Astillero
Misteriosos Aparecedores
Precandidato automático
Purificación televisiva
¿Y Marisela, y San Martín, y…?

Julio Hernández López

Fue un arribo escenográfico de consecuencias previstas. Larga barba comprobante de los meses de obligado descuido estético, aunque el cabello no mostraba concordante crecimiento y desaliño; gran cobertura mediática, sobre todo televisiva, para difundir las primeras consideraciones de aquel a quien los reporteros preguntaban, sin respuesta, si buscaría o aceptaría ser candidato presidencial, y el clarísimo enfoque político del discurso del panista ya en libre circulación al que un pasaje de El Quijote parecía servirle de plataforma de lanzamiento hacia nuevos episodios políticos, específicamente la contienda presidencial de 2012.

Diego restituido, recuperado, reciclado. De los Misteriosos Desaparecedores a los misterios de la reaparición. La fraseología de izquierdismo simplista como telón ideal de fondo para adjudicar la ausencia física sietemesina a los peligros para México que constituyen quienes comparten ese manual básico de la inconformidad. Caricaturización de la disidencia, con injertos de posturas de López Obrador y Marcos, entre otros: del Nosotros los pobres y ustedes los ricos al análisis-denuncia parcial y elemental, enderezando las baterías contra izquierdistas y priístas y condenando al mártir del coyotaje de superlujo al paredón de las descalificaciones sumarias en comunicados cuya carga crítica fue arrasada en cuanto los poderosos medios televisivos decidieron purificar a Diego de su denso historial para convertirlo en héroe del momento, en síntesis de virtudes cívicas y ejemplo nacional de lucha contra los muchos males actuales, al extremo en Foro Tv, de Televisa, de proponer movimientos sociales de unidad nacional y firma de pactos sobre seguridad pública con el panista como eje convocante y figura inspiradora.

Diego sin evidencia de traumas posteriores al secuestro ni dificultades para subirse con agilidad al carrusel de la realidad política nacional que cambia con fuerza día a día. Claridad de análisis y contundencia declarativa apenas afectada por problemas de la garganta. Listo para seguir siendo el mismo y continuar en la lucha. Gracias a la Virgen y a Dios. Hombre de fe que perdona. Llamada telefónica con el ocupante de Los Pinos (que ayer pudo haber perdido la capacidad de instalar pieza propia hacia 2012). Ramo de rosas rojas del caballero nuevamente andante para llevarlo a la novia en auto por él conducido. Sus palabras repetidas una y otra vez en las televisoras de programación informativa continua. Entrevista especial con el titular de un programa de Radiofórmula, José Cárdenas, a quien aseguró que diría lo mismo que esa misma noche frente a Joaquín López Dóriga en el noticiario estelar de Televisa, entre otras cosas, que su desaparición física fue motivada por razones económicas, “pero también tuvo una marcadísima connotación política, supuestamente por cuestiones ideológicas”. Político con “tranquilidad de conciencia” porque siempre ha luchado “por mis ideales, siempre en Acción Nacional, siempre por México”, lo que no “vieron así” los Misteriosos Desaparecedores, pues “ellos me consideraron un enemigo de sus causas”.

Diego precandidato aun cuando él no lo quisiera y aun cuando ésa fuese una consecuencia no deseada por quienes prepararon su misteriosa desaparición. Es, ya, el paladín de la lucha de la sociedad mexicana contra la delincuencia desbordada. ¿Quién mejor que él para enfrentar con mano dura, discurso firme y experiencia propia lo que los mexicanos padecen hoy? Diego no es ni será más el litigante que se ha beneficiado del tráfico de influencias para ganarle millonarios pleitos al propio Estado, ni el personaje que desde el Senado o en los arreglos con Los Pinos salinistas fue montando una red de intereses en el Poder Judicial y en el aparato de procuración de justicia que acabó beneficiando a su propio bufete y a su propia cartera de clientes de elite que han saqueado al país desde sus trajes de etiqueta, sus cuellos blancos. Hoy, ya, Diego ha sido liberado de esas culpas gracias a la magia televisiva, al periodismo acrítico y convenenciero, a la desmemoria nacional y a los planes políticos que necesitan “estabilizar” las elecciones de 2012 mediante contendientes “confiables”, “civilizados”, que sean capaces de dejarse ganar unos comicios, como lo hizo Fernández de Cevallos frente a Ernesto Zedillo en 1994, o aceptar el amable arbitraje del Señor de las Cunas por él mecidas, el también liberado y reaparecido Carlos Salinas de Gortari a quien mucho alegraría jugar en la próxima contienda con cartas propias, cercanas, influenciables o negociables. ¿Qué tal un 2012 con el favorito Peña Nieto como apuesta principal, con Diego como opción secundaria que en dado caso sea capaz de “aceptar” desenlaces que le fueran desfavorables y con un Marcelo movido por el antiguo compañero de armas salinas, Manuel Camacho? Dieciseis años atrás fue el llamado “error de diciembre” y ayer, caprichoso como puede ser el calendario, Salinas podría haber celebrado su acierto de diciembre.

