Astillero
-ApocaLipe now
-Diciembre negro
-Elite bandolera
-Marisela, mensajes
-Diego, ¿guerrilla?

Julio Hernández López

El licenciado Calderón parece plenamente rebasado. Frente a problemas cada vez más graves, apenas atina a valerse de recursos gastados, como las declaraciones demagógicas sabidamente encaminadas al incumplimiento, el abuso de los medios de comunicación para aparentar que algo medianamente aceptable está haciendo y la espera del paso del tiempo como mecanismo de sustitución de un escándalo de negligencia o corrupción por otro u otros ante los que repetirá la rutina inútil.

Felipe no está generando nada importante, inteligente o novedoso para enfrentar la crisis que se está expresando en múltiples escenarios y de diversas maneras. Su gabinete es una colección de nulidades mediocres, sus políticas públicas parecen pasar solamente por las aduanas de la corrupción y la ineficacia, y su interpretación de la realidad parece estar sujeta siempre a condiciones nebulosas, a visceralidades y complejos, a una suerte de bandolerismo de alta burocracia.

Diciembre negro. Cual si estuviésemos a punto de entrar a un remolino como el de 1994, se acumulan los ingredientes explosivos. La élite gobernante festeja que libró el año conjetural del 10 y que birló a la sociedad el recuerdo de lo revolucionario para centrarlo con estilo de farándula en lo relativo a la Independencia. Pero al final del calendario temido por las presuntas coincidencias insurreccionales centenarias, los fantasmas parecen retozar y los diablos parecen andar sueltos de nuevo.

Estampas de desolación y abandono en San Martín Texmelucan. Nubes negras, éxodo de pobladores, temor colectivo frente a las siglas del monstruo sabidamente desquiciado, el Pemex de la corrupción permanente, del desvío de fondos de mantenimiento y correcciones técnicas, del saqueo de la riqueza colectiva a costa del desmantelamiento, el descuido, el peligro. Pero la administración felipista dispara de inmediato en defensa propia y, sin más seriedad indagatoria que la necesidad de apuntar hacia otro lado, arroja la hipótesis precoz de que el origen de la desgracia poblana sería el robo a ductos de la empresa petrolera, cometidos esos hurtos por particulares, no necesariamente por los funcionarios de toda la vida que han robado los ductos presupuestales, que han asaltado la riqueza colectiva para transformarla en privada, bandolerismo de alta burocracia en una franja de la Puebla del Góber Precioso en vías de dejar el poder a otro ahijado predispuesto a engordillarse, Rafael Moreno Valle.

Explosión y tragedia que desplazan a la que antes encabezaba la marquesina luctuosa nacional. El asesinato de Marisela Escobedo produjo un enojo que parecía tomar senderos de organización y protesta nacionales. Indignación por la historia de desdén e impunidad que las “autoridades” del Chihuahua ensangrentado fueron escribiendo en el caso de la madre en exigencia de justicia por el asesinato de su hija. Pero, también, el asomo de los ribetes de ligereza, manipulación y corrupción que conlleva el planteamiento de juicios orales que el sistema mexicano enfermo pretende manejar como novedad curativa cuando solamente será una nueva forma de agravar el cáncer institucional. Y la evidencia clara, el amago, la amenaza de que tal como ya se advertía desde que la nación fue arrojada a los pantanos de la “guerra” contra el narcotráfico, los tentáculos de ésta podrían servir para acallar protestas, ejecutar disidentes e inconformes y atemperar por la fuerza ánimos sociales combativos.
Ahogada la activista, tapen el pozo de los juicios orales. El gobernador priísta de Chihuahua, César Duarte, ha logrado el desafuero de los tres jueces que dejaron libre al asesino de la hija de Marisela Escobedo y trata de mostrar una actitud distinta a la de sus antecesores que sin esfuerzo se parapetaban tras un valemadrismo atenuado mediáticamente. Es muy probable que sólo sea una escenografía distinta, para una misma obra: en el norte del país, y en especial en Chihuahua, siguen gobernando los mismos poderes ocultos, y Duarte sólo será, como sucedió con sus antecesores, como pasa y seguirá pasando en otras entidades, administrador de las circunstancias, no gobernante rector. En Tamaulipas, por ejemplo, las grandes empresas parecen dispuestas a cerrar el año y el sexenio con preliberaciones a su personal de confianza, de tal manera que en Nuevo Laredo se produjo algo que técnicamente fue llamado fuga, pero que más parecía peregrinación o caminata deportiva, con más de 150 reos cruzando las puertas carcelarias por decisión propia o de sus consorcios mandantes.

