Elogio, éxito, fama, reconocimientos… algunas veces saludables y algunos otros tóxicos y enfermizos. La separación entre estas dos condiciones es muy pequeña, delicada y al mismo tiempo importante.
Si bien, el reconocimiento y la apreciación son ingredientes importantes para alimentar el alma, mejorar e inspirar a la persona, también el hecho de tan solo vivir esperando el reconocimiento y el honor. Cuando la persona se ciega ante la vanidad, esta se puede convertir en una persona arrogante, que lastima e insulta sin tener consideración de los demás, sin importar que tan espiritual o sabia pudiera haber sido anteriormente.
La persona vanidosa siempre esta en busca de satisfacer sus propias necesidades, de sentirse alagada y querida, le cuesta trabajo comprender a los demás; todo lo que busca, tiene que pasar primero por su propia visión.
La Vanidad es más compleja de lo que se percibe…. Trabajar sin parar, regalar lo que sea por ser reconocido, destacar ante todo. En si hay acciones que se pueden disfrazar elegantemente, cubriendo la realidad de la naturaleza de tanta bondad, interés o trabajo.
Cuando el fin ultimo, no es el ayudar sinceramente el la causa o las personas que se esta ayudando, sino que es el recibir el reconocimiento y la admiración, hay que tener mucho cuidado, hay que reconocer que eso es mas vanidad o interés que una persona legitima con una autoestima sana y balanceada.
Es bueno sentirse bien consigo mismo, cuidar tanto los aspectos físicos como emocionales personales, pero también es importante saber balancear, escuchar y ser sensible, reconocer que nadie es el centro del universo, sin embargo, todos y cada uno, somos seres valiosos y dignos.
La mujer que se cuida más de lo normal con la comida, se arregla todo el día y prefiere lastimarse sus pies por caminar con zapatos altos e incomodos con tal de verse bella como una modelo, puede ser que sufra mucho el día que le salgan arrugas o no luzca tan bella como ella quiera.
El hombre que trabaja 18 horas diarias a pesar de que tiene un equipo de trabajo eficiente, que atiende todos los congresos y no falta a ninguna junta, descuidando a su familia o a su relación persona, puede ser que su ambición, se encuentre disfrazada de vanidad y necesidad de reconocimiento vano.
Igualmente la persona que atiende a todas las fiestas, reuniones y eventos, que se ocupa y se inventa trabajos extras, ¿será que de verdad tiene una necesidad real de participar o necesita el alago y el reconocimiento de cuan persona pueda?
Hay que tener valor propio, pero no hay que caer en el extremo y en la vanidad.