Nunca la democracia es un parto sencillo. Siria se ha librado del dictador pero no vienen meses fáciles para este país geográficamente ubicado en un cuadrángulo estratégico: comparte fronteras con Turquía al norte; con Irak al este; con Jordania al sur e Israel y con Líbano al suroeste.
Siria es la puerta de entrada entre el mundo árabe y euroasia. Y es parte del Levante, una región históricamente disputada, rica en recursos, cultura y valor estratégico. El Levante conecta el Mediterráneo con el interior de Arabia, ofreciendo rutas para el comercio y las campañas militares. El control de esta región ha sido un objetivo recurrente para los imperios a lo largo de la historia, desde los asirios hasta los otomanos.
A esta Siria despedazada, hecha añicos tras una larga guerra civil y un régimen que oprimió asesinando a todo el que podía, le aguarda que se la disputen como perros hambrientos los kurdos, los turcos, los israelíes, los norteamericanos, los rusos y los yihadistas del Estado Islámico.
A eso hay que añadir la grave situación económica interna. El pueblo espera deseoso cambios visibles y rápidos en su alicaida economía. Para mejorar la situación, Siria necesitará inversiones, recuperar la confianza en su economía y reconstruir el tejido socioeconómico.
El Banco Mundial en su Monitor Económico de Siria Primavera 2024: Conflicto, Crisis y el Colapso del Bienestar de los Hogares examina las características clave de la política macroeconómica de Siria y las sitúa en el contexto del conflicto en curso en el país y en la región en general.
Se prevé que el PIB real se contraiga 1.5% en 2024. A partir de 2022, la pobreza afecta al 69% de la población y la pobreza extrema afecta al 27% aunque hay zonas mucho más afectadas.
“Más de una década de conflicto, agravada por conmociones externas, han empeorado aún más la grave situación económica de Siria en 2023 y han provocado un drástico deterioro del bienestar de los hogares sirios”, de acuerdo con el organismo internacional.
A pesar de un repunte de la producción agrícola debido a la mejora de las condiciones meteorológicas en 2023, el conflicto ha afectado gravemente al sector agrícola, con el desplazamiento masivo de agricultores y los grandes daños en las infraestructuras y los sistemas de riego, lo que ha provocado una disminución del rendimiento de los cultivos.
“Las perturbaciones relacionadas con los conflictos también han afectado gravemente al comercio exterior. El colapso de la producción industrial y agrícola nacional aumentó la dependencia de Siria de las importaciones”, indica el Banco Mundial.
Además, los problemas son profundos en otros ámbitos: el año pasado, la libra siria se depreció 141% frente al dólar mientras la inflación aumentó 93 por ciento.
Según el informe, la pobreza en Siria tiene una fuerte connotación espacial. Más del 50% de las personas en situación de pobreza extrema viven en solo tres provincias (Alepo, Hama y Deir-ez-Zor), y las poblaciones del noreste del país muestran la mayor incidencia de pobreza. Los hogares encabezados por mujeres y los desplazados internos son los que corren el mayor riesgo de caer en la pobreza.
A COLACIÓN
Todo el mundo se pregunta quién es Mohammed al-Bashir, el primer ministro interino. De acuerdo con el New York Times se trata un graduado en ingeniería eléctrica que había estado administrando una franja de territorio controlado por los rebeldes en el noroeste de Siria antes de que se le encomendara la tarea de encabezar el gobierno interino.
El nombramiento de al-Bashir como primer ministro interino fue confirmado luego de que la alianza rebelde islamista conocida como Hayat Tahrir al-Sham derrocó al régimen de Bashar al-Assad. Se espera que al-Bashir, quien anteriormente administró el gobierno liderado por Hayat Tahrir al-Sham en la provincia de Idlib, lidere hasta el 1 de marzo de 2025.
El nuevo primer ministro interino está enviando mensajes de paz y de concordia al resto del mundo señalando que “no hay nada que temer” y que los sirios solo quieren reconstruir y vivir en paz.
“Queremos mantener la seguridad, mantener la estabilidad de las instituciones y garantizar que el Estado no se desintegre y facilitar que la gente pueda volver a su país”, de acuerdo con un comunicado enviado a la prensa.
Lo que sabe a través de la web es que al-Bashir nació en 1983 en Jabal al-Zawiya, provincia de Idlib y se licenció en ingeniería eléctrica en la Universidad de Alepo en 2007 y en los años siguientes obtuvo calificaciones adicionales en inglés, planificación administrativa y gestión de proyectos. Y, en 2021, también se licenció en Sharia y derecho en la Universidad de Idlib