Pasar Navidad en familia parecería ser también el destino de Diego Fernández de Cevallos, a quien sus Misteriosos Desaparecedores estarían a punto de liberar, según difusos comunicados por Internet que recibieron trato disparejo de parte de medios y periodistas, pues a pesar de la contundencia de las palabras incluídas en los comunicados presuntamente enviados por los secuestradores, unos los consideraron absolutamente confiables y otros los colocaron en la bandeja de los asuntos por confirmar. A ese escepticismo contribuyó sin duda el manoseo y los equívocos que algunos medios y periodistas han cometido en el tema, al extremo de que semanas atrás se anunció como un hecho inequívoco la liberación del ex candidato presidencial sin que, como es evidente, hubiese sido cierto el “adelanto”.

El supuesto anuncio de la devolución a la libertad del controvertido panista fue acompañado de un manifiesto en tres partes cuya redacción y objetivos fortalecen la necesidad de ser prudentes. Pudiera ser, en efecto, que el plagio de Diego hubiese sido cometido por una organización de corte izquierdista que reivindica el uso de la violencia para transformar al país, y que el diagnóstico de ese grupo sobre la realidad nacional coincidiera con las denuncias contra las mafias del poder que desde un plano enteramente pacifista realiza un precandidato presidencial, pero también pudiera ser que los diablos estén siendo intencionalmente soltados, en un México sin control, con un Calderón plenamente rebasado y frente a problemas cada vez más graves. ¡Hasta mañana!

Lydia Cacho
Muerte en Palacio

El jueves recibí un mensaje telefónico: “Es 16 de diciembre, asesinaron a Marisela Escobedo, ¿ahora qué hacemos, Lydia?”. El shock fue inmenso; conocí a Marisela, una mujer admirable, como lo son las madres y hermanas de las mujeres que a lo largo de más de una década han dedicado su vida a esclarecer los crímenes que les arrebataron un ser amado.

El día que su hija Rubí, de 16 años, apareció muerta, Marisela y su familia supieron que el asesino era su novio, Sergio Rafael Barraza Bocanegra. Él mismo admitió haberla matado “por celos”. Desde entonces, Marisela dedicó sus días y noches, como la mejor criminóloga (que no era), a obtener evidencia; como el mejor ministerio público (que no era), a conseguir testigos y corroborar hechos. Como una fuerza de la naturaleza ante cada falla del sistema judicial, Marisela y sus abogadas tocaron puertas que nunca se abrieron. Y así, con la puerta cerrada como un símbolo de lo que le sucede a la sociedad mexicana, a Marisela un asesino le pegó tres balazos frente al Palacio de Gobierno. Dos días después, mientras el gobernador Duarte daba discursos vacuos de indignación, delincuentes incendiaron el negocio del esposo de Marisela y secuestraron al cuñado.

¿Cómo se atreven a asesinar a una reconocida defensora frente al Palacio de Gobierno donde hay cámaras? ¿Quién se atreve, en un caso tan sonado, a ir a por el esposo? Se atreven delincuentes comunes que hace tiempo entendieron que la ineficacia del Estado está siempre a su favor. Se atreve un hombre que fue dejado en libertad y que había amenazado de muerte a la madre de Rubí. Se atreve ese que sabía que ni siquiera había orden de aprehensión en su contra. Se atreven los que intuían que el gobernador estaría distraído hablando, en lugar de proteger de inmediato a la familia de Marisela.

Tal vez la gran tragedia para este país es que una buena parte de la sociedad civil: activistas y defensoras de los derechos humanos, trabajan creyendo que ésta es una labor de colaboración con el Estado, que a pesar de las críticas hay una coincidencia en la meta: un país mejor. Pero en realidad las grandes coincidencias las tienen los delincuentes y el crimen organizado con el Estado mexicano. Ellos saben que mientras la sangre corre por las calles, los políticos, entretenidos en sus juegos de dimes y diretes, tras la puerta cerrada, enviarán condolencias mediáticas o por Twitter. Mientras que los delincuentes consideran una amenaza a las defensoras de derechos humanos, pero no al Estado.

