“Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este dÃa nada se puede prestarâ€.
Prestar dinero o cualquier cosa el 28 de diciembre es algo que la tradición prohÃbe, pues quien lo hace puede ser vÃctima de una “inocentadaâ€, que consiste en que nunca le es devuelto lo prestado y, en el mejor de los casos, únicamente recibe a cambio una canastita de dulces acompañada por los también famosos versos
“Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este dÃa nada se puede prestarâ€.
Esta celebración popular que precede a la Navidad, se remonta a los inicios del cristianismo. Según la tradición, el Rey Herodes, en su afán de terminar con el MesÃas prometido, ordenó a su ejército asesinar a todos los niños menores de dos años de Belén y sus alrededores. Al propagarse la nueva religión, la naciente iglesia católica retomó esta fecha como un dÃa de luto y duelo.
Siglos más tarde y ya en plena la Edad Media, en algunos sitios de Europa se festejaba la “Fiesta de los locos†entre la Navidad y el año nuevo, por lo que la iglesia católica decidió anteponer la celebración de los Santos Inocentes en un intento de terminar con este rito pagano celebrado ruidosamente durante varios dÃas.
Con el tiempo, el DÃa de los Inocentes se transformó en una celebración popular que se distingue por jugar bromas inocentes, engaños o “inocentadasâ€. La broma más común y que para fortuna de muchos está den desuso consiste en pedir dinero prestado o toda clase de objetos, con la certeza de que quien cae en el engaño se olvide de recuperar lo cedido de buena voluntad.
En años recientes los medios de comunicación, principalmente los periódicos, han asumido la costumbre de publicar en sus primeras planas noticias inventadas que al estar hábilmente redactadas atraer de inmediato la atención del lector. Otras bromas comunes consisten en sustituir el azúcar por sal, adelantar la hora de los relojes, dar noticias inverosÃmiles o exageradas, e incluso anunciar un embarazo, si bien en algunos casos también se corre el riesgo de ser vÃctima de bromas de mal gusto.