Sus mejillas por fin se humedecieron con el néctar de la felicidad, mas lo primero que las recorrieron fueron lágrimas de sangre. Líquido con el que sacaron la presión acumulada durante un terrorífico año, sin importar que muchos de ellos no protagonizaron los fracasos que llevaron al Tricolor hasta el fin del mundo.

Terminó la pesadilla. Miguel Herrera halló la luz al final del túnel y condujo a la Selección Mexicana a su decimoquinta Copa del Mundo (sexta en fila). Los verdes estarán en Brasil 2014, por más que parecían empecinados en observar el evento por la televisión.

Eso explicó que varios se resquebrajaran al escuchar el silbatazo final del alemán Felix Brych. Pero hasta en eso, Oribe Peralta se sale del promedio. Guerrero de gran corazón, espíritu inquebrantable y nervios de acero. Pieza clave en el América disfrazado de verde, blanco y rojo.

Las Águilas fueron la base del emergente combinado, pero El Cepillo le otorgó el aire que necesitaba para respirar. Vital dentro y fuera de la cancha, mortífero ante la portería contrincante.

Finiquitó el partido cuando todavía no se cumplía el primer cuarto de hora. Su definición, con involuntaria ayuda del zaguero Storm Roux, hizo añicos los anhelos de una multitud que confiaba en presenciar varios goles. Llegaron… La mayoría, otra vez en contra (2-4, 3-9 global).

Primera vez que el lagunero más lagunero firma tres anotaciones como seleccionado nacional (13′, 28′ y 34′), prueba de que su fría sangre a la hora cero es el elixir que requiere un combinado que viajó más de 11 mil kilómetros para adjudicarse un “ticket” que antes era suyo con el simple hecho de pisar el césped del Estadio Azteca.

Historia tan conocida como inexistente. El millonario negocio fue rescatado por un hombre que sólo se calmó hasta que el silbante germano oficializó la presencia mexicana en la XX Copa del Mundo.
Piojo que muta en fiera dentro de la zona técnica, sea cual sea el marcador. Incluso cuando los pocos mexicanos que lograron entrar al estadio Westpac entonaron ese himno futbolístico llamado “Cielito Lindo”, el intenso estratega nacional trató de ajustar esas casi imperceptibles falencias que se vuelven gigantescas vistas desde sus ojos.

Juan Carlos Valenzuela y Francisco Javier Rodríguez eran los destinatarios del mensaje. Pese a golear en Oceanía, a Miguel le inquieta la zona central de su defensa, en la que Rafael Márquez luce varios escalones encima de quienes le acompañan. El Káiser de Michoacán fue el principal soporte de Moisés Muñoz, quien derribó más críticas con el penalti detenido a Jeremy Brockie (38′). Ya no pudo con el de Chris James (80′). No sólo ataja, también otorga seguridad en el juego aéreo.

Sentimiento que aparece varios metros adelante si Peralta tiene la pelota. Con Carlos Peña como fina y precisa plataforma de lanzamiento, además de Miguel Layún en el rol de velocista, el Cepillo confirmó su etiqueta de mejor futbolista mexicano en la actualidad.

Llegó a 15 goles con la camiseta nacional, 11 este año, en el que apenas jugó nueve partidos debido a varias lesiones.

Miguel Piojo Herrera cumplió la promesa: los verdes jugarán su Copa del Mundo número 15. Falta saber si será con él en el banquillo.

Los directivos tienen la última palabra, aunque reunirse para decidir si el director técnico campeón con el América continúa… es otro mero trámite.