Las madres y los padres van dejando la vida por ir tras la memoria de sus muertas, van siguiendo las huellas de violadores, asesinos, sicarios, narcotraficantes, tratantes o policías que, previendo su impunidad, se atreven a exterminar a sus novias, esposas, amigas, empleadas, esclavas o desconocidas. Y las matan porque quieren y porque pueden hacerlo. Porque, durante décadas, el gobierno de Chihuahua y sus procuradores ignoraron la creciente violencia, se coludieron con los victimarios, tiraron a locas a las madres que gritaban por la vida de sus hijas, descalificaron y cerraron la puerta en las narices a las activistas de derechos humanos que exigían que el Estado hiciera su trabajo, que creara las condiciones para abatir la pobreza, para promover la educación, para crear una ciudad segura.

Hace 15 años que viajo a Chihuahua; he documentado la ignominia de los malos y el poder de la sociedad civil, marché cruzando el puente y los parques al lado de mujeres valientes como Marisela. Aprendí a seguir creyendo a pesar de todo; descubrí de lo que es capaz una madre cuando su hija ha desaparecido, y aprendí que todas somos un poco madres de todas las niñas mexicanas. Nunca, en toda mi vida, he visto a una comunidad tan capaz de sobrevivir al dolor, tan unida a pesar de sus diferencias, tan fuerte para no darse por vencida, como Chihuahua y su Ciudad Juárez. En esa tierra he conocido a las mujeres más valientes, a los hombres más solidarios, poetas y académicos, periodistas y obreros. Secando las lágrimas con periódicos, con las manos unidas, nadie se dará por vencido en Chihuahua, eso quedó claro durante el sepelio de Marisela. Más allá de la indignación, de la ira, de la desesperación de este caso, la pregunta es: ¿cuándo los gobernantes de México tendrán la valentía y fortaleza de estas mujeres?

Periodista

Antonio Navalón
¡Peligro! Iniciará el quinto año de Calderón

El año que empezará, este próximo 2011, es el quinto año del sexenio del presidente Felipe Calderón: la testosterona al límite.

Todo está escrito ya, todo pasó antes, sin embargo, se nos olvida lo que ya sabemos: el deseo de protagonismo, de pasar a la historia —sin importar muchas veces si ese paso es negativo—, invade la figura presidencial durante el terrible quinto año de gobierno, por eso tengo miedo.

En el quinto año de su sexenio, Díaz Ordaz hizo aquella declaración que hasta hoy resuena: “Asumo la responsabilidad ética, moral, jurídica e histórica con relación a los hechos ocurridos en Tlatelolco”.

Para Echeverría, en su quinto año de mandato fue asesinado el empresario regiomontano don Eugenio Garza Sada; se eliminó la guerrilla y finalizó el sueño autogestionario.

Durante el año cinco del gobierno de López Portillo, su testosterona se manifestó primero, mediante su frase entusiasta pero sin éxito de “defenderé el peso como un perro” y luego, nacionalizando la banca; un año después el gobierno se vio forzado a declararse en moratoria de pagos y devaluó de 22 a 70 pesos por dólar.

Miguel de la Madrid era un hombre mucho más tranquilo, no obstante, su sexenio en el quinto terrible año se marcó por una devaluación más, de golpe la moneda mexicana cayó 55%, y eso que en teoría, con su gobierno vendría la paz y la estabilidad.

En el sexenio de Salinas de Gortari, el quinto año fue el mejor y el peor. El mejor porque terminó el TLC y reformó las relaciones del Estado con la iglesia y El Vaticano; el peor porque el 24 de mayo de 1993 fue asesinado el Cardenal Posadas Ocampo en Guadalajara y posteriormente las semillas del mal —que lo harían estallar todo— empezaron a germinar en forma de brindis al final de aquél año… También a ese quinto año corresponde esa declaración sobre la oposición del demócrata Salinas: “ni los veo, ni los oigo”.

Para Zedillo, todos los años fueron constantes en su testosterona. En su quinto año se logró un crecimiento económico de 7% y, por supuesto, fue el inicio de esa amenaza latente del Fobaproa y su contabilidad fantasma; lo demás fue, como todo con el doctor, permanente y sin sobresaltos.

