Argentina se convirtió en el primer equipo clasificado a octavos de final en el Mundial de Sudáfrica y se terminó de recibir de candidato con un gran triunfo por 4-1 ante Corea del Sur en el que demostró poder y variantes ofensivas realmente de lujo.

El primer en contra y los otros tres de Higuaín, que hizo dos de cabeza y el otro al capturar un rebote. El gol coreano, que se puso 2-1 cuando terminaba el primer tiempo, lo marcó Yong tras un grosero error de De Michelis, que se dejó quitar una pelota que manejaba con comodidad. Pero el saldo más negativo fue la lesión de Walter Samuel, que a poco de comenzar le dejó su lugar a Burdisso.

Fue un partido que dejó muchas señales positivas. Es que Argentina jugó bien, pero además supo reponerse de un momento de dudas cuando promediaba el segundo tiempo con un cambio clave que metió Maradona: Agüero por Tevez.

Toda una paradoja porque Carlitos había sido el mejor del equipo. Pero el técnico se la jugó y enseguida dos combinaciones del Kun y Messi generaron las jugadas que pusieron a Higuaín frente al arco para poner el tercero –que le devolvió tranquilidad al equipo– y el cuarto. Después pudo haber más, porque Lionel desequilibró y estuvo cerca y también Agüero pudo anotar el suyo.

Así, la selección terminó cerrando un gran partido que tuvo a Tevez de figura pero también aportes fundamentales de Di María, Tevez, y de su reemplazante Agüero, además, claro, del goleador Higuaín, a quien es importante que se le haya abierto el arco.

Primero hay que saber sufrir

Fue un gran primer tiempo de Argentina el que jugó con Corea del Sur. Pero el final dejó un sabor agridulce. Es que un error grosero de De Michelis, que se durmió y no vio que tenía a un rival atrás, le permitió a Yong descontar y que el partido quedara 2-1 cuando ya llegaba el entretiempo.

Hasta entonces fue todo de Argentina. Tuvo la pelota, la cuidó, la hizo circular, tuvo movilidad, supo esperar sin impacientarse que se abriera el arco.

Pero además, demostró que no es Messidependiente. No porque el rosarino no haya jugado bien, sino porque todo el equipo estuvo en sintonía y los picos más altos de los primeros 45 fueron Tevez y Di María, que marcaron el camino de un equipo argentino que llegó a florearse en muchos momentos y pudo irse al descanso con una diferencia mucho más importante.

Messi aportó movilidad y sacrificio, incluso para recuperar la pelota, pero estuvo demasiado marcado –incluso con muchas infracciones– y no pudo desequilibrar tanto como contra Nigeria.

Igual se las arregló para complicar y hasta pudo llegar al gol en una jugada maravillosa en la que se la picó al arquero y salió al lado del palo.