Aunque diga que no le hace falta, Rubén Omar Romano ha levantado tres veces la mano para atrapar un título. Y no lo ha conseguido.

Llámese mala fortuna o como se quiera, el argentino se ha convertido en una víctima sentada en el banquillo, donde las palmaditas en la espalda no quitan el sabor amargo con el que se quedan los subcampeones.

Antes de hablar de la última pesadilla de Romano (‘cómo tirar un campeonato desde el manchón de los once pasos’) habría que comentar ese extraño ‘déjà vu’ que podría dar insomnio a cualquiera.

Romano, como técnico de Morelia, perdió dos finales consecutivas. Primero fue ante Toluca por global de 4-2 (Apertura 2002) y en el siguiente torneo se le apareció el Monterrey de Daniel Pasarella para descalabrarlos por 3-1.
La historia parece repetirse, ya que con Santos el argentino sufrió la triste historia de observar cómo se desvanecía su corona, mientras jugadores como Vuoso, Morales y Arce fallaban en la fatídica tanda de penales.
Ahora, Romano tiene que enfrentar al Monterrey de Vucetich y romper lo que parece un destino maldito. Los números ponen a Víctor Manuel por encima de Rubén Omar.

Romano también es veterano en aquello de dirigir desde el banquillo. Tiene 21 torneos en ocho planteles. Y aunque no ha enfrentado directamente a Vucetich en una final, ya cuenta con una derrota frente al Monterrey.
Romano no está solo en este calvario futbolístico. Carlos Morales ha participado en todas sus finales y pasará lista en los duelos ante “La Pandilla”.

Si hablamos de calamidades deportivas, el argentino cuenta con marcas perdedoras en el futbol mexicano: es el único técnico con 21 partidos consecutivos sin ganar, un año entero. También es el único técnico que ha acabado dos temporadas consecutivas en último lugar, con los Zorros del Atlas y América.
Aún así, Rubén Omar Romano asegura que un título no lo hará ni más grande ni más chico. Aunque por su mente desfilarán aquellos momentos convertidos en pesadilla e imaginará una película todavía no escrita: el convertirse en el nuevo campeón del balompié mexicano.

Víctor Manuel Vucetich
Es de esos técnicos que hacen campeones a sus equipos a la primera o segunda oportunidades. Le ocurrió con el León, T ecos, Pachuca y Monterrey. Aunque, a decir verdad, no suele ser un estratega que dure mucho en sus clubes. Con Monterrey rompió la regla y suma cuatro temporadas, con un título en el bolsillo y otro que está llamando a su puerta.
Se trata de un mexicano que ha recorrido diez equipos en la Primera División, que en 29 torneos ha sumado cuatro títulos y que declinó la invitación de hacerse cargo de la Selección Mexicana para seguir entrenando al Monterrey.
Por el contrario, tras perderse en la liguilla en la campaña anterior, Vucetich no pudo culminar con broche de oro una temporada en la que llevó a La Pandilla al superliderato por un inesperado descalabro ante Pachuca. Vucetich sabe que no hay que llegar primero, sino saber llegar y sin ser el mejor equipo de este torneo ya está en la final y con la ventaja de cerrar en casa.

Aunque Vucetich y Rubén Omar Romano no se han enfrentado en final alguna, Víctor Manuel ya venció a Santos en la temporada 1993-94, cuando Tecos arrebató el título a los de La Comarca por global de 2-1.
Antes, ya contaba con un título con la camiseta de los Panzas Verdes, en su segundo torneo en la Primera División. Después de lograr el segundo con T ecos, logró el tercero con el uniforme del Pachuca (Apertura 2003), equipo al que hizo campeón en la primera oportunidad (3-2 ante Tigres).

Monterrey se había convertido en un conjunto gris. Vucetich llegó al norte e hizo lo que sabía: armar un equipo competitivo y con autoestima. En su segundo torneo llevó a los regios a levantar el título ante Cruz Azul y convertir el Tecnológico en un estadio de respeto.

El técnico mexicano tiene un plus en su carpeta: cuatro veces ha llegado a la final y no ha perdido hasta el momento. No importa si le toca jugar los últimos 90 minutos dentro o fuera de casa.
Como estratega regio, sólo ha perdido una ocasión ante Santos. Fue en el Clausura 2009, lo dirigía Daniel Guzmán y se jugó en el estadio Corona