El espectáculo del nacimiento de un precandidato anunciado desplazó oportunamente cuando menos tres temas causantes de irritación y preocupación nacionales. Marisela Escobedo fue sepultada mediáticamente, flor periodística de unos cuantos días, asesinado uno de sus cuñados, incendiada la maderería de quien fue su pareja y necesitados de protección sus hijos a los que el Estado cuida con la misma contundencia retórica instantánea que a la madre denunciante y luego ejecutada. En San Martín Texmelucan los directivos de Petróleos Mexicanos pelean con la realidad para culpar a misteriosos saqueadores de provocar explosiones y eludir culpas oficiales. Y en Tamaulipas la escandalosa fuga de más de 150 presos es burocráticamente atenuada con la consignación de celadores. Y, mientras el sacerdote Alejandro Solalinde es amenazado en Ixtepec, Oaxaca, por mafias traficantes de migrantes y autoridades que son cómplices (en http://bit.ly/hxZffN puede leerse una entrevista con él), ¡hasta mañana, en este cierre de diciembre negro!

José Antonio Crespo
Denuncia y riesgo

El gobierno federal ha insistido siempre en que los ciudadanos denunciemos los delitos de los que seamos víctimas, así como movimientos sospechosos que pasen a nuestro alrededor y que podrían ser propios del crimen organizado. Recientemente, el secretario de Gobernación, Francisco Blake, recomendó que perdamos el miedo para hacer denuncias anónimas como ingrediente esencial de la estrategia contra el crimen y la inseguridad. Se puede coincidir con dicha afirmación; con denuncias públicas se podría avanzar significativamente contra la delincuencia organizada, o no.

Pero, a su vez, eso requiere de algo que no prevalece en nuestra sociedad: confianza en las instituciones públicas, policías, procuración de justicia, jueces y tribunales. No hay dicha confianza porque tales instituciones están profundamente corrompidas; son ineficaces, torpes, negligentes y altamente penetradas o cooptadas por el crimen organizado. Hacer una denuncia implica una elevada probabilidad de estar denunciando al criminal ante el propio criminal, poniéndonos de inmediato en riesgo. Y la denuncia anónima, que protege nuestra identidad, puede prestarse —como se ha prestado— no sólo a bromas, sino a tender trampas sobre policías y militares, con lo cual la eficacia de tales denuncias se reduce significativamente. ¿Y qué ciudadano quiere tomarse la molestia, o ponerse en riesgo —pese al anonimato— ante lo que será una medida tal vez ineficaz? Mejor seguir cada quien en lo suyo. En un país tan disfuncional como México, parece lo más racional.

La disfuncionalidad mexicana se refleja como fiel espejo en los casos de las activistas Isabel Miranda de Wallace y Marisela Escobedo, que corrieron con suerte diversa. Ante la ineficacia o desdén de policías y ministerios públicos, decidieron hacer una investigación particular para encontrar a los asesinos de sus respectivos hijos (Hugo y Rubí). En el caso de Hugo Wallace, había sido víctima de secuestro, cercenado después con una sierra eléctrica. No puede aún saberse con certeza si se trató de negligencia policial o colusión con los secuestradores; la banda de secuestradores era dirigida por un ex policía, César Freire. Una vez localizados los secuestradores, hubo de presionar a la policía —que prefirió hacerse guaje— para su captura. Después hubo de ejercer estrecha vigilancia sobre Ministerio Público y jueces, tan dignos de desconfianza como los propios secuestradores.

El caso de Marisela Escobedo es parecido, pero con desenlace más trágico; hubo de descubrir al asesino de su hija ante la ineficacia policial, que resultó ser el marido de la víctima, Sergio Barraza. Una vez aprehendido, Barraza se confesó culpable del horrendo crimen (pues descuartizó e incineró a su mujer). Es cierto que en el nuevo modelo de justicia, la confesión no basta como indicio determinante, pero la prueba de culpabilidad la dio el propio asesino: dijo dónde enterró los restos de su víctima. Con eso bastaba y sobraba para despejar dudas. Sin embargo, los jueces que lo juzgaron no lo consideraron así, provocando la reacción de la señora Escobedo, quien exigió la justicia que la “justicia” mexicana le denegó. Detectó el paradero del asesino en Fresnillo, Zacatecas, pero el gobierno de Chihuahua no actuó, alegando “vaguedad” en la información (buen pretexto para no hacer nada). La señora Escobedo protestaba frente al palacio de Gobierno de Chihuahua cuando fue asesinada justo ahí. Había recibido amenazas de muerte por los familiares de Barraza, lo que provocó que exclamara: “Si me van a asesinar, que sea frente al Palacio de Gobierno, para que les dé vergüenza”. Pero vergüenza es lo que menos les da. El gobierno había proporcionado una “protección discreta”, tan discreta que no sirvió de nada; murió la activista y escaparon los asesinos. Ahora el gobierno dice que procesará a los jueces que dejaron ir a Sergio Barraza. ¿Hubo de morir la señora Escobedo para ello? Sí. La pregunta inevitable es: ¿cómo ganar una guerra contra el crimen —organizado y no— con un sistema policial, ministerial y de justicia tan ineficaz y corrupto como el mexicano? La respuesta es obvia: no puede ganarse… aunque, en su obcecación, no quiera verlo Felipe Calderón.

Réquiem por Marisela
Epicentro
León Krauze

Este México no da tregua. Apenas unos días después de que Isabel Miranda de Wallace concluyera su lucha por llevar a la justicia a los responsables del secuestro y muerte de su hijo Hugo Alberto, el país nos regala una bofetada espeluznante. Si la señora Miranda encarna todo lo que es posible hacer, con valentía, suerte y ciertos recursos, desde la sociedad civil, Marisela Escobedo, la mujer asesinada la semana pasada al pie del Palacio de Gobierno de Chihuahua, representa el desamparo más absoluto.

