Si durante toda la temporada regular Pumas tuvo a sus seguidores comiéndose las uñas y sufriendo, la ida de las semifinales contra Monterrey ha sido una muerte lenta, 90 minutos de agonÃa en Ciudad Universitaria.
Este 0-0 sin duda favorece a los Rayados, que en su casa no sólo suelen ser letales, peor aún, inmisericordes, pero no por ello imbatibles.
Igual de letal pareció el 2-1 que Cruz Azul clavó de visitante en los cuartos de final hace una semana, igual de determinante; entonces, el rival fue el superlÃder, un renglón más arriba que el contrincante de ahora. Visto asà el escenario, los universitarios todavÃa tienen vida, eso sÃ, menos que esperanza, sino ¿para qué ir al Tec en domingo?
Pumas jugó con todo lo que pudo y nada le resultó, no esta vez, nada; el argentino MartÃn Bravo careció de los espacios largos, porque siempre fue bien recibido por los marcadores rayados (esta vez hasta 9, sólo Humberto Suazo se mantuvo delante de la lÃnea media); lÃneas compactas, recorriendo todos pocos metros para complicar el tránsito de la pelota, con la encomienda de levantar un muro en cada rincón, los de VÃctor Manuel Vucetich fueron buenos pupilos haciendo la tarea al dedillo.
Los regios lo hicieron tan perfecto, tan bien que hasta sobrados lucieron; desde la banca Vucetich no dudó en los mensajes, a cada cambio más frenos, el 0-0 resultaba renta estupenda lograda por una oncena equilibrada que entró a la cancha del OlÃmpico Universitario pensando siempre en la ida. Pumas se batÃa todo, se vaciaba en la ida.
En contadas ocasiones uno y otro equipo tuvieron pelotas de frente a las porterÃas; Monterrey no quiso tenerlas, nunca estuvo en sus aspiraciones lograrlas, para qué buscarlas ahora, si en el Tec las tiene garantizadas. Por ahà un toque de pelota al poste, obra de Neri Cardozo; y otro intento de Aldo de Nigris, con barrida de EfraÃn Velarde incluida.
En tanto, armar las suyas fue para Pumas un parto, hasta la jugada en la que el paraguayo DarÃo Verón jala a Ricardo Osorio, apenas, poquito (pero suficiente para ser considerada falta), fue un dolor; entonces, el grito gol que caÃa sobre el final se convertirÃa en abucheos contra el silbante. La decisión de Roberto GarcÃa fue buena, un equipo que sobre los 90 minutos reclama los goles que antes no trabajó, no merece consideraciones. Que Pumas busque ganar en el Tec; entonces sÃ, su pase a la Final tendrá méritos, si es que lo logra.
Como ante Cruz Azul, un tirazo de Bravo cambió el juego, el gol de penal de Cacho fue la cereza; si Monterrey aspira al tÃtulo deberá tomar en cuenta que hoy en dÃa Pumas está más cómodo jugando de visitante que de local, sino que le pregunte al América y al mismo ex superlÃder, que ve la Liguilla por televisión aún lamiéndose las heridas.
Rayados está advertido, por supuesto serán otros en la vuelta, pero en la ida tampoco fue el equipazo que presumen sus defensores; en CU se guardó, teniendo tanto potencial se mostró apenas con lo suficiente, midiendo a Pumas, conteniéndolo, aun asà pudo perder, si Cacho (que entró por Dante al medio tiempo, para nada) no deja en Jonathan Orozco su contraremate al minuto 68.
Tan pobre exhibición la de Universidad, no merece la suerte que todo campeón trae consigo, pero la historia del futbol documenta grandes sorpresas que dejan huella, ¿la vuelta en el Tec será una de esas, habrá llanto en el Tec, como los hubo en la Final de 2004?