Con el objetivo de eliminar prejuicios y, así, reducir estigmas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prepara una nueva clasificación de trastornos sexuales y condiciones relacionadas con la sexualidad, a fin de reivindicar el derecho al placer.
A nivel internacional existe la Clasificación Internacional de Enfermedades, un catálogo de condiciones de salud creado por la OMS y conocido como CIE-10, mismo que será renovado en 2015 para adecuarse a las nuevas epidemias y amenazas a la salud pública.
En este contexto, un grupo de investigadores de la OMS, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, El Colegio Nacional y la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, presentaron las propuestas de cambios consensuadas a nivel global.
En el simposio “Salud sexual: propuestas para la revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud” dieron a conocer que los cambios están encaminados a “reducir el estigma de la sexualidad”.
Elena Medina Mora, integrante de El Colegio Nacional y del Comité de Expertos de la OMS, explicó que México se sumó a los trabajos técnicos para realizar la nueva clasificación, y que será parte de los países donde se hagan estudios para evaluar la pertinencia de los cambios.
Actualmente la CIE-10, que será sustituida por la CIE-11, considera el vaginismo (imposibilidad de realizar el coito), la dispareunia (coito doloroso) y la aversión al sexo como trastornos sexuales femeninos, es decir, los liga a enfermedades mentales.
Los criterios de la OMS -que sirven como base para la elaboración de clasificaciones nacionales y guías de diagnóstico, tratamiento y prevención- dejarán de considerar estas condiciones como parte del capítulo de trastornos mentales y del comportamiento.
Iván Arango, doctor investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, dijo que el trastorno por aversión sexual no necesariamente implica que la mujer no tenga ganas de tener una relación sexual, ya que se puede tratar de pánico o susto frente a una experiencia sexual.
Con respecto al vaginismo y la dispareunia, explicó que estos conceptos se eliminan de la clasificación porque los tratamientos terapéuticos están enfocados a tratar síntomas dolorosos, por ejemplo las contracciones vaginales, es decir, son tratamientos físicos y no psicológicos.
Los temas que se seguirán considerando como trastornos sexuales son aquellos que tienen que ver con el deseo, la excitación y el orgasmo; separar estas condiciones, observó Arango, implica dividir una mirada desde la biología y otra desde la subjetividad.
El CIE-10 contiene un catálogo de condiciones de salud respiratorias, gástricas, mentales y sexuales, que requieren tratamiento, pero en este caso los especialistas resaltan los cambios en materia de salud sexual, entre otras cosas por la carga ideológica y política del tema.
Arango señaló que estas modificaciones concretan un ejercicio reflexivo respecto de la salud sexual, que ya tiene algunas décadas de análisis y que ahora “implica la comprensión de lo que entendemos por la sexualidad”.
Agregó que efectivamente los nuevos lineamientos “representan una posibilidad de cambio sustantiva en el reconocimiento de los derechos sexuales como parte de los derechos humanos”.
“La intención es que a través de estas propuestas -que tienen la posibilidad de intervenciones asistenciales, educativas y de activismo- deriven en una construcción individual y social distinta de la sexualidad femenina”.
De acuerdo con el especialista, los cambios en las clasificaciones internacionales ayudan a que los servicios de salud de cada país ofrezcan mayores posibilidades de atención, y a la vez hagan una “reconceptualización” de la salud femenina.
Arango abundó que el objetivo es atender los problemas de la salud sexual femenina para procurar mayor equidad, libertad y respeto en la experiencia sexual, y apuntó que estas propuestas reconocen el derecho de tener experiencias sexuales satisfactorias, libres, placenteras y sin coerción ni violencia.
Por ejemplo, el fetichismo, el travestismo y el sadomasoquismo sin coerción dejan de ser parte de trastornos de la personalidad y se colocarán en otro capítulo del CIE-11.
“Esto es sumamente significativo e importante porque implica que entonces la OMS valida no sólo el reconocimiento de la enfermedad, sino el reconocimiento de la experiencia del placer y eso tiene una connotación profunda en términos semánticos, ideológicos y conceptuales de lo que entendemos por la salud sexual”.
Sin embargo la C-11, que deberá ser aprobada por la OMS en 2015, aún causa polémica porque clasificará las orientaciones sexuales como la homosexualidad y bisexualidad como “discordancia de género”, lo que indica que podrían seguir siendo trastornos.