La sucesión de errores y tragedias que desembocarían en la muerte de la señora Escobedo comenzó hace un par de años en el epicentro del drama mexicano: Juárez. Fue ahí donde Rubí Marisol, la joven hija de Marisela, se lio con un tipo propenso a la violencia doméstica llamado Sergio Barraza. Tuvieron una hija, Heidi. Un mal día, algo ocurrió y Barraza perdió el control. Mató a Rubí. Desesperado, sin hacer qué hacer con el cadáver, eligió profanarlo brutalmente. Descuartizó a su mujer, quemó los pedazos y arrojó lo que quedaba en una marranera, entre retazos de puerco. Después de no saber de su hija, Marisela se acercó a las autoridades. Contaba que la regañaron, le gritaron y le dijeron que se pusiera a repartir volantes. Humillada, eso hizo. Fue así como descubrió que Barraza había confesado su crimen a un grupo de amigos del barrio. Valiente, se dispuso a hallar a su yerno. Diez meses después lo encontró en Zacatecas, donde ya comenzaba una nueva vida. Barraza no tardó en confesar la atrocidad que había cometido. Dijo dónde estaba el cuerpo (“unos huesitos calcinados”, decía Marisela), explicó cómo hizo lo que hizo y se entregó a la autoridad. La señora Escobedo seguramente pensó que aquello sería el final de su batalla. Se equivocó: no contaba con la estulticia del Ministerio Público ni con el cinismo de los jueces en el flamante sistema oral de Chihuahua. Los errores técnicos en la investigación pesaron más que la confesión detalladísima de Barraza. De manera asombrosa, el asesino fue absuelto. Por unanimidad. El primer sorprendido debe haber sido el criminal, quien, durante el juicio, había pedido perdón, anticipando así su estancia en prisión: “Dios me ha dado la oportunidad de conocerlo dentro de un penal”. Los gritos de dolor de Marisela Escobedo en el momento de la absolución forman parte ya del registro de la calamidad mexicana.

Tras su liberación, Sergio Barraza escapó. Marisela Escobedo, por su parte, siguió peleando. Y consiguió que, en segunda instancia, su yerno fuera condenado a 50 años de cárcel. Pero era demasiado tarde. El asesino se había ido. Hay quien dice que se enroló con Los Zetas, que aprovechó el regalo de la (in)justicia mexicana para radicalizarse. En cualquier caso, la policía nunca pudo aprehenderlo. A pesar de que Marisela de nuevo consiguió localizarlo en Zacatecas, Barraza logró escapar saltando por las azoteas. La policía —torpe, inútil— le perdió el rastro. Marisela suplicó ayuda al gobierno chihuahuense. También buscó el apoyo del gobierno federal. Nadie, salvo algunos organismos internacionales, le hizo caso. Solía marchar por las calles con una foto de su hija sobre el pecho y el rostro maquillado como un payaso, con una lágrima negra descendiendo por la mejilla izquierda. En algún momento de este año, comenzaron a amenazarla. Ella pidió protección y se fue a montar una protesta afuera del Palacio de Gobierno de Chihuahua, a metros de las elegantes oficinas de la autoridad. Ahí sí le asignaron dos agentes, pero para evitar que pintarrajeara los monumentos históricos de la zona. La noche del jueves, un hombre se acercó a Marisela, la persiguió hasta los escalones de la sede del gobierno, y la mató de un balazo en la cabeza. Los brillantísimos sabuesos locales ya sospechan de la gente cercana al impune Sergio Barraza.

Víctima de la larga cadena de podredumbre que, en su peor expresión, es el sistema de supuesta impartición de justicia de este país, la señora Escobedo trató de enfrentarse al monstruo multifacético de la villanía que acecha México. Perdió. Y, con su derrota, perdemos todos.

Un mercado persa
Cancionero
Félix Cortés Camarillo

Cuando algunas mentes alertas advertimos sobre el hecho de que la presencia y acción del narcotráfico en México propiciaba un fenómeno de colombización de nuestro país, las buenas conciencias, especialmente las que anidan en el gobierno, pusieron el grito en el cielo y negaron siquiera la posibilidad remota de que eso ocurriera.

Cuando hace unos meses, en pleno centro de Ciudad Juárez, Chihuahua, se hizo estallar un auto lleno de explosivos nos dimos cuenta de que el diagnóstico se había quedado corto; nuestras calles ya no parecen de Medellín o Cali. Se asemejan más bien a las de Bagdad.

Zuazua es un pequeño poblado del norte de Nuevo León, que por su escaso desarrollo económico se ha convertido en ciudad dormitorio, proveedora de mano de obra para Monterrey. Tiene 90 mil habitantes y una fuerza policial de 45 personas que se reparten la “vigilancia” del orden en tres turnos de 15. Ni uno solo porta arma ninguna: no aprobaron las pruebas de confianza.

En este pueblo los malandrines hicieron estallar un carro bomba que, otra vez, se niega a decir su nombre y no tiene más objetivo real que mandar a la población el mensaje de que vivimos en una sociedad que se ha salido del control de la autoridad y de toda posibilidad de gobierno; el fenómeno se extiende por toda la frontera norte del país, con la singular excepción nunca explicada de Coahuila.