Vicente Fox, el presidente del cambio y la esperanza, el que sí nos decepcionó, en su quinto año la testosterona le dio para el desafuero de López Obrador, y en aquella ocasión no dijo “¿y yo por qué?”.

El año que está por empezar, el 2011, será el quinto de Felipe Calderón. Si él ha jurado que hará todo lo posible para que el pasado no vuelva; si en cuatro años hemos logrado un récord histórico en muertos; si se autonombró el “presidente del empleo” y la gente no encuentra trabajo, si este es el sexenio de la violencia, yo solamente deseo que al terminar su quinto año se haya interrumpido la tendencia y no sea la sangre lo que lo caracterice.

Mientras tanto, me preparo para la gran novedad política del año que viene: una mujer candidata del PAN.

¡Feliz, seguro y sano 2011! … los veo en enero

Jacobo Zabludovsky
El noticiero GM

Hace 60 años, empecé a escribir el primer noticiero de la televisión mexicana.

Decir eso es una manera de simplificar las cosas. Debía explicar antes como cayó en mis manos el enigma de crear una manera de hacer periodismo en un invento desconocido, inaugurado el 1 de septiembre de 1950 en un informe presidencial de Miguel Alemán.

El cuento empieza el 3 de enero de 1945, fecha de mi permiso de locutor, documento entonces indispensable para trabajar en radio. Leí anuncios en XEQK, “La estación de la hora exacta”, en la calle de Uruguay, y en XEMC, “La estación más española del mundo”, en Xochimilco. En 1946 tuve la suerte de pedirle trabajo a Alonso Sordo Noriega, el más intuitivo narrador radiofónico que he oído en mi vida. Se había publicado que construía una emisora de gran potencia y mientras llegaba el día de la inauguración me puso a redactar los noticieros de Cadena Radio Continental, empresa por él dirigida, en Córdoba 48, colonia Roma. En noviembre de 1947 abrimos con gran pompa XEX, conmigo en la subdirección de los noticieros bajo la jefatura de don José Castellot.

En 1948 recibí una inesperada petición: escribir un noticiero diario de 15 minutos para Guillermo Vela, quien decía haber sido comentarista de Mutual Broadcasting Co., en Laredo, de donde era oriundo, y ofrecía el patrocinio de General Motors siempre y cuando él leyera las noticias. Se hizo. El locutor comercial era Pedro Ferriz, actual vecino de Acapulco.

XEX, propiedad de Petróleos Mexicanos, fue adquirida entonces por don Rómulo O´Farrill, dueño de Publicaciones Herrerías, editora del periódico Novedades, en el que yo colaboraba, y muy amigo del presidente Alemán. Obtuvo la concesión para establecer XHTV, canal 4. Gonzalo Castellot leía el periódico de la casa, pero cuando se decidió hacer un noticiero, que no existía, don Rómulo recurrió a la receta exitosa de la radio y nos pidió llevar el noticiero GM a la televisión, agregando al equipo a Mario de la Piedra, empleado de Publicidad D’Arcy, aún activo, a cargo de la dirección de cámaras.

El problema, pequeño pero problema, era crear una manera clara de ordenar textos e instrucciones sin hacer confuso el libreto. No era útil el procedimiento de la radio al faltar la imagen, ni el de un guión de cine, ante la necesidad de facilitar, al cobijo de errores, la lectura de la noticia y las órdenes al director de cámaras. En un rincón del piso 13 de la Lotería Nacional, frente al Caballito, escribía el guión, con la máquina (no eléctrica) sobre mis rodillas, confiando en que el papel calca dejara claras las últimas de las ocho copias indispensables. Cada tarde durante más de siete años, sábados y domingos incluidos, se cumplió la rutina de galeotes, con el mismo formato de página que se usó durante años en todos los noticieros de televisión hasta que se estableció la costumbre de leer en teleprompter.

Ese primer noticiero salió al aire el 5 de diciembre, en estos días hace 60 años, después de intentos fallidos y ensayos relámpago en un espacio mínimo, útil para todo, donde Avelino Artís Gener, Tísner, (muerto en su Barcelona, a la que volvió el día que se le adelantó Franco, donde le compré una barretina igual a la que perdió en la guerra civil), sacaba de su sombrero de mago la escenografía, apareciéndola en un lado del saloncito ascendido sin mérito alguno a estudio, mientras en el otro pasaban en vivo los comerciales del reloj Omega Seamaster Automático, el teatro de Brígida Alexander o la serie de vaqueros El rayo veloz (“Prohibido estacionar su caballo en doble fila”), debida al ingenio de Abel Quezada, con el debut artístico de su ayudante en Ovaciones, un chamaco llamado Héctor Lechuga, que por fortuna sigue haciendo reír a la gente.

