Hace menos de un año, el ex presidente de Honduras, Manuel Zelaya, buscó el apoyo de Estados Unidos para condenar su derrocamiento.
En septiembre de 2009, la secretaria de Estado de la Unión Americana, Hillary Clinton, recibió a Zelaya, como respuesta de la administración del presidente estadounidense, Barack Obama.
Pero al cumplirse un año de la caÃda del Gobierno de Zelaya, éste afirmó que el golpe en su contra del 28 de junio de 2009 fue planificado por Estados Unidos y ejecutado por hondureños al servicio del capital local y transnacional.
Para el ex mandatario (2006-2009), los autores intelectuales del golpe “obedecen a una asociación ilÃcita de los viejos halcones de Washington con hondureños, propietarios de capitales y socios de subsidiarias norteamericanas y agencias financierasâ€.
Miles de seguidores del gobernante derrocado marcharon por 10 ciudades para exigir el regreso de su lÃder e instalaron una Comisión de la Verdad diferente a la creada por el Gobierno para investigar lo ocurrido antes y después del golpe, con representantes de Guatemala, Argentina y Costa Rica.
Estados Unidos rechazó las acusaciones de Zelaya de que el golpe de Estado fue planificado por el Mando Sur en la base militar de Palmerola, al reiterar que no estaba involucrado en él ni sabÃa que iba a ocurrir.
Â