No se trata del simple pretexto de controlar las rutas del trasiego de drogas: siempre han estado ahí, dominadas por la corrupción rampante, y Zuazua no representa ni como mercado ni como lugar de paso nada importante.

Lo que sí es importante es el estado de Nuevo León y la persistente intención de hacerle ver como ingobernable e ingobernado. Su inscripción en la cuarta región militar a la que pertenece también Tamaulipas le da una importancia singular y requiere que el nuevo mando militar meta mano firme en el asunto, para que esto no parezca un mercado persa: la población civil así lo siente.

Ciudad Perdida
-El retorno de Diego Fernández
-Sobre advertencia no hay engaño
Miguel Ángel Velázquez

Diego secuestrado, Diego liberado, Diego… ¿candidato?

El panista pasea sus dichos por cámaras y micrófonos, pero pide que su caso no sea considerado por los medios más trascendente que otros, como el de Marisela Escobedo, asesinada por intentar que el crimen en contra de su hija no lo sepultara la impunidad. En pocas palabras: Fernández de Cevallos se reinserta en la política, como si nada hubiera pasado, como si empezara su campaña.

Diego Fernández está fuerte, así se describió en el noticiario radiofónico de José Cárdenas, y advirtió que su desaparición tiene un contendido económico –se pidió dinero por su liberación–, pero asegura que debe inscribirse en el renglón de lo político: “marcadísima connotación política”. Y se dice listo para hacer lo que siempre ha hecho: política.

Podrá sonar a locura, pero es cosa de mirar de cerca el tablero de lo político en el país, sobre todo en el PAN. Hasta el momento no se puede decir que en ese partido exista un nombre que lo salve de perder la elección presidencial. Los perfiles de quienes pretenden contender si bien se hallan dentro de lo que ese organismo puede ofertar, no logran salvar el gran desprestigio que carga el PAN en los dos gobiernos que han llevado las riendas de México.

Hoy todo indicaría que Fernández de Cevallos rebasaría con creces a los panistas que hasta ahora se han apuntado como presuntos candidatos. Diego representa la mano dura que supondría el alivio al desorden y violencia que han propiciado los gobiernos azules. También se convertiría en víctima de lo que se tiene que combatir, es decir, queriendo o sin querer, eso se verá después, Fernández de Cevallos está inscrito en la carrera para 2012.

Él ya lo prometió, seguirá haciendo lo que sabe. Es más, asegura que continuará en su lucha por México. ¡Qué barbaridad!
De pasadita

Un compacto grupo de perredistas, encabezados por Armando Quintero, visitó ayer por la tarde al ingeniero Cuahutémoc Cárdenas en sus oficinas de la Fundación para la Democracia. Fue una reunión necesaria para intercambiar puntos de vista rumbo a los cambios que vienen en el PRD.

No se trató, por tanto, de una visita de cortesía, y eso estaba entendido por unos y otros. Para los visitantes era muy importante dejar en claro que desde la militancia perredista se quiere, y se requiere, una candidatura que represente los intereses de la izquierda, sin ningún tipo de mezcla.

De esa forma se busca señalar el rechazo, para empezar, de cualquier tipo de alianzas que desdibujara el camino que se inició, precisamente con el gobierno del Cárdenas en el Distrito Federal. Hasta donde se sabe hubo señales importantes de uno y otro lados. Señales que esbozan horizontes, pero que requieren cambios profundos en el organismo.

Curiosamente, ayer mismo arribó a la ciudad Lázaro Cárdenas, hijo de Cuauhtémoc, el candidato más viable para sustituir a Jesús Ortega en la presidencia del PRD. Lázaro ha estado intermitentemente en el Distrito Federal debido a los estudios que realiza en la ciudad de Washington, según nos cuentan.

Dentro y fuera del PRD se mira a Lázaro como quien debe encabezar a ese partido rumbo a 2012, pero lo curioso, o lo malo, del asunto es que, según nos cuentan, nadie se ha atrevido a hablar en serio con el michoacano para fijar los compromisos que requiere un puesto como ése, sobre todo en una circunstancia como la que atraviesa ese partido.

Por lo pronto, de la reunión de ayer entre Cuahutémoc Cárdenas y buena parte de la militancia se tendrán importantes noticias en breve, y es muy posible que de esa misma reunión salgan los trazos importantes para que el PRD tenga un presidente de izquierda ¿Será posible?

Este año
El rescate de los mineros chilenos causó una especie de hipnosis colectiva. El mundo entero lo siguió pegado a la televisión.
JUEGOS DE PODER
EXCELSIOR
Leo Zuckermann

Este año comenzó con la perspectiva de que el PRI ganaría 12 de las 12 gubernaturas que estarían en juego. Naturalmente, los priistas querían seguir ganando y acumulando fichas para llegar fuertes a la elección presidencial de 2012. Panistas y perredistas sabían que tenían que parar al PRI de alguna manera. De ahí que el grupo calderonista dentro del PAN y las facciones comandadas por Jesús Ortega y Marcelo Ebrard en el PRD hayan decidido implementar una estrategia muy arriesgada: la alianza electoral entre dos partidos ideológicamente antagónicos y supuestamente peleados a muerte después de 2006. El PAN y el PRD juntaron sus fichas y lanzaron una estrategia conjunta en cinco estados. Fueron muy criticados. Incluso dentro de su respectivo partido. Pero las alianzas funcionaron. Ganaron, por un margen cómodo, en Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Se quedaron muy cerca de hacerlo en Durango e Hidalgo. Los aliancistas inmediatamente anunciaron que la estrategia continúa, sobre todo en la elección de gobernador en el Estado de México en 2011.