Fue el principio del gran sistema de comunicación conocido con el nombre de Televisa, producto de la fusión de las empresas de los señores O’Farrill y Emilio Azcárraga Vidaurreta, quien inauguró el canal 2 en 1951 en la avenida Chapultepec.

Tal vez valgan la pena estos recuerdos en calidad de modesta aportación a la historia mexicana de un fantástico medio de información y publicidad sin cuya presencia no se entiende el México actual.

Me tocó participar en el nacimiento en nuestro país de la más poderosa herramienta de comunicación creada por el hombre. Si me preguntan, a veces lo hacen, cómo entré a la televisión, recuerdo y relato lo que les acabo de contar y digo sin petulancia, sólo por respeto a la verdad histórica: “Cuando la televisión llegó, yo ya estaba ahí”.

60 años. Buen pretexto para sacudir de la memoria el polvo de los años y compartir recuerdos de una época evanescida hace una fracción de segundo.

Y ¿quién es ese señor?
Cancionero
Félix Cortés Camarillo

Don Emilio Azcárraga Vidaurreta, un tampiqueño de origen vasco que empezó a hacer negocios vendiendo carros, pero encontró su verdadera voz seductora en la radio, hizo dos aportaciones básicas a la esencia nacional mexicana que no le han sido suficientemente reconocidas.

Mientras Plutarco Elías Calles, con el invento del Partido Nacional Revolucionario pretendía segar los caudillismos militares y políticos y buscar una cohesión nacional, Azcárraga con su estación de radio —“la voz de la América Latina desde México”— hacía en paralelo la labor de hacernos a los mexicanos conscientes de que somos parte de una diversidad desconocida.

Gracias a la música por radio, los sonorenses supieron que en Yucatán se cantaban trovas magníficas y los norteños supimos que había algo más allá de la polca y la redova que trajeron los eslavos en las tropas invasoras; aquí se perdió un regimiento francés, decía El Piporro a propósito de los ojos verdes de las güeras de Montemorelos.

Los veracruzanos supieron de un ritmo que en Guerrero se toca y se llama chilena. Y todos aprendimos nombres como Lara, Palmerín, Ortiz Tirado, López Méndez, Guty Cárdenas o Curiel, Toña la Negra o Pedro Vargas. Y todos aprendimos a ser mexicanos.

Don Emilio, que compraba en la avenida Chapultepec bolsas enormes de pan de dulce para repartirlas luego en el estudio entre las modelos de El gran show de Max Factor a cambio de pellizcarles las nalgas, inventó una cosa tal vez más importante.

Una tarde le ordenó a un pianista veracruzano aspirante a poeta que hiciera en la XEW un programa de canciones infantiles, y lo bautizó como Cri-Cri, el grillito cantor.

Se acaban de cumplir 20 años de la muerte de Francisco José Gabilondo Soler. Lo conocí cuando ya no componía y cuando podía confesar que siempre odió a los niños, que le picaban al timbre de su casa por joder, y cuando dedicaba sus tiempos a su verdadera pasión: la astronomía. Y él no sabía, entonces, de su aportación a la esencia nacional mexicana.

Creo que nunca acabamos de saber quiénes somos. Así te llames Emilio o Francisco.

México SA
– Salarios de hambre
-“Aumento” miserable
-¿Quién lava 60 mmd?

Carlos Fernández-Vega

Por enésima ocasión, el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos abiertamente violó la Constitución. Por unanimidad”, los integrantes de esta instancia tripartita (patrones, “representantes obreros” y gobierno) se pasaron por el arco del triunfo lo establecido en la fracción sexta del 123 constitucional, que a la letra obliga a que “los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”, algo que ni de lejos puede lograrse con un “aumento” como el por ellos autorizado para 2011, es decir, 2.30 pesos por día laborado, cantidad incluso menor en 32 centavos respecto del “incremento” aprobado para 2010.

