Uno de los mayores retos del sistema de pensiones de los mexicanos es elevar el nivel de ahorro de los trabajadores y la aportación de gobierno y empresas.

México necesita elevar el nivel mínimo de apoyo disponible para los miembros más pobres de la sociedad.

Si bien es cierto que muchos países enfrentan problemas en sus sistemas de pensiones, México tiene un panorama más complicado. Por una parte, el aumento de la esperanza de vida y el incremento de la deuda pública en muchos países hacen que sea incierto el futuro económico de las personas para su retiro.

Esta problemática ha motivado el desarrollo de estudios que monitorean y tratan de pronosticar el futuro de los distintos sistemas de pensiones que hay en cada país. El más reconocido es el Índice Global de Pensiones de Mercer (Melbourne Mercer Global Pension Index), el cual compara los esquemas de jubilación en 20 países (que constituyen el 55% de la población mundial) y sus avances para mitigar esta problemática.

Este estudio muestra que los problemas relacionados con el envejecimiento de la población son similares en todo el mundo, independientemente de las influencias sociales, políticas, históricas y económicas de cada país. Lo mismo sucede con muchas de las reformas implementadas para aliviar estos problemas, las cuales, en su mayoría, van enfocadas hacia el aumento de la edad de jubilación y al crecimiento del nivel de los fondos para el retiro.

El estudio, auspiciado por la consultora especializada en salud, retiro e inversiones, establece cinco categorías que califican la Suficiencia, Sustentabilidad e Integridad de los sistemas de pensiones. México se ubicó en la décimo quinta posición, con un puntaje global de 50.1, siendo el subíndice de Integridad el punto más flaco.

Señala que el sistema de jubilación de México tiene las ventajas de que su sistema de seguridad social incluye una pensión mínima y los planes privados obligatorios. Sin embargo, aún tiene varios puntos que mejorar, entre los que destacan los siguientes:

Elevar el nivel mínimo de apoyo disponible para los miembros más pobres de la sociedad.

Elevar el nivel de ahorro de los trabajadores.

El tema es preocupante si consideramos que la tasa de reemplazo (que es el porcentaje del último sueldo percibido que se obtendrá por concepto de pensión) en nuestro país es de 32%, según estimaciones de la OCDE. Es decir, que de cada $100 pesos de sueldo, los jubilados solo podrán aspirar a recibir $30 pesos. La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), reconoce que para lograr una tasa de reemplazo de 70%, las aportaciones que hacen trabajador, empresas y gobierno a la afore deben ubicarse en al menos 15% del salario, cuando actualmente está en 6.5%.

Ahorro voluntario con señales cruzadas

Una opción para lograr un incremento en la tasa de reemplazo es a través de las aportaciones voluntarias de los trabajadores. El problema es que 97% de los trabajadores mexicanos no hacen aportaciones voluntarias, principalmente porque desconocen el procedimiento o desconfían de que su dinero esté seguro.

Deducibilidad del 10% quienes ganen 4 salarios mínimos

Otro problema que enfrentará el sistema de pensiones mexicano es que, la miscelánea fiscal para el siguiente año, establece un tope de deducibilidad de 10% del salario anual del contribuyente o cuatro salarios mínimos anuales equivalentes a $94,549 pesos, la que resulte menor; situación que de cualquier forma solo es aprovechada por las personas que reciben mayores ingresos, ya que ellas son las únicas que hacen declaración anual.

En contraparte, la Consar propone que haya una corresponsabilidad en las aportaciones voluntarias de los trabajadores, de tal forma que el gobierno o el patrón (o ambos) contribuya con 20 centavos por cada peso ahorrado por el trabajador, con un tope máximo de $300 pesos.

De cualquier forma, el reto para el sistema de pensiones en México es enorme y su futuro aún es incierto.

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