Este año la mayoría del electorado de California rechazó la Propuesta 19 que legalizaría la mariguana para fines recreativos en el estado más poblado de Estados Unidos. Fue una lástima para todos aquellos que pensamos que las drogas deben legalizarse para combatirlas como un problema de salud pública y no de seguridad pública. Sin embargo, diversos datos demuestran que el tema de la legalización ha llegado para quedarse. Los vientos soplan a favor de revertir la política prohibicionista, por lo menos de la mariguana.

Este año los priistas volvieron a hacerse bolas con el tema del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Los diputados del PRI anunciaron que reducirían la tasa del IVA de 16 a 15 por ciento. Pero esta postura, más que ser una estrategia pensada y consensuada dentro del partido, se trató de un arrebato de los legisladores priistas enchilados por lo que consideraron como una traición del gobierno panista al haberse aliado con los perredistas en las elecciones de diversos estados. La propuesta de disminuir el IVA dividió al partido. Los gobernadores se opusieron. Al final, el PRI reculó: la tasa de este impuesto no bajó.

Este año el rescate de los mineros chilenos causó una especie de hipnosis colectiva. El mundo entero lo siguió pegado a la televisión. Cientos de periodistas del mundo entero viajaron a cubrir la noticia a Chile. El heroico rescate de 33 hombres que se encontraban a casi 700 metros de profundidad (aproximadamente tres veces la altura de la Torre Latinoamericana) despertó un gran interés de la opinión pública mundial.

Este año los partidos volvieron a apostarle a la memoria corta de la gente. Prometieron lo que en el pasado habían incumplido. Me refiero a la elección de los consejeros electorales del Instituto Federal Electoral (IFE). Los diputados dieron su palabra de que evitarían “un reparto de cuotas entre el PRI, el PAN y el PRD” de los tres consejeros del IFE que debían nombrar. Pero fue este reparto, por cuotas, el que atoró la designación que debió quedar lista para el primero de noviembre. Las tres principales fuerzas políticas no se pusieron de acuerdo. Termina el año y el IFE no tiene tres de sus nueve consejeros. Igualito que en 2008 cuando los diputados incumplieron con el plazo fijado por la Constitución.
Este año la Federación Internacional de Futbol Asociación, mejor conocida como la FIFA, organizó otra Copa del Mundo exitosa, ahora en Sudáfrica, la primera vez que se realiza este evento en el continente africano. Diversos países, incluido México, se paralizaron algunos días para ver los partidos de su respectiva selección. Al final, en un acto de suma justicia, la Selección Española de Futbol se quedó con la Copa. Y México sin pasar de nuevo al famoso quinto partido.
Este año causó polémica el caso jurídico del incendio de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora. De acuerdo al ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Arturo Zaldívar, encargado de la investigación que hizo el máximo órgano judicial por posibles violaciones graves de los derechos humanos, los responsables del incendio eran el director actual del IMSS, su antecesor y actual secretario de Comunicaciones y Transportes, el ex gobernador de Sonora y el ex presidente municipal de Hermosillo, entre otros. Zaldívar puso sobre la mesa de discusión el papel de la responsabilidad política de los servidores públicos en un incidente mayor, en este caso la muerte de 49 niños. Por primera vez en la historia del país, se responsabilizaba de violaciones graves a los derechos humanos a funcionarios de primer nivel. Sin embargo, por desgracia, el pleno de la SCJN rechazó el proyecto de sentencia de Zaldívar.

Este año un terremoto azotó Haití, el país más pobre de América. La nación caribeña quedó en ruinas. Hubo miles de muertos, heridos y desamparados. El caos se apoderó de este país. Tuvieron que ir las fuerzas militares de la ONU y de Estados Unidos a recuperar el orden y la cordura. Sin embargo, la situación caótica continúa. El año termina con una grave epidemia de cólera en la isla.

Este año celebramos en México el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. El 15 de Septiembre el gobierno organizó una fiesta divertida y memorable. Además, por fortuna, no hubo incidente alguno ni aparecieron grupos políticos dispuestos a aprovechar las efemérides para lanzar una campaña de insurrección, como muchos lo temían.

Este año está terminando con todas estas historias y más, como la valiente lucha de Guillermo Fariñas en Cuba o el secuestro de Diego Fernández de Cevallos en nuestro país. Por lo pronto, este columnista tomará un par de semanas de vacaciones de tal suerte que Juegos de Poder volverá a aparecer hasta el martes 4 de enero. A todos los lectores, les deseo un magnífico 2011

2011: un año mejor
Jorge Fernández Menéndez
EXCELSIOR
Razones

La inseguridad sigue siendo un elemento difícil de disociar de nuestra realidad cotidiana, pero ella no sólo está marcada por aquélla. En estos brindis de fin de año, me ha llamado la atención que algunos empresarios muy importantes hayan manifestado su confianza, refrendada en decisiones de inversión, de que 2011, a pesar de todos sus pesares, será un buen año para los negocios y la economía. No deja de ser importante porque en muy buena medida de ellos dependerán la generación de empleos, el crecimiento y la mejora de la calidad de vida de buena parte de la población.

