ESCRITORIO DEL EDITOR.
El verdadero saldo electoral de las elecciones estatales en catorce estados de la república no fue el conteo de los gobiernos estatales ganados o perdidos sino las redefiniciones polÃticas e ideológicas del PAN y del PRD. En una verdadera transmutación de largo plazo, el PAN se perredizó y el PRD se empanizó.
Lo que dejaron los partidos como sensación fue la pérdida de los referentes ideológicos. Una cosa es una alianza para ganar posiciones de poder y otra ya el ejercicio del gobierno en función de intereses de grupo. En Oaxaca y Puebla, por ejemplo, la agenda anunciada por el PRD radica en el aborto y los matrimonios y adopciones gay, un debate en contra articulado por el PAN.
El fondo del asunto no es de contradicciones sino de redefiniciones. El PAN le ha dado prioridad al tema de la conservación del poder por la vÃa del manejo de los aparatos del Estado, sin darle la importancia al papel de la ideologÃa o del proyecto panista. En Puebla han comenzado los jaloneos por los cuatro grupos: el grupo panista del Yunque, el grupo panista local de empresarios, el PRD y los priÃstas y ex priÃstas.
En Oaxaca también se ha desatado la rebatinga. Ahà el PAN es la posición menor, el PRD ha tratado de capitalizar toda la movilización y la APPO y la Sección 22 de Maestros ha definido sus cuotas de poder. A ello se agregan los grupos de los ex gobernadores priÃstas Diódoro Carrasco y José Murat, además de otras corrientes de priÃstas que traicionaron al candidato Eviel Pérez Magaña y ahora exigen su pago en posiciones.
Lo malo de las alianzas fue la ausencia de un programa de realizaciones que privilegiara la coincidencia. Se suscribió una alianza puramente electoral, aunque en las tres plazas ganadas los problemas tienen que ver con la urgencia de un proyecto de desarrollo articulado, definido den prioridades polÃticas y sobre todo consensuado entre todas las corrientes. Sin embargo, los candidatos triunfadores comenzaron a perder capacidad de control porque han comenzado a enfrentar una verdadera rebatinga de posiciones de poder.
El gran perdedor electoral fue el PAN. De hecho, el PAN no ganó como partido ni ninguna elección. Los candidatos PAN-PRD en Oaxaca, Puebla y Sinaloa fueron ex priÃstas. Asimismo, el PAN perdió una gubernatura realmente panista, la de Aguascalientes, y en la elección el gobernador panista saliente prefirió apoyar al candidato del PRI que al de su propio partido. Y el PAN también perdió otra que habÃa ganado hace seis años con el ex priÃsta Héctor Ortiz.
El mensaje que dejó la pasada elección no cayó bien en los sectores panistas: para ganar gobiernos estatales, el PAN hubo de echar mano de ex priÃstas y tuvo que aliarse con su adversario ideológico y polÃtico, el PRD. Por tanto, el PAN perdió sus referentes históricos: podrá ganar posiciones de poder, pero a costa de perder el proyecto ideológico. Al final, el priÃsmo no es una ideologÃa ni un carnet sino un enfoque de vida., Y los priÃstas han sido priÃstas hasta la tumba.