No es la primera vez, ni será la última, que dicho consejo unánimemente viola la Constitución sin consecuencia alguna, como ya es costumbre. Para dar idea de qué se trata, en la década de gobiernos panistas (la cual, según Calderón, ha sido nada menos que orgásmica para quienes habitan este heroico país) el “aumento” promedio anual al salario mínimo ha sido de 1.79 pesos. La inflación general acumulada en esos 10 años fue de 54.35 por ciento, mientras el “incremento” al mini ingreso a duras penas alcanzó 47 por ciento, diferencia de 7.35 puntos porcentuales (casi 16 por ciento) en demérito del segundo concepto referido.

De cómo ha “evolucionado” el salario mínimo a lo largo de los últimos 30 años (el gobierno neoliberal, con cinco caretas) da cuenta la espeluznante gráfica que acompaña esta entrega de México SA, pero concretamente en el periodo de aquel personaje que en campaña prometió “fortalecer el poder adquisitivo de los mexicanos” (adivinen quién), el ya microscópico ingreso “creció” 6.91 pesos de 2007 a 2010. La inflación acumulada en ese periodo (hasta noviembre del presente año) fue de 18.93 por ciento, contra un “aumento” de 14.08 por ciento al citado salario. Si se incluye la perspectiva inflacionaria para 2011 y la reciente decisión del Consejo de Representantes para el mismo año, entonces las cifras respectivas serían 24-25 por ciento y 18.7 por ciento, respectivamente, con lo que el boquete en el poder adquisitivo se hace cada año más grande.

Lo anterior nada tiene que ver con el idílico discurso del inquilino de Los Pinos: “Los gobiernos democráticos (los panistas, desde luego) no sólo hemos frenado la pérdida del poder adquisitivo del salario, sino que, incluso, el poder adquisitivo del salario mínimo en México ha crecido más que la inflación, ha podido recuperarse en términos reales y en términos nominales por vez primera en 40 años en el país. Y eso ha sido gracias a que hemos sido responsables. Gracias a que cuidamos a México…”. Así es, nada que ver con lo que ha documentado el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM: “Hoy las familias trabajadoras en México adquieren menos alimentos que al inicio del actual gobierno, lo que ha implicado el incremento de la pobreza en el país. La caída del poder adquisitivo durante el gobierno de Felipe Calderón sigue siendo mayor que la sufrida en todo el sexenio de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas de Gortari…”.

Dos semanas atrás, en insólito pronunciamiento, el Consejo Coordinador Empresarial exigió “fortalecer el poder adquisitivo de los trabajadores, que históricamente ha tenido enormes pérdidas”, y subrayaba la urgencia de otorgar remuneraciones reales positivas (ya descontada la inflación), toda vez que ese es el camino más eficaz para estimular el crecimiento del mercado interno y fortalecer la actividad económica del país. Entonces se destacó que lo deseable era que el llamado del CCE no quedara en discurso y que sus agremiados actuaran en consecuencia, es decir, que no procedieran como lamentablemente lo hicieron, una vez más, en el seno del Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.
Pues bien, con el “aumento” aprobado para 2011 a los trabajadores formales e informales no les alcanzará siquiera para comprar, por ejemplo, un boleto del Metro (cuyo costo es de tres pesos) o para dos bolillos (el precio unitario de este producto de la canasta básica es de un peso con 50 centavos); tampoco para un viaje en autobús del transporte público de la ciudad de México (cinco pesos) y mucho menos para un litro de leche, producto que está por encima de 10 pesos. El avance a este indicador está lejos de ser suficiente para comprar productos de la canasta básica, como huevo, que vale 20 pesos el kilo (La Jornada, Fabiola Martínez). Eso sí, podrán adquirir 270 gramos de tortilla siempre y cuando el precio de ese alimento no se incremente.

Y, como siempre también, los sobados argumentos de los tres tristes representantes sectoriales para justificar su decisión: “Es necesario preservar la planta productiva y las fuentes de empleo en el país, así como evitar presiones inflacionarias” (gobierno); “aceptamos, porque primero está la patria” (los capos del sector obrero oficial); “ya casi nadie gana el salario mínimo; se usa para fijar el monto de las multas” (patrones). Lo han dicho hasta el agotamiento, año tras año, y no hay empleo, la inflación va al alza, los embutes son primero para la mafia de la CTM, y casi 6 millones de mexicanos ganan hasta un salario mínimo (la cifra crece a 9.7 millones si se incorpora a los mexicanos oficialmente empleados, pero que no reciben ingreso, de acuerdo con la estadística del Inegi).