Creo que 2011 en este sentido será un  buen año: la estabilidad macroeconómica puede servir como cimiento para recuperar los índices de crecimiento derribados por la crisis, pero la crisis demostró, lo hizo con muchos empresarios y trabajadores, que pese a los costos enormes implicados, México pudo mantenerse ajeno a conflictos como los que sacuden a países como Grecia o Irlanda o incluso los que amenazan a Portugal, España e Italia.

Y esa perspectiva para el año próximo trasciende a las autoridades, locales o federales. Se puede estar o no de acuerdo con ellas, se puede confiar o no en el sistema político o en el de partidos, se puede saber que no habrá demasiada estabilidad política porque 2011 será un año de elecciones locales y de preparación para las federales del siguiente, pero existen bases para pensar que las cosas pueden mejorar aunque no haya, que no las habrá, reformas estructurales importantes (ni siquiera menores).

En ese sentido, debemos regresar al tema de la seguridad. A diferencia de una amplia mayoría, creo que hacia mediados del año próximo disminuirán los índices de violencia en el país. Los golpes que han recibido los cárteles a lo largo del año (a partir de la caída de Arturo Beltrán Leyva ocurrida hace exactamente 12 meses), el terrible desgaste al que los somete la guerra intestina, incluso la salida de algunas reformas tan rezagadas como la del mando único, la de la Ley Antisecuestros o la de las penas a menores, tendrán que ir acotando la violencia. El grado al que ha llegado la misma es cada día menos manejable, incluso para los grupos criminales, varios de ellos seriamente debilitados. Hoy estamos viendo que, en algunos lugares del país, azotados hace relativamente poco por la violencia, como Tijuana y todo indica que también en Monterrey, las cosas comienzan a tomar un curso de cierta normalidad. La violencia se ha concentrado en Ciudad Juárez (mientras parece disminuir en el resto de Chihuahua), en Michoacán, particularmente en la Tierra Caliente, y en Tamaulipas, sobre todo en la franja fronteriza que sigue siendo un territorio muy marcado por la lucha de cárteles. Es preocupante que comiencen a encenderse focos rojos en Quintana Roo (en realidad encendidos desde tiempo atrás, pero todo el mundo los ignoró) y existe un peligro real de ampliación de la violencia en estados como Zacatecas. Pero, incluso así, en el contexto global, se puede pensar que hay condiciones como para tener, en el segundo semestre de 2012, una disminución perceptible de la violencia. Ello es imprescindible para llegar a la elección presidencial en un marco de relativa paz.

Y en este sentido tampoco creo que 2011 sea un año caótico en términos políticos. Las cartas están ya echadas: sucesos como las alianzas PAN-PRD que permitieron en 2010 derrotas del PRI en Oaxaca, Sinaloa y Puebla, ya están descontadas (como se diría en el argot financiero) y los partidos, todos, saben qué límites tienen esas alianzas y cuándo y cómo se les puede, o no, contrarrestar.

Si hace un año, la realización de una alianza PRD-PAN en el Estado de México ocasionó una verdadera crisis con todo tipo de negociaciones, hoy ese tema ya es conflictivo sólo dentro del PRD, por el abierto enfrentamiento entre Marcelo Ebrard y López Obrador al respecto. Será difícil la elección de Guerrero, por la presencia de grupos armados y del narcotráfico,  la división de las fuerzas políticas, esa inexplicable alianza de la izquierda con los grupos caciquiles de la entidad, por conducto de Ángel Heladio Aguirre, pero fuera de ese estado, y pese a lo estratégica que resulta la elección mexiquense, difícilmente nos amaneceremos con un panorama impredecible.

No se trata, insistimos, de confiar en gobiernos, congresos o clase política, sino de observar la situación y se verá, si se hace con objetividad, que el año que nace podrá ser mejor, en muchos terrenos, que los últimos dos. Y eso nos debe otorgar alguna leve esperanza navideña.
***
Para nosotros también concluye 2010, un año de enormes transformaciones personales, difícil como pocos. Hay que juntar fuerzas para el que viene, pues será por lo menos intenso. Nos encontraremos en estas páginas el lunes 10 de enero. A todos y todas un abrazo, muchas felicidades y muchas gracias por acompañarnos.

Pedro Ferriz XV
El pasado martes recibí un impacto en mi vida. Tuve ante mí a un nuevo y digno heredero de mi nombre. De ojos de “aguacero”, frente amplia, tez rosada y un corazón palpitante…
EXCELSIOR

EL BÚHO NO A MUERTO

Pedro Ferriz 

El paso del tiempo es tan sabio, que paulatinamente te dispensa las llaves que abren los misterios del futuro. Los eventos de mañana están cubiertos por la niebla. Podemos atisbar su presencia, pero no definir la contundencia de su realidad. Así que entendí, que algún día estaría ante la presencia del heredero, del heredero de mi linaje… como orgulloso de un nombre que he ostentado en el décimo tercer escalón al llamarme Pedro y apellidarme Ferriz. Mi abuelo Pedro Ferriz Monroy, estudioso de todo, en algún tramo de su vida se dedicó a revisar qué tan atrás en el tiempo se  había dado la cadena de Pedros en nuestra familia. Llegó hasta mediados del siglo XIII a un Pedro María Ferriz, a la sazón, Obispo de Aragón. (He de decir que en esos tiempos, no había el celibato en la iglesia). Según mi abuelo, ese fue el primer Pedro Ferriz del que tuvo registro.

