Con el espectáculo escénico `Voces de mujer en la obra de José Saramago`, la víspera se rindió homenaje, en el Palacio de Bellas Artes, al Premio Nobel de Literatura 1998 por ser un humanista, escritor y hombre comprometido, quien mostró preocupación por el México más vulnerado.

Con la asistencia de Consuelo Sáizar, presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), y Teresa Vicencio Alvarez, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el homenaje contó con la participación de Pilar del Río, viuda del autor de `Tierra de pecado`.

`Voces de mujer en la obra de José Saramago` fue llevado a la escena por siete mujeres destacadas, encabezadas por Del Río. Fue un homenaje escénico en el que se escuchó la voz del autor a través de los personajes femeninos de sus novelas, mujeres con frecuencia discretas y casi siempre nada enfáticas.

Esas mujeres, que frente a la adversidad se engrandecen hasta convertirse en figuras excepcionales, humildes, leales, generosas y auténticas son en quienes se depositan los méritos que más valoraba José Saramago, representando, en su conjunto, una humanidad deseada, por el Nobel y por las mayorías.

Sobre el sobrio escenario del recinto cultural más importante del país, se leyeron fragmentos de tres de las novelas publicadas por José Saramago, `Ensayo sobre la ceguera`, `Memorial del convento` y `Las intermitencias de la muerte`, junto con un extraordinario texto inédito sobre María Magdalena.

Pilar del Río, esposa y traductora al español de José Saramago, estuvo acompañada en el escenario por la actriz y activista social Ofelia Medina, así como por la periodista y activista de derechos humanos, Lydia Cacho.

También tomaron parte la soprano mexicana Lourdes Ambriz; la cantante de rock Ely Guerra y las galardonadas actrices de teatro y cine Irene Azuela y Clarissa Malheiros, todas ellas con la dirección de Antonio Castro, la elegante escenógrafa Mónica Raya y el diseño de iluminación de Víctor Zapatero.

Cabe recordar que José Saramago (1922-2010) fue un hombre comprometido, humanista, quien se preocupó por el México más vulnerable. En marzo de 1988 estuvo en este país, antes de ser galardonado con el Premio Nobel, dispuesto a visitar Chiapas y expresar su apoyo a los indígenas y rebeldes zapatistas.

Después de esa visita el novelista escribió: `De Chiapas me llevo no sólo el recuerdo, me llevo la palabra misma… Chiapas… La palabra Chiapas no faltará ni un solo día de mi vida. Sí tenemos conciencia pero no la usamos para acercarnos al sufrimiento ¿de qué nos sirve la conciencia? Volveré a Chiapas, volveré`.

El 2 de marzo de 2001 el escritor portugués presentó, ante 4 mil personas, la mayor parte jóvenes, su novela `La caverna`. Ahí dijo: `Si alguna vez llego a escribir una autobiografía destacaría dos fechas: 1998, cuando recibí el Premio Nobel de Literatura y 2001, por el encuentro en el zócalo de la Ciudad de México`.

Por otro lado, se recordó que Antonio Castro dirigió a José Saramago y Gael García en el espectáculo `Las intermitencias de la muerte`, presentado en 2006 en el Teatro Diana de Guadalajara, durante la Feria Internacional del Libro. Un montaje sencillo, que por eso mismo se grabó en la mente de todos.

Un fondo rojo, dos sillones, cuatro lámparas que rotaban según la llegada del actor y la violonchelista Jimena Giménez Cacho, representando la metáfora de la muerte que camina entre Bernal y Saramago, se ganaron un prolongado aplauso del público.(Agencias)