En fin, como se ha comentado en este espacio, la triste cuan peligrosa situación es que país sin crecimiento económico no genera empleo; población sin empleo no obtiene ingreso; población sin ingreso carece de bienestar social, y sin éste el país va directo al estallido. El 82.4 por ciento de los ocupados formales e informales en el país obtiene un ingreso de cero a cinco salarios mínimos, de tal forma que con la decisión “consensuada” de patrones, “líderes obreros” y gobierno, alrededor de 36.7 millones de mexicanos obtuvieron un “incremento” en su ingreso de cero a 11.5 pesos diarios, en el mejor de los casos. ¿Así se “reactiva” la economía y se fortalece el poder adquisitivo? No. Así se promueve el estallido social.

Las rebanadas del pastel

Dice Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, que el mercado mexicano de las drogas “tiene un valor de 60 mil millones de dólares anuales”. Pues bien, 60 mil millones de billetes verdes no pueden esconderse bajo el colchón ni caben en el cochinito. ¿Quién los lava? ¿Quién protege a los lavadores? ¿Por qué no le han seguido la pista en lugar de echar pura bala?

Estalló ducto: 28 muertos
Opinión de Pepe Grillo

Estalló ducto: 28 muertos

El robo imparable de combustibles y productos de Pemex, provocó el estallido en un ducto en Puebla y mató a 28 personas.

No es la primera vez, y no será la última, desgraciadamente.

Porque son muchos los ladrones, los cómplices, los compradores y muy pocos quienes los combaten.

Y son más las autoridades y los “honestos vecinos” que ven el robo y conocen al ladrón y se hacen de la vista gorda.

Todos saben quienes son

En el gobierno de Fox, hubo estallidos de ductos en Veracruz, que se atribuyó el EPR.

Pemex tenía un sistema que detecta la baja de presión del ducto por fuga y permite cerrar el área y evitar robos.

Los ladrones aumentaron, la paraestatal debe incrementar sus sistemas de detección y de captura de ladrones.

Y motivar a vecinos de Texmelucan y otros pueblos, para que denuncien a ladrones y compradores, a quienes de seguro conocen.

En caravana, por protección

Una caravana de 300 mexicanos saldrá en 50 coches hoy de Laredo, Texas, y espera llegar a su destino.

En la frontera los espera el diputado Fernando Rocha, para ayudarlos, en caso de contratiempos.

Rocha podrá representarlos ante las autoridades para evitarles “pagos” que sólo ”cobran” malas autoridades.

El Ejército, los federales y los marineros deberán proteger esta intentona de mexicanos que vienen a ver a su familia.

Condominios al orden

Comisiones de la ALDF aprobaron la Ley Condominal que impone multas hasta de 50 mil pesos para quien no cumpla.

Se elegirá representante que llevará la difícil tarea de hacer cumplir la ley, o acusar al incumplido.

Quien vive en un condominio sabe que es imposible lograr la unanimidad… como en la ALDF que hoy votará la ley.

Otro que no obedece

Simpatizantes de Santiago Creel para el 2012, se preguntan si le deberán comprar un autobús.

El nombre del vehículo tendría que ser “El Senador Desobediente”.

Porque adelantó su campaña, Gustavo Madero tuvo que regañarlo.

De nada sirvió, Creel busca cualquier pretexto, como su cumpleaños, para convertirlo en mitin rumbo al 2012.

Como ocurrió en 2006 con “El Hijo Desobediente”.

Médicos piden seguridad

Dice el diputado del PRI, Antonio García, que muchos médicos y enfermeras piden cambio de adscripción.

Es que la inseguridad en ciudades conocidas es un buen argumento para pedir el cambio.

Como Chihuahua, Guerrero, Michoacán y Tamaulipas.

En bola a Michoacán

El PRD fue ayer a Michoacán a ofrecerle su apoyo a Leonel Godoy, por aquello de su hermano incómodo.

Firmaron La Declaración de Michoacán.

Después buscaron a Lázaro Cárdenas, para ofrecerle el liderazgo del PRD, “porque él puede lograr la unidad”.

Chucho Ortega, Carlos Navarrete, Alejandro Encinas, Hortensia Aragón, fueron en el grupo.