Pienso que el nombre de una persona, no se lleva… sino se ostenta por la vida. Uno ha de ser orgulloso, no sólo de quien eres, sino de lo que representas. Acabar siendo un sinónimo de algo, es un desenlace personal y para el caso, de una suma que lleva el mismo nombre.

El pasado martes recibí un impacto en mi vida. Tuve ante mí, a un nuevo Pedro Ferriz. De recia personalidad —no obstante sus pocas horas de nacido— Pedro Ferriz Sotelo Regil es el digno heredero de mi nombre. De ojos de “aguacero”, frente amplia, tez rosada y un corazón palpitante, Pedro se presentó ante la vida. Le puse cerca un dedo, que asió presto con su manita. Su respiración precipitada y el jalón constante de sus pulmones, marcaban sus costillas. Estaba dando la lucha por vivir en este mundo. Cada respiro era una muestra de su determinación por no sucumbir. Y no obstante su esfuerzo, de forma contundente me dijo en el contacto con mi piel, que viene dispuesto a dar muchas batallas. Esfuerzos por hacer de su mundo un mejor recinto. Respetar a hombres y mujeres de buena voluntad. Vengo a luchar —me dijo— contra el mal y quienes lo representan. Daré la pelea por todo lo que es vida. Por plantas y animales. Mares y nubes. Por el amor a lo animado. La nueva ciencia y las artes. Llegué para apreciar la música y el desarrollo del hombre. La sensibilidad e inteligencia. Me inquieta lo que veré —me transmitía—. La conquista del espacio. De la enfermedad y el clima. Ansío conocer las sorpresas del final de este siglo y el primer tercio del XXII. Suena fuerte, pero viviré muchos e insospechados eventos. Reacomodos en la sociedad y las iglesias. Mi nieto es guerrero del futuro. Caballero de una mesa redonda y global.

No sé en qué consista ni donde habita la nobleza de las personas. Ignoro el espacio que aloja a la dignidad, honradez y perseverancia. Enigmático el pensar los factores que hacen a unos ganadores y a otros perdedores en el mundo. Cómo comprender —con un solo contacto— que mi dedo era rodeado por la manita de un futuro triunfador.
Parte de lo que te hace en la vida lo traes. Hay otras cosas que se te van pegando con ejemplo y circunstancia. Mi nieto lo tendrá todo. La sabiduría de su bisabuelo. Mis ideales e intenciones y el empuje de su padre —mi hijo— un Pedro que llena el vaso de mi orgullo. Pedro Ferriz XV es un trozo de vida. Expresión —para mí— que Dios existe. Magia que enlaza al tiempo, materia y espacio para alojar el alma vieja de un viajero de generaciones y lo mejor que la vida puede regalar: la reciedad de carácter de un hijo del Universo, de las estrellas… del sol. Una nueva vida que me da la certeza de que cuando muera… no moriré. Gracias, Pedro… gracias que llegaste a darlo todo por esta Tierra. ¡Cuna de un mundo que seguro, harás mejor!

Opinión de
Pepe Grillo
Diego regresó: “Estoy fuerte”

Diego Fernández de Cevallos regresó ayer a su casa, a su familia, a sus amigos.

Levanta el ánimo alicaído de los mexicanos el retorno de Diego después de siete meses con la amenaza de morir cada hora.

El Jefe está de vuelta para regocijo de quienes lo conocemos hace años en la tenaz defensa de sus ideales.

Fueron más de 200 días de mantenerse fuerte, de luchar para que las cosas salieran bien, dice.

Y salieron bien por su fortaleza.

 Sin cabida para la impunidad

Diego sobrevivió a lo peor, ahora el gobierno tiene la ineludible obligación de ir tras los autores, de presentar a los culpables.

El Gobierno tiene información privilegiada para perseguirlos.

Exigimos de manera firme a la autoridad, porque está obligada, a dar resultados.

Debe hacerlo contra estos grupos que no están escondidos, y a los que no se debe permitir que sigan actuando contra la sociedad.

El Gobierno no tiene excusa para dar cabida a la impunidad.

 Diego: Viviré sin miedos

Contra los malos augurios y las “noticias” malintencionadas, el Diego que se llevaron, es el mismo que regresó.

“Estoy fuerte”, dijo al llegar, y que su vida seguirá siendo la misma, y que ya perdonó a sus plagiarios.

Lo veremos recuperar sus espacios, que no hay otros que los ocupen, aún después de los siete meses que muchos no soportarían.

A quienes lo tratamos a lo largo de varios lustros dio gusto escucharlo: “Viviré sin miedos, cobardías o arrogancias”.

 Hay “cárteles de ordeñadores”

Desde 2004 la ordeña de ductos de Pemex que transportan combustibles se ha multiplicado.

La paraestal tiene 60 mil kilómetros de tuberías en todo el país y es difícil vigilarlas.

El sistema SCADA, que permite notar la baja de la presión en el ducto, ya no parece suficiente.

Pemex debe tener más tecnología, equipo y personal, y promover la denuncia en pueblos donde todos saben quiénes son.

Josefina ¿para el 2012?

