones significativas y evidentes del aparato productivo y comercial. México es cuantitativamente hablando otro país. Empero, socioeconómicamente, no ha dado el gran salto cualitativo.
Hace veinte años indígenas tomaron las armas precisamente en Chiapas una de las entidades más castigadas por la pobreza, inequidad, falta de oportunidades y retraso educativo.
Quisiera decir que el zapatismo contribuyó fehacientemente a transformar su situación de marginación y vulnerabilidad, empero, sus logros fueron muy puntuales y restringidos más orientados a la autodeterminación y gobierno de los pueblos indígenas. Habrá quienes afirmen que con ello es más que suficiente.
Para mí como analista no es lo del todo. Este año el presidente Peña Nieto dará un pasó más en la concesión y reconocimiento del autogobierno y determinación de los pueblos indígenas amparado en la ONU.
Empero, no es su exclusión ni el reconocimiento de la diferencia lo que les ayudará a romper la pobreza histórica hoy en día además doblemente marginados del sistema educativo nacional y de las nuevas tecnologías, ¿cuántos de ellos navegan por Internet?
A esos millones de indígenas en Chiapas y a todos los del país, un total de 15 millones sumidos en la pobreza, muchos en la más extrema, les falló el subcomandante Marcos y el EZLN, también el gobierno y otros políticos que no han logrado incluirlos en el crecimiento y desarrollo del país.
Hoy Marcos, más bien, Rafael Vicente Sebastián Guillén, es un espejismo refugiado en algún país de Europa, se dice que en España, alguien alejado de los medios; un soñador más que soñó con un mundo mejor pero a quien le ganó la comodidad de vivir bien con el bolsillo del lado derecho.
PD. *Economista. Mi twitter es @claudialunapale. Mi blog es http://claudialunapalencia.blogspot.com