En su única intervención que no está mediada por el Gobierno, la soberana invitó a los británicos a aprovechar cualquier oportunidad para “detenerse y hacer balance” y buscar “el equilibrio entre la acción y la reflexión”, sea a través “de la contemplación, la plegaria o simplemente escribiendo un diario”.

Con este ejercicio, se puede entender mejor el mundo e incluso “descubrir una mayor profundidad espiritual”, aseveró en un discurso grabado en la Sala Azul del Palacio de Buckingham en Londres, con un árbol de Navidad y fotografías familiares de fondo.

“Yo misma tuve motivos para reflexionar este año, en la abadía de Westminster, sobre mi propio compromiso de servicio hecho en esa misma gran iglesia el Día de la Coronación sesenta años atrás”, rememoró la monarca en su mensaje televisado a la nación.

“Este aniversario me recordó los extraordinarios cambios que han tenido lugar desde la Coronación, muchos de ellos para mejor, y las cosas que han permanecido constantes, como la importancia de la familia, la amistad y la buena vecindad”, añadió.

Isabel II, vestida de amarillo y luciendo el broche que le regalaron sus padres por el nacimiento del príncipe Carlos en 1948, se refirió a la oportunidad que ofrecen las Navidades para meditar y recordar a los seres queridos que ya no están o a los que están de servicio en países lejanos, como los militares.

Su propia familia, dijo, “es un poco más grande esta Navidad”.

“Como muchos sabréis, la llegada de un bebé ofrece la oportunidad de contemplar el futuro con felicidad y esperanza renovadas”, afirmó, en alusión al nacimiento el pasado 22 de julio del príncipe Jorge, hijo de los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, y tercero en la línea de sucesión al trono.

Jorge “fue bautizado en la alegre fe de deber y servicio cristianos”, tras lo cual se tomó “la tradicional fotografía”, en la que aparecía la soberana y jefa del Estado británico con el príncipe Carlos, heredero al trono, Guillermo y el recién nacido, imagen que se mostró de fondo en la grabación navideña.

“Fue una ocasión feliz, reuniendo a cuatro generaciones”, declaró hoy la reina.

Isabel II, que subrayó la vigencia de los valores de “deber y servicio”, abundó en que la reflexión no consiste solo en mirar al pasado sino también al futuro, en anticipación de los Juegos de la Commonwealth (mancomunidad de excolonias y antiguos protectorados británicos) que tendrán lugar en Glasgow (Escocia) en 2014.

“En el año que viene, espero que tendréis tiempo de deteneros para momentos de callada reflexión”, deseó la reina, que observó que los resultados “a veces pueden ser sorprendentes”.

Para los creyentes, agregó, esta reflexión puede servir para “renovarse en el amor a Dios”.

“Os deseo a todos una muy Feliz Navidad”, concluyó la soberana en su último discurso del año.