Gustavo Madero examina posibles candidatos del PAN para el 2012.

La semana pasada habló largo con Santiago Creel y ayer comió en el hotel Presidente con Josefina Vázquez Mota.

Gustavo y Josefina se conocen hace mucho, han trabajado juntos en temas del partido y se les vio contentos y amigables.

¿Estará calificando ya Madero?

Herrera le ganó otra a Nava.

El Instituto Federal Electoral rechazó el procedimiento especial que sancionaría al ex gobernador por decirle “delincuente” a Nava.

Herrera lo hizo cuando Nava le pegaba duro al PRI en Veracruz.

El IFE dijo que sólo fue “una crítica dura”.

No hay acuerdo

Camacho pide que el PRD tenga candidato a gobernador del Estado de México el 15 de enero.

Chucho Ortega dice que en febrero.

Dicen que quiere tiempo para convencer a Alejandro Encinas de aceptar la candidatura.

Y que Encinas está “a punto de caer”.

Diego y la ‘guerrilla patito’
INTINERARIO POLITICO
EXCELSIOR
Ricardo Alemán.

Si partimos de un análisis elemental de los comunicados de los “misteriosos desaparecedores” que secuestraron a Diego Fernández de Cevallos, podemos concluir que se trata de una “guerrilla patito”.

Es decir, que por ningún lado aparecen elementos sólidos y menos argumentos consistentes con una ideología o doctrina guerrillera, que permita entender que los “guerrilleros” recurren al secuestro como parte de una estrategia de lucha que busca reivindicar causas populares o que se convierte en instrumento táctico.

En cambio, los tres o cuatro comunicados —porque luego de la tercia de mensajes apareció un supuesto cuarto mensaje, contradictorio con los tres anteriores— son una buena colección de lugares comunes, odio social, rencor clasista, muy deficiente análisis de la realidad nacional y, sobre todo, una contundente muestra de la profunda confusión ideológica del grupo “guerrillero”. Se podría simplificar su mensaje en la lucha de buenos contra malos, pobres contra ricos, desamparados contra potentados.

Sin embargo, y al contrario de la confusión doctrinaria, está claro que los “misteriosos desaparecedores” —hasta en el mote carecen de imaginación— son un grupo de profesionales del secuestro. Más aún, según especialistas del secuestro político, resultan sorprendentes las coincidencias del rapto de Diego Fernández de Cevallos con otras privaciones ilegales de la libertad —de alto impacto— cometidas en años recientes.

Por eso, es posible suponer que “los misteriosos desaparecedores” son un grupo de ex guerrilleros que dejaron atrás la vena romántica y la reivindicación social —que ya no son más que una pantalla engañabobos—, para justificar la práctica vulgar del secuestro por dinero, que de tanto en tanto les deja a ese puñado de criminales carretadas para vivir por un tiempo del sueño guerrillero, si no es que igual que sus odiados ricos.

¿Cuántos secuestros han realizado en una década; cuánto dinero les ha reportado? ¿Y dónde están las células guerrilleras fundadas con ese dinero? El dinero serviría para formar y financiar cuadros. ¿Dónde están esos cuadros? Ni por sus acciones se les conoce.

Pero, además, llama la atención el tufo dizque antiderechista y anticlerical de los comunicados, lo que contradice una de las líneas de investigación de la red de complicidades en el secuestro de Fernández de Cevallos y de otros notables también raptados por ese grupo o por un desprendimiento del mismo. Sí, resulta que están bien identificados nexos de sectores católicos del centro del país con el grupo guerrillero. Más aún, la comunicación con las familias de secuestradores ha contado con “la bendición” católica.

¿Hasta dónde están implicados sectores de la jerarquía católica..? Esa línea de investigación lleva a otra punta de la madeja. Detrás del o los secuestros estarían patronos de causas sociales, presuntamente vinculados con apostolados en regiones de extrema miseria. El problema es que tampoco han aparecido los supuestos beneficiarios de esas causas nobles.

Por lo pronto, al momento mismo que se supo de la liberación del Jefe Diego se confirmó —y el presidente Calderón hizo la confirmación— que la autoridad federal nunca dejó de investigar lo que había detrás del secuestro de Fernández de Cevallos. En realidad, las instituciones federales se movieron en el más bajo perfil posible, para preservar la vida del secuestrado, pero nunca dejaron de estar cerca de la familia y detrás de los secuestradores.

Por eso, no debía sorprender a nadie que muy pronto se tengan noticias sobre los autores del plagio. Y es que el más interesado en que se haga justicia y se detenga a los captores de Fernández de Cevallos es el gobierno de Felipe Calderón. ¿Por qué? Porque a pocos agradó que la autoridad reculara, que no se informara y que, al final, se dejara la imagen de que se pactó con los criminales.

Más aún, en las redes sociales se generalizó el despropósito de que no hubo secuestro, sino una simulación para preparar a un candidato presidencial. Una locura que, si no es atajada, será pasto para los malquerientes de Diego y del gobierno de Calderón. Pero, además, si se llega a los secuestradores, entonces el alegato será por “los otros Diego”, porque el gobierno no hace todo por los secuestrados de a pie, por los que no tienen fama o poder. En todo caso, es obligación del gobierno actuar.

EN EL CAMINO.
El 14 de diciembre dijimos que Diego sería liberado y que pasaría la Navidad en su casa. Sería mezquino no felicitar a Diego